Las radiaciones gamma son un tipo de radiación electromagnética de alta energía y frecuencia que se encuentran en el extremo más energético del espectro electromagnético. Son producidas por procesos nucleares, como la desintegración radiactiva de núcleos atómicos inestables o por reacciones nucleares de alta energía, como las que ocurren en las estrellas y durante las explosiones de supernovas.
Estas radiaciones tienen la capacidad de penetrar profundamente en la materia y son extremadamente difíciles de detener. Son invisibles al ojo humano y no poseen carga eléctrica ni masa, lo que les permite viajar a la velocidad de la luz en el vacío. Su capacidad de penetración las hace útiles en diversas aplicaciones, pero también las convierte en potenciales riesgos para la salud si no se manejan adecuadamente.
Las radiaciones gamma son emitidas por isótopos radiactivos como el cobalto-60, el cesio-137 y el radio-226, entre otros. Estos isótopos son utilizados en medicina nuclear para diagnóstico y tratamiento de enfermedades, en la esterilización de equipos médicos y alimentos, así como en la radioterapia para combatir el cáncer.
Desde el punto de vista físico, las radiaciones gamma son ondas electromagnéticas de longitud de onda extremadamente corta, del orden de picómetros (10^-12 metros), lo que equivale a una frecuencia muy alta, del orden de exahercios (10^18 hertzios). Esta alta energía les otorga la capacidad de atravesar materiales densos y gruesos, como el plomo y el concreto, aunque en general, una capa gruesa de plomo o varios metros de concreto son necesarios para detener completamente su paso.
Históricamente, las radiaciones gamma fueron descubiertas por Paul Villard en 1900 mientras investigaba los rayos emitidos por el uranio. Su nombre proviene de la tercera letra del alfabeto griego, gamma (γ), que se utiliza para designar este tipo de radiación en la clasificación de las radiaciones según su penetrabilidad y capacidad de ionización.
En el contexto de la seguridad radiológica, las radiaciones gamma deben ser manejadas con extremo cuidado debido a su alta penetración y capacidad para dañar tejidos vivos mediante la ionización de átomos y moléculas. La exposición prolongada o a dosis elevadas puede causar efectos adversos graves para la salud, como cáncer, daño genético y enfermedades hematológicas.
En resumen, las radiaciones gamma son una forma de radiación electromagnética de alta energía y frecuencia, emitidas por núcleos atómicos inestables durante procesos de desintegración radiactiva o reacciones nucleares. Su capacidad de penetración profunda las hace valiosas en aplicaciones industriales y médicas, pero también representa riesgos significativos para la salud si no se manejan adecuadamente con medidas de protección radiológica apropiadas.