La fabricación de azúcar blanco, también conocido como azúcar refinado, es un proceso industrial que implica una serie de pasos meticulosos para transformar la caña de azúcar o la remolacha en el producto final que todos conocemos y usamos en nuestra vida diaria.
El proceso comienza con la cosecha de la materia prima: la caña de azúcar o la remolacha azucarera. Estas plantas contienen azúcares naturales que serán extraídos y refinados para obtener el azúcar blanco. Una vez cosechadas, las plantas se transportan a la fábrica donde se llevará a cabo el proceso de fabricación.
El primer paso en la fabricación del azúcar blanco es la extracción del jugo de la caña de azúcar o de la remolacha. Este jugo contiene una alta concentración de azúcares, así como otros compuestos como agua, fibra y minerales. Para extraer el jugo, las cañas o remolachas se trituran y se prensan para liberar el líquido dulce.
Una vez que se ha obtenido el jugo, este se somete a un proceso de clarificación para eliminar impurezas como residuos de tierra, cera y otras sustancias que puedan estar presentes. La clarificación se logra mediante la adición de sustancias químicas como cal y sulfato de aluminio, que ayudan a coagular las impurezas para que puedan ser eliminadas fácilmente.
Después de la clarificación, el jugo de caña o remolacha se concentra mediante la evaporación del agua. Este proceso se realiza en evaporadores al vacío, donde el jugo se calienta y se evapora parte del agua, dejando un líquido más concentrado en azúcares.
El siguiente paso es la cristalización del azúcar. Para ello, el jugo concentrado se somete a un proceso de ebullición en grandes recipientes conocidos como tachos de cocción. Durante la ebullición, el agua se evapora gradualmente y los azúcares se cristalizan, formando pequeños cristales de azúcar.
Una vez que se han formado los cristales, se separan del líquido restante en un proceso conocido como centrifugación. En esta etapa, el líquido, llamado melaza, se separa de los cristales de azúcar mediante fuerza centrífuga. Los cristales de azúcar, ahora conocidos como azúcar crudo, se lavan para eliminar cualquier residuo de melaza adherido a su superficie.
El azúcar crudo obtenido de la centrifugación se somete luego a un proceso de refinado para eliminar cualquier impureza restante y obtener el azúcar blanco deseado. Este proceso de refinado implica la disolución del azúcar crudo en agua caliente y luego la filtración para eliminar las impurezas insolubles. Posteriormente, el líquido filtrado se somete a un proceso de decoloración mediante el uso de carbón activado, que adsorbe cualquier colorante presente en el líquido.
Una vez que se ha logrado el nivel de blancura deseado, el líquido se somete a un proceso de concentración y cristalización similar al descrito anteriormente para obtener cristales de azúcar blanco. Estos cristales se separan del líquido restante mediante centrifugación y se secan para obtener el producto final: el azúcar blanco.
Es importante destacar que, aunque el azúcar blanco es el producto final más comúnmente utilizado, también se producen otros tipos de azúcares como el azúcar moreno y el azúcar en polvo, que se obtienen mediante procesos de refinado y molienda adicionales. Además, el proceso de fabricación puede variar ligeramente dependiendo del tipo de materia prima utilizada (caña de azúcar o remolacha) y de las tecnologías específicas empleadas en cada planta de producción.
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Por supuesto, profundicemos aún más en el fascinante proceso de fabricación del azúcar blanco.
Después de la centrifugación y el lavado de los cristales de azúcar crudo, se obtiene un producto conocido como «azúcar crudo lavado». Este azúcar aún contiene algunas impurezas y un contenido variable de sacarosa, por lo que se somete a un proceso adicional para refinarlo y obtener el azúcar blanco final de alta pureza.
El siguiente paso en el proceso de refinado implica la disolución del azúcar crudo lavado en agua caliente para formar una solución conocida como «jarabe de azúcar». Esta solución se bombea luego a través de filtros prensa o de presión para eliminar cualquier sólido insoluble que pueda quedar. El líquido filtrado se lleva a continuación a un proceso de decoloración para eliminar cualquier coloración restante y mejorar la blancura del azúcar.
La decoloración se logra mediante el uso de sustancias adsorbentes como el carbón activado, que tiene la capacidad de absorber y retener pigmentos y otros compuestos que causan coloración en el jarabe de azúcar. El jarabe se mezcla con el carbón activado y se agita vigorosamente para facilitar la adsorción de las impurezas. Luego, la mezcla se filtra para separar el carbón activado cargado con las impurezas del jarabe decolorado.
Una vez que se ha alcanzado el grado deseado de blancura, el jarabe decolorado se somete a un proceso de purificación adicional mediante cristalización controlada. En este proceso, el jarabe se enfría gradualmente en tanques de cristalización, lo que permite que los cristales de azúcar se formen de manera controlada y uniforme. Estos cristales se precipitan y se separan del líquido restante mediante centrifugación, similar al proceso descrito anteriormente.
Los cristales de azúcar obtenidos en esta etapa se conocen como «azúcar blanco de purga» y generalmente tienen una pureza superior al 99,5%. Sin embargo, para obtener un producto final de alta calidad y pureza, es necesario someter el azúcar de purga a un proceso final de secado y refinado.
El azúcar de purga se seca en secadores rotativos o lechos fluidizados para eliminar cualquier exceso de humedad y obtener cristales de azúcar secos y libres de adherencias. Luego, los cristales se tamizan y clasifican según su tamaño para garantizar una distribución uniforme del tamaño de partícula en el producto final.
Después del secado, el azúcar se somete a un último proceso de refinado conocido como «pulido». Este proceso implica la aplicación de un recubrimiento de jarabe de azúcar sobre los cristales de azúcar secos para mejorar su apariencia y evitar la formación de grumos durante el almacenamiento y el manejo. El jarabe de azúcar utilizado para el pulido se prepara disolviendo azúcar en agua caliente y luego se aplica sobre los cristales en un tambor giratorio.
Una vez completado el proceso de pulido, el azúcar blanco refinado está listo para ser envasado y distribuido para su consumo. Este producto final es un ingrediente versátil y ampliamente utilizado en la industria alimentaria y de bebidas, así como en el hogar para endulzar una variedad de alimentos y bebidas.
Es importante tener en cuenta que, si bien el proceso descrito anteriormente es el método convencional utilizado en la fabricación de azúcar blanco a partir de caña de azúcar o remolacha azucarera, existen variaciones y tecnologías específicas utilizadas por diferentes fabricantes en todo el mundo. Además, las regulaciones y estándares de calidad pueden variar según la región y el país, lo que puede influir en los procesos y prácticas de fabricación específicos utilizados en una planta de producción de azúcar determinada.