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Neficios del Hierro para el Organismo: Causas, Síntomas y Cómo Compensarlo

El hierro es un mineral esencial para el funcionamiento óptimo del cuerpo humano. Su principal función es ser un componente fundamental de la hemoglobina, una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos y cuya misión es transportar oxígeno desde los pulmones hacia el resto de los tejidos. Además, el hierro interviene en numerosos procesos metabólicos y es vital para el crecimiento y el desarrollo celular. La deficiencia de hierro en el cuerpo, conocida como deficiencia ferropénica, es una de las deficiencias nutricionales más comunes a nivel mundial y puede afectar tanto a niños como a adultos, con consecuencias perjudiciales para la salud. A continuación, exploraremos las causas de esta deficiencia, los síntomas que provoca y las formas de compensarla.

Causas de la Deficiencia de Hierro

La deficiencia de hierro puede tener diversas causas, las cuales pueden ser de origen alimentario, fisiológico o patológico. A continuación, se detallan las principales:

  1. Ingesta insuficiente de hierro: La falta de alimentos ricos en hierro es una de las principales causas de deficiencia. Las personas que siguen dietas vegetarianas o veganas son especialmente propensas a esta deficiencia, ya que el hierro de origen vegetal (hierro no hemo) se absorbe de manera menos eficiente que el hierro proveniente de fuentes animales (hierro hemo).

  2. Pérdidas de sangre: La pérdida excesiva de sangre es una de las causas más comunes de la deficiencia de hierro, especialmente en mujeres en edad fértil debido a menstruaciones abundantes. Además, los sangrados gastrointestinales (provocados por úlceras, hemorroides o enfermedades inflamatorias intestinales) también pueden contribuir a la disminución de los niveles de hierro.

  3. Aumento de las necesidades de hierro: Durante períodos de crecimiento acelerado, como la infancia y la adolescencia, el embarazo o la lactancia, las necesidades de hierro aumentan significativamente. Si la ingesta no es adecuada para cubrir estas necesidades, se puede desarrollar una deficiencia.

  4. Absorción deficiente de hierro: Existen enfermedades y trastornos que afectan la capacidad del cuerpo para absorber el hierro de los alimentos. Entre estos se incluyen la enfermedad celíaca, la gastritis atrófica o la resección intestinal. Además, el consumo de ciertos alimentos o medicamentos que interfieren con la absorción del hierro, como el té o los antiácidos, puede agravar la deficiencia.

  5. Infecciones y enfermedades crónicas: Algunas infecciones y enfermedades crónicas, como la tuberculosis, la insuficiencia renal o el cáncer, pueden interferir con la utilización adecuada del hierro, incluso cuando sus niveles en la sangre son normales.

Síntomas de la Deficiencia de Hierro

La deficiencia de hierro puede presentarse de manera gradual, por lo que los síntomas no siempre son inmediatos o evidentes. A medida que los niveles de hierro disminuyen, el cuerpo comienza a mostrar señales de alerta. Los síntomas más comunes incluyen:

  1. Fatiga extrema: La fatiga es uno de los primeros y más comunes síntomas de la deficiencia de hierro. La falta de hemoglobina reduce la capacidad de transporte de oxígeno, lo que provoca una sensación de agotamiento generalizado.

  2. Palidez: La piel y las mucosas, como los labios y las encías, pueden volverse más pálidas debido a la disminución de la cantidad de glóbulos rojos.

  3. Falta de aliento: La dificultad para respirar al realizar actividades físicas que antes no causaban problemas es otro síntoma frecuente. Esto ocurre porque el cuerpo no puede transportar suficiente oxígeno a los músculos y tejidos.

  4. Mareos y dolores de cabeza: La deficiencia de hierro también afecta la oxigenación del cerebro, lo que puede generar mareos, cefaleas y sensación de desmayo, especialmente al ponerse de pie rápidamente.

  5. Bajas defensas inmunológicas: El hierro también juega un papel en el sistema inmunológico, por lo que las personas con deficiencia pueden ser más propensas a infecciones.

  6. Uñas quebradizas y caída del cabello: Un nivel bajo de hierro puede afectar la salud de las uñas y el cabello, lo que se traduce en uñas quebradizas o con forma de cuchara, y caída excesiva del cabello.

