Enfermedades del niño y del adolescente

Tratamiento de ictericia neonatal

El ictericia o coloración amarilla de la piel y los ojos es una condición común en los recién nacidos, que generalmente se presenta como un signo de un exceso de bilirrubina en la sangre. Esta condición puede variar en su gravedad, desde leve hasta más grave, y requiere de atención y manejo médico adecuado. En este artículo, abordaremos las causas, los tipos de ictericia en los bebés, las opciones de tratamiento disponibles y las recomendaciones para los padres para asegurar el bienestar del niño.

¿Qué es la ictericia neonatal?

La ictericia neonatal es un trastorno que provoca que la piel y la parte blanca de los ojos de un bebé adquieran un tono amarillo debido a un exceso de bilirrubina en su sangre. La bilirrubina es un pigmento amarillo que se produce cuando el cuerpo descompone los glóbulos rojos viejos. Normalmente, el hígado procesa la bilirrubina y la elimina del cuerpo a través de las heces. Sin embargo, en los recién nacidos, el hígado aún está en proceso de maduración, lo que puede dificultar la eliminación eficiente de la bilirrubina.

Causas de la ictericia en los bebés

Existen varias razones por las cuales un bebé puede desarrollar ictericia. La mayoría de los casos de ictericia neonatal son leves y no requieren tratamiento serio, pero algunos pueden estar relacionados con condiciones subyacentes que necesitan atención médica. A continuación, se describen las causas más comunes de la ictericia en los recién nacidos:

1. Ictericia fisiológica

La ictericia fisiológica es la causa más común y suele aparecer entre el segundo y el cuarto día de vida. Es un fenómeno normal que ocurre porque el hígado del bebé aún no está completamente desarrollado y no puede procesar la bilirrubina tan eficientemente como debería. Por lo general, esta forma de ictericia desaparece por sí sola después de unos días a semanas.

2. Ictericia por lactancia

Algunos bebés pueden experimentar ictericia debido a la falta de ingesta adecuada de leche materna. Esto puede deberse a problemas con la lactancia, como una succión débil o una producción insuficiente de leche. La falta de alimentación adecuada puede llevar a una menor excreción de bilirrubina a través de las heces.

3. Ictericia patológica

En algunos casos, la ictericia puede ser patológica, es decir, el resultado de una condición médica subyacente que requiere tratamiento. Entre las causas patológicas más comunes se encuentran:

  • Inmunización incompatible: Cuando la sangre de la madre y la del bebé no son compatibles, como en el caso del factor Rh o de anticuerpos en la sangre de la madre, el sistema inmunológico de la madre puede atacar los glóbulos rojos del bebé, lo que lleva a una mayor producción de bilirrubina.
  • Infecciones: Algunas infecciones pueden causar ictericia, especialmente si afectan al hígado del bebé.
  • Problemas hepáticos: Algunas enfermedades del hígado o problemas relacionados con la función hepática pueden dificultar la eliminación de la bilirrubina.
  • Síndrome de Gilbert: Una condición hereditaria que afecta la capacidad del hígado para procesar la bilirrubina.

4. Ictericia por exceso de glóbulos rojos

Algunos bebés nacen con un exceso de glóbulos rojos, lo que provoca una descomposición más rápida de estos glóbulos y, por ende, un aumento de bilirrubina. Esto es más común en los bebés prematuros o en los que han sido sometidos a un parto difícil.

¿Cuáles son los síntomas de la ictericia?

El síntoma principal de la ictericia es la coloración amarilla de la piel y de la parte blanca de los ojos. Sin embargo, existen algunos signos adicionales que los padres deben observar:

  • Color amarillo que comienza en la cara y se extiende hacia el cuello, el pecho y el abdomen.
  • Somnolencia excesiva o falta de interés en la alimentación.
  • Orina oscura y heces pálidas.

Es importante que los padres se mantengan alerta y consulten al pediatra si la ictericia parece empeorar o no desaparece dentro del período esperado, especialmente si la coloración amarilla parece extenderse más allá de las primeras semanas de vida.

