Sensibilidad dental: causas, prevención y tratamiento
La sensibilidad dental, conocida también como «hipersensibilidad dentinaria», es un problema común que afecta a millones de personas en todo el mundo. Este trastorno se caracteriza por un dolor agudo o punzante en los dientes cuando se exponen a estímulos como alimentos fríos, calientes, ácidos o dulces, o incluso durante el cepillado dental. Aunque puede parecer una afección menor, la sensibilidad dental puede ser un indicio de problemas dentales más graves y, si no se trata adecuadamente, puede afectar la calidad de vida de quien la padece.
¿Qué causa la sensibilidad dental?
La sensibilidad dental ocurre cuando la dentina, la capa interna de los dientes, queda expuesta debido a la pérdida del esmalte o la retracción de las encías. La dentina contiene diminutos tubos que conectan el exterior del diente con el nervio interno. Cuando estos tubos quedan expuestos, los estímulos externos pueden llegar al nervio, causando dolor. Las principales causas incluyen:
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Cepillado agresivo: Usar un cepillo de cerdas duras o aplicar demasiada presión al cepillar puede desgastar el esmalte y provocar la exposición de la dentina.
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Recesión de las encías: La retracción de las encías, causada por la enfermedad periodontal o una higiene oral inadecuada, puede dejar al descubierto las raíces de los dientes, que no están protegidas por esmalte.
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Bruxismo: El hábito de rechinar los dientes, especialmente durante la noche, puede desgastar el esmalte y aumentar la sensibilidad.
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Consumo de alimentos ácidos: Los alimentos y bebidas ácidas, como los cítricos, refrescos y vinagre, pueden erosionar el esmalte dental con el tiempo.
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Procedimientos dentales: Algunas personas experimentan sensibilidad temporal después de tratamientos como blanqueamiento dental, empastes o limpieza profunda.
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Caries y fisuras: Las caries profundas o las grietas en los dientes pueden exponer el nervio, causando sensibilidad.
Prevención de la sensibilidad dental
Evitar la sensibilidad dental es posible mediante una combinación de buenos hábitos de higiene oral, una dieta equilibrada y la visita regular al dentista. Aquí hay algunas recomendaciones clave:
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Cepillado adecuado: Utiliza un cepillo de cerdas suaves y cepíllate con movimientos suaves y circulares. Evita aplicar demasiada fuerza.
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Uso de pasta dental para dientes sensibles: Existen pastas dentales formuladas específicamente para reducir la sensibilidad al bloquear los túbulos dentinarios expuestos.
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Hilo dental y enjuague bucal: Complementa el cepillado con hilo dental y un enjuague bucal que no contenga alcohol para mantener las encías saludables.
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Evitar alimentos dañinos: Reduce el consumo de alimentos y bebidas ácidas y dulces que puedan contribuir a la erosión del esmalte.
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Protección contra el bruxismo: Si rechinas los dientes, consulta a tu dentista sobre el uso de una férula nocturna para protegerlos.
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Visitas regulares al dentista: Realiza chequeos dentales periódicos para detectar y tratar cualquier problema antes de que empeore.
Tratamientos disponibles para la sensibilidad dental
El tratamiento para la sensibilidad dental depende de la causa subyacente y de la gravedad del problema. Entre las opciones más comunes se incluyen:
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Fluoruro tópico: Los dentistas pueden aplicar geles o barnices de fluoruro en las áreas sensibles para fortalecer el esmalte y reducir la sensibilidad.
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Selladores dentales: En casos de exposición de la dentina, se pueden aplicar selladores para cubrir los túbulos dentinarios y bloquear los estímulos dolorosos.
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Injertos de encías: Si la sensibilidad es causada por la recesión gingival, un procedimiento quirúrgico para recubrir las raíces expuestas puede ser necesario.
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Tratamiento de conductos: En casos graves donde la sensibilidad está relacionada con daño o inflamación del nervio, un tratamiento de conductos puede aliviar el dolor.
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Blanqueamiento dental supervisado: Si la sensibilidad surge después de un blanqueamiento dental, el dentista puede ajustar el tratamiento o recomendar pastas desensibilizantes específicas.
Sensibilidad dental: impacto en la calidad de vida
La sensibilidad dental puede afectar negativamente a la calidad de vida al limitar la capacidad de disfrutar alimentos y bebidas o incluso realizar actividades cotidianas como cepillarse los dientes. Muchas personas tienden a evitar ciertos alimentos o descuidar su higiene oral por miedo al dolor, lo que puede agravar el problema. Además, la sensibilidad dental puede ser un signo de advertencia de condiciones más serias, como caries o enfermedad periodontal, que requieren atención inmediata.
Mitos y realidades sobre la sensibilidad dental
Mito 1: La sensibilidad dental siempre desaparece por sí sola.
Realidad: Aunque en algunos casos la sensibilidad puede ser temporal, en la mayoría de las situaciones es necesario tratamiento profesional.
Mito 2: Solo las personas mayores sufren de sensibilidad dental.
Realidad: Aunque es más común en adultos mayores debido al desgaste natural del esmalte, la sensibilidad dental puede afectar a personas de cualquier edad.
Mito 3: Usar un cepillo de dientes más duro limpia mejor los dientes y reduce la sensibilidad.
Realidad: Un cepillo de cerdas duras puede empeorar la sensibilidad al desgastar el esmalte y dañar las encías.
Conclusión
La sensibilidad dental es un problema tratable que no debe ser ignorado. Adoptar buenos hábitos de cuidado oral, mantener una dieta balanceada y acudir al dentista regularmente son pasos esenciales para prevenir y manejar este trastorno. Si experimentas dolor dental persistente, consulta a un profesional para identificar la causa y recibir el tratamiento adecuado. La salud bucal es fundamental para el bienestar general, y cuidar de tus dientes y encías garantizará una mejor calidad de vida.