Carlos X (Carlos Felipe Luis; 9 de octubre de 1757 – 6 de noviembre de 1836) fue el Rey de Francia y de Navarra desde el 16 de septiembre de 1824 hasta su abdicación el 2 de agosto de 1830. Nacido como el Conde de Artois, era el hermano menor del rey Luis XVI de Francia y el último monarca de la Casa de Borbón antes de la Revolución de 1830. Carlos X fue un ferviente partidario de la monarquía absoluta y, durante su breve reinado, intentó restaurar gran parte del antiguo régimen y los privilegios aristocráticos que habían sido abolidos durante la Revolución Francesa y el Primer Imperio.
Carlos Felipe Luis nació en el Palacio de Versalles y fue el tercer hijo del Delfín Luis Fernando y de María Josefa de Sajonia. Después de la muerte de su padre en 1765, se convirtió en el Delfín de Francia, título que mantuvo hasta la muerte de su hermano mayor, Luis XVI, en 1793. Durante su juventud, Carlos se unió al ejército francés y combatió en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, donde desarrolló un fuerte desprecio por los ideales revolucionarios que más tarde marcarían su reinado.
A la edad de 16 años, Carlos Felipe Luis contrajo matrimonio con la princesa María Teresa de Saboya, con quien tuvo varios hijos, incluido el duque de Angulema y el duque de Berry. Sin embargo, la pareja tuvo una relación tensa y distante, y María Teresa finalmente se retiró a un convento, dejando a Carlos con una amante, Madame de Polastron, con quien tuvo un hijo ilegítimo.
Tras el estallido de la Revolución Francesa en 1789, Carlos emigró junto con otros miembros de la familia real a Alemania y luego a Inglaterra, donde vivió en el exilio durante casi dos décadas. Durante este tiempo, adoptó una actitud intransigente hacia los principios revolucionarios y defendió firmemente la monarquía tradicional. Tras la caída de Napoleón Bonaparte en 1814, Carlos regresó a Francia y fue restaurado al trono como Luis XVIII, sucediendo a su sobrino, Luis XVII, quien había muerto en prisión.
Sin embargo, el reinado de Luis XVIII fue turbulento, marcado por la agitación política y la inestabilidad económica. Tras la muerte de Luis XVIII en 1824, Carlos Felipe Luis ascendió al trono como Carlos X. Durante su mandato, trató de consolidar el poder monárquico restaurando antiguas prácticas y leyes que habían sido abolidas durante la Revolución Francesa, como la censura de prensa y la reinstauración del derecho de primogenitura.
Sin embargo, estas medidas alienaron a gran parte de la población francesa, especialmente a la creciente clase media y a los liberales, que veían en Carlos X una amenaza para sus libertades y derechos recién adquiridos. La situación llegó a un punto crítico en julio de 1830, cuando Carlos emitió una serie de ordenanzas que restringían aún más las libertades civiles y disolvían la recién elegida Cámara de Diputados.
Esto provocó una revuelta popular conocida como la Revolución de Julio, que culminó en la abdicación de Carlos X y la ascensión al trono de Luis Felipe de Orleans como rey de los franceses. Carlos huyó a Inglaterra, donde pasó el resto de sus días en el exilio. Murió en el Palacio de Holyrood en Edimburgo en 1836, siendo el último rey de Francia en morir en el exilio. A su muerte, fue sucedido por su hijo, el duque de Angulema, quien reclamó el título de Enrique V. Sin embargo, la rama de la Casa de Orleans continuó reinando en Francia hasta la instauración de la Segunda República en 1848.
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Carlos X, cuyo nombre completo era Carlos Felipe Luis de Borbón, pertenecía a la Casa de Borbón, una de las dinastías más influyentes en la historia de Francia. Nació el 9 de octubre de 1757 en el Palacio de Versalles, siendo el tercer hijo del Delfín Luis Fernando y María Josefa de Sajonia. Desde su nacimiento, Carlos fue destinado a una vida dentro de la realeza y se convirtió en el Delfín de Francia tras la muerte de su padre en 1765.
Durante su juventud, Carlos mostró un interés particular por los asuntos militares y políticos, y se unió al ejército francés. Participó en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, donde adquirió experiencia militar y desarrolló un fuerte desprecio por las ideas revolucionarias que luego definirían su reinado.
En 1774, Carlos contrajo matrimonio con María Teresa de Saboya, con quien tuvo varios hijos. Sin embargo, su matrimonio no fue feliz y María Teresa se retiró a un convento, dejando a Carlos con una relación extramatrimonial con Madame de Polastron, con quien tuvo un hijo ilegítimo.
La Revolución Francesa de 1789 marcó un punto de inflexión en la vida de Carlos. Ante el avance de los ideales revolucionarios, él y otros miembros de la familia real huyeron primero a Alemania y luego a Inglaterra, donde vivieron en el exilio durante casi dos décadas. Durante este tiempo, Carlos adoptó una postura firme en contra de la Revolución y defendió la monarquía tradicional.
La restauración de la monarquía en Francia en 1814 llevó a Carlos de regreso a su país natal, donde fue reinstaurado en el trono como Luis XVIII, sucediendo a su sobrino, Luis XVII. Durante el breve reinado de Luis XVIII, Carlos se desempeñó como líder de la oposición ultraconservadora y abogó por la restauración de la autoridad monárquica absoluta.
Tras la muerte de Luis XVIII en 1824, Carlos ascendió al trono como Carlos X. Durante su mandato, trató de restablecer el poder y la influencia de la monarquía, lo que provocó tensiones con la creciente clase media y los liberales. Carlos buscó restaurar antiguas prácticas y leyes, como la censura de prensa y la reinstauración del derecho de primogenitura, que otorgaba privilegios a la nobleza.
Sin embargo, estas medidas alienaron a gran parte de la población francesa y provocaron una creciente oposición hacia su gobierno. La situación alcanzó su punto álgido en julio de 1830, cuando Carlos emitió una serie de ordenanzas que restringían las libertades civiles y disolvían la Cámara de Diputados recién elegida.
Esto desencadenó una revuelta popular conocida como la Revolución de Julio, que culminó en la abdicación de Carlos X y la ascensión al trono de Luis Felipe de Orleans como «rey de los franceses». Carlos X fue obligado a abdicar y huir a Inglaterra, donde pasó el resto de sus días en el exilio.
Carlos X murió el 6 de noviembre de 1836 en el Palacio de Holyrood en Edimburgo, Escocia. Su muerte marcó el final de la línea directa de los reyes de Francia de la Casa de Borbón. Aunque su hijo, el duque de Angulema, reclamó el título de Enrique V, la rama de la Casa de Orleans continuó gobernando Francia hasta la instauración de la Segunda República en 1848.