¿Qué hacer cuando se presenta una baja presión arterial?
La presión arterial es uno de los parámetros más importantes en la salud cardiovascular de una persona. Es la fuerza con la que la sangre circula a través de las arterias y se mide en milímetros de mercurio (mmHg). Una lectura normal de la presión arterial es típicamente de 120/80 mmHg. Sin embargo, cuando la presión arterial baja por debajo de los niveles normales, se produce lo que se conoce como hipotensión o baja presión arterial.
Este fenómeno puede ser temporal o crónico y, aunque no siempre es un motivo de preocupación, en algunos casos puede generar síntomas molestos o incluso peligrosos para la salud. La baja presión arterial puede presentarse de forma repentina, sobre todo en personas con enfermedades preexistentes o durante situaciones de estrés físico y emocional. En este artículo, exploraremos las causas más comunes de la hipotensión, los síntomas que indican un descenso de la presión arterial y las medidas que podemos tomar para contrarrestar este problema.
Causas comunes de la baja presión arterial
La hipotensión puede ser causada por una variedad de factores. En ocasiones, su aparición está relacionada con una condición médica subyacente, mientras que en otras se debe a factores temporales o cambios en el estilo de vida. Algunas de las causas más comunes incluyen:
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Deshidratación: Cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere, como en casos de diarrea, vómitos o fiebre, el volumen sanguíneo disminuye. Esto puede llevar a un descenso de la presión arterial. La deshidratación también puede debilitar el corazón y otros órganos, exacerbando el problema.
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Problemas cardíacos: Algunas condiciones cardíacas, como insuficiencia cardíaca, ataques al corazón, arritmias o problemas en las válvulas del corazón, pueden reducir la capacidad del corazón para bombear sangre de manera efectiva, lo que a su vez reduce la presión arterial.
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Pérdida de sangre: Cualquier tipo de pérdida significativa de sangre, ya sea debido a una lesión grave o a sangrados internos, puede disminuir el volumen sanguíneo en el cuerpo y, por lo tanto, reducir la presión arterial.
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Infecciones graves (sepsis): Las infecciones graves pueden desencadenar una respuesta inflamatoria en el cuerpo que, a su vez, puede dilatar los vasos sanguíneos, causando una caída en la presión arterial.
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Endocrinas: Trastornos hormonales, como los problemas de tiroides (hipotiroidismo), insuficiencia adrenal o niveles bajos de azúcar en la sangre (hipoglucemia), pueden provocar una baja presión arterial.
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Medicamentos: Algunos fármacos, incluidos los diuréticos, los medicamentos para la presión arterial alta, los antidepresivos y los analgésicos, pueden causar una caída en la presión arterial como efecto secundario.
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Cambios posturales: Una disminución repentina de la presión arterial al ponerse de pie después de estar acostado o sentado durante un largo periodo de tiempo es conocida como hipotensión ortostática. Este fenómeno es común en personas mayores y puede ser causado por la pérdida de tono vascular o la deshidratación.
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Embarazo: Durante el embarazo, es común que las mujeres experimenten una caída en la presión arterial debido a los cambios hormonales y al aumento del volumen sanguíneo, aunque generalmente esto no es motivo de preocupación.
Síntomas de la baja presión arterial
La baja presión arterial a menudo no causa síntomas evidentes. Sin embargo, cuando los niveles de presión arterial descienden lo suficiente como para afectar el flujo sanguíneo a los órganos vitales, pueden aparecer ciertos síntomas que indican que algo no está bien. Los síntomas comunes de la hipotensión incluyen:
- Mareos o aturdimiento: Uno de los síntomas más comunes, especialmente al ponerse de pie rápidamente.
- Desmayo: En casos más graves, la presión arterial baja puede llevar a una pérdida de conciencia o desmayo.
- Visión borrosa o doble: La baja presión puede afectar el flujo sanguíneo hacia los ojos, provocando problemas visuales.
- Fatiga o debilidad: La falta de un flujo sanguíneo adecuado a los músculos puede generar sensación de cansancio o debilidad generalizada.
- Náuseas: La insuficiencia de sangre y oxígeno a los órganos digestivos puede generar malestar estomacal.
