El tratamiento del varicela, también conocida como «varicela» o «chickenpox» en inglés, en niños implica principalmente medidas para aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. La varicela es una enfermedad altamente contagiosa causada por el virus de la varicela-zóster. Afecta principalmente a los niños, aunque los adultos también pueden contraerla si no han sido expuestos anteriormente o no han sido vacunados. Aquí hay una descripción detallada del tratamiento y manejo de la varicela en niños:
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Alivio de los síntomas:
- Antipiréticos: Los medicamentos para bajar la fiebre, como el paracetamol o el ibuprofeno, pueden administrarse según las indicaciones del pediatra para aliviar la fiebre y el malestar general.
- Antihistamínicos: Si hay picazón intensa, los antihistamínicos pueden ser útiles para reducir la comezón y mejorar el confort del niño. Se deben administrar bajo la supervisión de un médico.
- Lociones y cremas calientes: Aplicar lociones o cremas calmantes y refrescantes puede ayudar a reducir la picazón y la incomodidad causadas por las lesiones cutáneas.
- Baños de avena: Los baños de avena pueden ser reconfortantes y aliviar la picazón. La avena coloidal, que está disponible en farmacias, puede añadirse al agua del baño para obtener mejores resultados.
- Corticoesteroides tópicos: En casos graves de picazón o lesiones cutáneas inflamadas, el médico puede recetar corticosteroides tópicos para reducir la inflamación y la comezón.
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Prevención de la infección secundaria:
- Es fundamental mantener las uñas cortas y limpias para evitar el rascado excesivo, que puede llevar a la infección de las lesiones cutáneas.
- Mantener la piel del niño limpia y seca.
- Evitar el contacto cercano con personas que tienen un sistema inmunológico comprometido o que no han tenido varicela previamente, ya que tienen un mayor riesgo de complicaciones.
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Hidratación adecuada:
- Es importante asegurarse de que el niño esté bien hidratado, ya que la fiebre y la picazón pueden aumentar la pérdida de líquidos. Se debe animar al niño a beber líquidos con regularidad, como agua, jugos naturales o caldos.
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Evitar la exposición al sol:
- Las lesiones cutáneas de la varicela pueden ser sensibles a la luz solar directa. Se recomienda evitar la exposición prolongada al sol y aplicar protector solar en las áreas expuestas si es necesario salir al aire libre.
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Evitar el uso de aspirina:
- En niños con varicela, el uso de aspirina se debe evitar debido al riesgo de desarrollar el síndrome de Reye, una afección potencialmente grave que afecta al hígado y al cerebro.
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Vacunación:
- La vacunación es la medida más efectiva para prevenir la varicela. La vacuna contra la varicela se administra en dos dosis, generalmente a los 12-15 meses y luego a los 4-6 años de edad. En algunos países, la vacunación puede ser parte del programa de inmunización infantil de rutina.
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Aislamiento y cuidado en el hogar:
- Durante la fase contagiosa de la enfermedad (generalmente hasta que todas las lesiones estén secas y formen costras), se debe mantener al niño en casa y evitar el contacto con personas no inmunizadas o con sistemas inmunológicos comprometidos para prevenir la propagación del virus.
Es importante destacar que, si bien la varicela es una enfermedad generalmente benigna en la infancia, puede provocar complicaciones graves en ciertos grupos de riesgo, como mujeres embarazadas, recién nacidos y personas con sistemas inmunológicos debilitados. Por lo tanto, es fundamental seguir las recomendaciones del pediatra y proporcionar un cuidado adecuado para minimizar el riesgo de complicaciones y promover una pronta recuperación del niño afectado.
Más Informaciones
Por supuesto, profundicemos más en algunos aspectos clave relacionados con el tratamiento y manejo de la varicela en niños:
Complicaciones:
Aunque la mayoría de los niños se recuperan completamente de la varicela sin complicaciones, en algunos casos pueden surgir complicaciones, especialmente en aquellos con sistemas inmunológicos debilitados o en ciertos grupos de riesgo. Algunas complicaciones potenciales incluyen:
- Infecciones bacterianas secundarias: Las lesiones cutáneas de la varicela pueden infectarse con bacterias, lo que puede resultar en celulitis (infección de la piel y tejidos blandos) o incluso infecciones más graves como la fascitis necrotizante.
- Neumonía varicelosa: La varicela puede causar neumonía, especialmente en adolescentes y adultos, pero también puede ocurrir en niños. Los síntomas incluyen dificultad para respirar, dolor en el pecho y fiebre alta.
- Encefalitis varicelosa: Aunque rara, la varicela puede causar inflamación del cerebro (encefalitis), lo que puede provocar convulsiones, cambios en el estado mental, debilidad o parálisis.
- Síndrome de Reye: Aunque poco común, el uso de aspirina durante la varicela aumenta el riesgo de desarrollar el síndrome de Reye, una enfermedad grave que afecta al hígado y al cerebro, especialmente en niños y adolescentes.
- Complicaciones en mujeres embarazadas: Si una mujer embarazada contrae varicela, especialmente durante el primer trimestre, existe un riesgo de complicaciones graves tanto para la madre como para el feto, incluido el riesgo de anomalías congénitas o aborto espontáneo.
Vacunación:
La vacuna contra la varicela es una herramienta importante para prevenir la enfermedad y sus complicaciones. La mayoría de los países desarrollados han incorporado la vacuna contra la varicela en sus programas de inmunización infantil de rutina. La vacuna es segura y efectiva, y se administra en dos dosis separadas por al menos cuatro semanas.
La vacunación contra la varicela no solo protege a los niños vacunados contra la enfermedad, sino que también contribuye a la protección de aquellos que no pueden recibir la vacuna debido a alergias u otras condiciones médicas. Esto se conoce como «inmunidad de rebaño» o «protección comunitaria», donde la disminución de la circulación del virus en la comunidad reduce el riesgo de exposición para todos.
Manejo en comunidades cerradas:
En entornos donde muchas personas viven o trabajan juntas, como escuelas, guarderías y cuarteles militares, un brote de varicela puede propagarse rápidamente debido a la alta tasa de contacto entre individuos. En estos casos, se pueden implementar medidas adicionales para controlar la propagación del virus, como:
- Exclusión temporal de la escuela o el trabajo: Las personas con varicela deben permanecer en casa hasta que todas las lesiones estén secas y formen costras, lo que generalmente ocurre alrededor de una semana después del inicio de la erupción.
- Identificación y seguimiento de contactos: Es importante identificar y seguir a todas las personas que hayan estado en contacto cercano con alguien que tenga varicela para prevenir la propagación del virus.
- Vacunación de contacto post-exposición: Las personas no vacunadas que han estado expuestas al virus pueden recibir la vacuna dentro de las 72 horas posteriores a la exposición para prevenir la enfermedad o reducir su gravedad.
Perspectivas a largo plazo:
En la mayoría de los casos, los niños se recuperan completamente de la varicela sin complicaciones a largo plazo. Después de haber tenido varicela una vez, es poco probable que vuelvan a enfermarse, ya que desarrollan inmunidad duradera contra el virus. Sin embargo, el virus de la varicela-zóster puede permanecer latente en el cuerpo y reactivarse más tarde en la vida, causando herpes zóster (culebrilla), especialmente en personas mayores o inmunocomprometidas.
En resumen, el tratamiento y manejo de la varicela en niños se centra en aliviar los síntomas, prevenir complicaciones y reducir la propagación del virus. La vacunación es una herramienta fundamental para prevenir la enfermedad y sus complicaciones, y es importante seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud para garantizar una recuperación segura y completa del niño afectado.