  7. Síndrome de piernas inquietas: Algunas personas con deficiencia de hierro experimentan una sensación incómoda en las piernas, especialmente al descansar, lo que puede dificultar el sueño.

  8. Alteraciones en el apetito: En algunos casos, las personas deficientes en hierro pueden desarrollar pica, un trastorno que les lleva a comer sustancias no alimentarias, como tierra, hielo o arcilla.

Cómo Compensar la Deficiencia de Hierro

Para contrarrestar la deficiencia de hierro, es necesario tomar medidas tanto dietéticas como médicas. A continuación, se describen las principales formas de compensar esta deficiencia:

  1. Aumento de la ingesta de alimentos ricos en hierro: Los alimentos ricos en hierro deben ser una parte fundamental de la dieta. Entre las mejores fuentes de hierro se encuentran:

    • Carnes rojas (como carne de res, cordero y cerdo), que contienen hierro hemo, fácilmente absorbible por el organismo.
    • Aves (pollo, pavo).
    • Pescados y mariscos (especialmente las almejas, mejillones y sardinas).
    • Legumbres (lentejas, garbanzos, frijoles).
    • Verduras de hojas verdes (espinaca, acelga, brócoli).
    • Frutos secos y semillas (almendras, nueces, semillas de calabaza).
    • Cereales enriquecidos con hierro.
    • Frutas secas como las pasas y los higos.
  2. Consumir alimentos ricos en vitamina C: La vitamina C mejora la absorción del hierro no hemo presente en los alimentos vegetales. Por lo tanto, se recomienda consumir frutas y verduras ricas en vitamina C, como cítricos (naranjas, limones), fresas, kiwis y pimientos, junto con alimentos ricos en hierro.

  3. Suplementos de hierro: En casos de deficiencia severa o cuando la dieta no es suficiente para corregirla, los suplementos de hierro pueden ser necesarios. Estos deben ser tomados bajo supervisión médica, ya que el exceso de hierro puede ser tóxico. Los suplementos se presentan en diversas formas, como tabletas, cápsulas o jarabes, y suelen ser combinados con vitamina C para optimizar la absorción.

  4. Evitar inhibidores de la absorción de hierro: Algunos alimentos y bebidas pueden dificultar la absorción de hierro, como el té, el café, los productos lácteos y los alimentos ricos en calcio. Se recomienda evitar su consumo durante las comidas ricas en hierro o separar su ingesta a lo largo del día.

  5. Tratamientos médicos para causas subyacentes: Si la deficiencia de hierro es provocada por una pérdida excesiva de sangre, como en el caso de úlceras o menstruaciones abundantes, el tratamiento de la causa subyacente es crucial. Esto puede incluir medicamentos para tratar la afección gastrointestinal, cirugía o cambios en el tratamiento hormonal.

  6. Monitoreo constante de los niveles de hierro: Es importante realizar análisis periódicos para controlar los niveles de hierro en el organismo y ajustar el tratamiento de acuerdo con las necesidades del paciente. Las pruebas comunes incluyen la medición de la hemoglobina, el hematocrito, la ferritina y el hierro sérico.

Prevención de la Deficiencia de Hierro

La prevención de la deficiencia de hierro pasa principalmente por una alimentación adecuada y balanceada que contemple fuentes suficientes de hierro. En mujeres embarazadas, niños en edad de crecimiento y personas con condiciones médicas que favorecen la deficiencia de hierro, es especialmente importante prestar atención a estos aspectos dietéticos. Además, es recomendable mantener un seguimiento regular de los niveles de hierro a través de análisis de sangre para detectar cualquier deficiencia en sus etapas iniciales.

En conclusión, la deficiencia de hierro es un problema de salud común pero prevenible. Su tratamiento adecuado requiere un enfoque integral que incluya la mejora de la alimentación, el uso prudente de suplementos y la atención a las causas subyacentes. Una vez compensada la deficiencia, se pueden disfrutar de los beneficios de un organismo que funciona correctamente, con niveles adecuados de oxígeno en los tejidos y un sistema inmunológico fortalecido.

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