- Confusión o dificultad para concentrarse: Cuando el cerebro no recibe suficiente oxígeno debido a la baja presión arterial, pueden presentarse síntomas cognitivos como confusión o dificultad para concentrarse.
¿Qué hacer cuando la presión arterial baja?
Si experimentas una caída en la presión arterial y presentas síntomas como los mencionados, existen varias estrategias que puedes emplear para tratar de contrarrestar la hipotensión. Es importante destacar que, aunque muchas veces la baja presión no requiere tratamiento médico inmediato, en situaciones graves o cuando los síntomas persisten, es fundamental consultar a un profesional de la salud. A continuación, se detallan algunas acciones que pueden ser útiles:
1. Levántate con calma
En caso de experimentar mareos o aturdimiento al levantarte de una silla o cama, es importante hacerlo de manera gradual. Evita los movimientos bruscos y tómate unos segundos para permitir que tu cuerpo se adapte al cambio de posición. Al hacerlo, puedes evitar el riesgo de un desmayo por hipotensión ortostática.
2. Bebe líquidos
La hidratación es clave cuando se trata de mantener una presión arterial adecuada. El agua es esencial para mantener un volumen sanguíneo adecuado, especialmente en caso de deshidratación. Evitar el alcohol y las bebidas que contengan cafeína es recomendable, ya que estas sustancias pueden contribuir a la deshidratación.
3. Aumenta la ingesta de sal (bajo supervisión médica)
El sodio puede aumentar la presión arterial, por lo que en algunos casos, los médicos pueden recomendar aumentar la ingesta de sal para ayudar a elevar la presión. Sin embargo, esto debe hacerse con cautela y siempre bajo la supervisión de un médico, ya que un exceso de sal también puede ser perjudicial para la salud, especialmente para aquellos con enfermedades renales o cardíacas.
4. Come comidas pequeñas y frecuentes
En lugar de comer grandes cantidades de comida en una sola comida, intenta comer porciones más pequeñas a lo largo del día. Esto ayuda a evitar una caída repentina de la presión arterial después de comer, conocida como hipotensión postprandial.
5. Usa medias de compresión
Las medias de compresión pueden ayudar a mejorar la circulación y evitar que la sangre se acumule en las piernas, lo que puede ser útil para quienes experimentan caídas de presión arterial cuando se ponen de pie. Este tipo de medias ayuda a mantener el flujo sanguíneo en las venas y mejorar la presión arterial.
6. Evita estar de pie durante mucho tiempo
Si tienes que estar de pie durante largos periodos, intenta moverte o cambiar de posición para evitar que la sangre se acumule en las piernas y cause una caída en la presión. En caso de no poder moverte, intenta hacer pequeños movimientos de las piernas para estimular la circulación.
7. Consulta con un médico
Si los síntomas persisten o empeoran, es fundamental buscar atención médica. Un médico podrá realizar un diagnóstico adecuado y recomendar el tratamiento necesario, que puede incluir medicamentos para regular la presión arterial o el tratamiento de cualquier afección subyacente que esté causando la hipotensión.
Prevención de la baja presión arterial
Aunque no siempre es posible prevenir la hipotensión, adoptar hábitos saludables puede ayudar a mantener la presión arterial en niveles normales. Algunas estrategias preventivas incluyen:
- Mantener una dieta balanceada con suficiente ingesta de líquidos.
- Realizar actividad física de manera regular para mantener la circulación sanguínea adecuada.
- Evitar cambios posturales bruscos.
- Controlar las condiciones médicas subyacentes como la diabetes o enfermedades cardíacas.
Conclusión
La baja presión arterial, aunque generalmente menos peligrosa que la hipertensión, puede tener un impacto significativo en la calidad de vida si no se maneja adecuadamente. Es importante reconocer los síntomas y las causas subyacentes de la hipotensión, así como tomar medidas para aliviar los síntomas. Si bien muchas personas pueden lidiar con episodios ocasionales de presión arterial baja sin mayores complicaciones, es fundamental estar atentos y consultar con un profesional de la salud cuando sea necesario para evitar posibles complicaciones graves.