Diagnóstico de la ictericia neonatal

El diagnóstico de la ictericia en los recién nacidos generalmente es clínico y se realiza mediante una evaluación visual del color de la piel y los ojos del bebé. Sin embargo, para confirmar el diagnóstico y determinar el nivel de bilirrubina en la sangre, el pediatra puede recomendar una prueba de sangre conocida como «bilirrubina sérica». Esta prueba ayudará a medir la cantidad exacta de bilirrubina en la sangre del bebé.

En algunos casos, si la ictericia es persistente o presenta valores muy elevados, pueden ser necesarios otros exámenes para identificar posibles causas subyacentes, como pruebas hepáticas o una evaluación para detectar infecciones.

Tratamiento de la ictericia neonatal

El tratamiento de la ictericia en los bebés depende de la causa y la gravedad de la condición. En la mayoría de los casos de ictericia fisiológica, el tratamiento no es necesario, ya que la condición suele resolverse por sí sola. Sin embargo, cuando la ictericia es más grave o está causada por una condición médica, pueden ser necesarios tratamientos adicionales.

1. Fototerapia

El tratamiento más común para la ictericia neonatal es la fototerapia, que consiste en exponer al bebé a una luz especial que ayuda a descomponer la bilirrubina en su piel, facilitando su eliminación. La fototerapia es un tratamiento seguro y eficaz, y suele requerir que el bebé esté desnudo o lleve una prenda especial para maximizar la exposición a la luz.

2. Alimentación frecuente

En los casos leves de ictericia, especialmente cuando es causada por la falta de alimentación, se recomienda aumentar la frecuencia de las tomas. La lactancia frecuente ayuda a reducir los niveles de bilirrubina porque estimula la producción de orina y heces, lo que facilita la eliminación de bilirrubina del cuerpo.

3. Hidratación

Mantener al bebé bien hidratado es crucial. Asegúrese de que el bebé tome suficiente leche materna o fórmula, ya que una buena hidratación ayuda a la excreción de bilirrubina.

4. Exámenes adicionales y medicamentos

Si la ictericia es el resultado de una enfermedad subyacente, como una infección o un problema hepático, es posible que el bebé necesite tratamiento médico adicional, que puede incluir antibióticos, medicamentos para tratar el hígado o incluso una transfusión de sangre en casos graves.

Prevención y cuidados

Aunque no siempre es posible prevenir la ictericia neonatal, los padres pueden tomar algunas medidas para reducir los riesgos:

  • Lactancia temprana y frecuente: Alimentar al bebé con frecuencia ayuda a prevenir la ictericia debido a la deshidratación y facilita la eliminación de la bilirrubina.
  • Monitoreo constante: Es esencial observar la piel y los ojos del bebé en los primeros días y semanas para detectar signos de ictericia. Si los padres notan un tono amarillo en la piel o los ojos, deben consultar al pediatra.
  • Exámenes regulares: Es recomendable que el bebé se someta a chequeos regulares para medir los niveles de bilirrubina, especialmente si el bebé nació prematuramente o tiene antecedentes familiares de ictericia.

¿Cuándo consultar a un médico?

Si bien la ictericia neonatal generalmente es inofensiva y se resuelve sin necesidad de tratamiento, existen casos en los que es necesario consultar a un médico:

  • Si la ictericia aparece en las primeras 24 horas de vida.
  • Si la ictericia empeora o no desaparece después de las primeras semanas.
  • Si el bebé parece estar más somnoliento de lo normal o no muestra interés en alimentarse.
  • Si hay otros síntomas, como fiebre, irritabilidad o vómitos.

Conclusión

La ictericia en los recién nacidos es una condición común y, en la mayoría de los casos, no representa una amenaza grave para la salud del bebé. Sin embargo, es fundamental que los padres se mantengan alerta a los síntomas y consulten al pediatra para recibir el tratamiento adecuado. Si bien el tratamiento puede variar según la causa y la gravedad, la fototerapia y el aumento de la alimentación son los métodos más efectivos en los casos más comunes.

Es importante que los padres trabajen de cerca con los profesionales de la salud para garantizar que el bebé reciba la atención necesaria, asegurando así una recuperación rápida y saludable.

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