El varicela (o «sarampión de agua»): Causas, síntomas, prevención y tratamiento
La varicela, también conocida como «sarampión de agua», es una enfermedad viral altamente contagiosa, que afecta comúnmente a los niños, aunque también puede presentarse en adultos. Esta enfermedad está caracterizada por la aparición de erupciones cutáneas en forma de pequeñas ampollas llenas de líquido, acompañadas de fiebre, malestar general y picazón. Aunque hoy en día existen vacunas eficaces para prevenirla, la varicela ha sido una de las enfermedades comunes de la infancia a lo largo de la historia. En este artículo, se explicarán las causas, los síntomas, la prevención y el tratamiento de la varicela, proporcionando una visión integral de esta enfermedad.
Causas de la varicela
La varicela es causada por el virus varicela-zóster, un miembro de la familia de los herpesvirus. Este virus es muy contagioso y se transmite principalmente a través del contacto directo con las lesiones de la piel o mediante las gotículas de saliva que una persona infectada libera al toser o estornudar. La varicela es más común en niños menores de 12 años, aunque los adultos que no han tenido la enfermedad o no han sido vacunados también pueden contraerla, generalmente con una mayor probabilidad de complicaciones.
Una vez que una persona ha estado expuesta al virus, el período de incubación (el tiempo entre la exposición y la aparición de los síntomas) generalmente varía entre 10 y 21 días. Durante este período, el virus se multiplica en el cuerpo, especialmente en las vías respiratorias, antes de propagarse hacia la piel, donde se manifiestan las características erupciones.
Síntomas de la varicela
Los síntomas de la varicela suelen comenzar con una fiebre leve y malestar general. Posteriormente, se desarrolla una erupción característica, que es uno de los signos más evidentes de la enfermedad. A continuación, se describen los síntomas más comunes de la varicela:
- Fiebre: La fiebre suele ser moderada a alta, especialmente durante los primeros días de la enfermedad.
- Erupciones cutáneas: Estas son pequeñas manchas rojas que se convierten en ampollas llenas de líquido, las cuales pueden romperse, formar costras y finalmente desaparecer después de unos días. La erupción suele comenzar en la cara, el cuero cabelludo o el torso, y luego se extiende a otras partes del cuerpo, incluyendo los brazos y las piernas. Las lesiones suelen aparecer en varias etapas a la vez.
- Picazón: Las ampollas causan una picazón intensa que puede ser bastante incómoda.
- Fatiga y malestar general: Los niños infectados suelen estar muy cansados y pueden sentirse irritables.
- Dolores musculares: Algunos pacientes experimentan dolores musculares y dolores de cabeza leves.
- Pérdida de apetito: La falta de apetito es común, especialmente en los niños más pequeños.
En algunos casos, puede haber complicaciones como infecciones bacterianas secundarias de la piel o problemas respiratorios, aunque estos son más frecuentes en adultos o personas con sistemas inmunológicos comprometidos.
Prevención de la varicela
La mejor forma de prevenir la varicela es mediante la vacunación. La vacuna contra la varicela, que se administra en dos dosis, es altamente eficaz para prevenir la enfermedad. La primera dosis se recomienda generalmente entre los 12 y 15 meses de edad, y la segunda dosis se administra entre los 4 y 6 años. La vacuna tiene una tasa de efectividad muy alta, y en casos raros en los que se presenta la enfermedad, los síntomas suelen ser más leves.
Aparte de la vacunación, existen medidas adicionales para prevenir la propagación del virus, como:
- Aislar a las personas infectadas: Las personas que tienen varicela deben mantenerse en aislamiento durante la fase contagiosa, que comienza unos dos días antes de la aparición de las erupciones y hasta que todas las lesiones se hayan formado costras (aproximadamente 5 a 7 días después de la aparición de las erupciones).
- Evitar el contacto con personas vulnerables: Es fundamental evitar que personas que no hayan tenido la varicela o no estén vacunadas entren en contacto con individuos infectados, especialmente mujeres embarazadas, recién nacidos y personas con sistemas inmunitarios debilitados.
Tratamiento de la varicela
Aunque no existe un tratamiento específico para eliminar el virus, existen varias maneras de aliviar los síntomas y reducir el riesgo de complicaciones. El tratamiento se centra en el manejo de los síntomas y la prevención de infecciones secundarias. Algunas recomendaciones para el tratamiento de la varicela incluyen:
- Uso de medicamentos antivirales: En algunos casos, los médicos pueden recetar medicamentos antivirales como el aciclovir para reducir la gravedad y la duración de la enfermedad. Sin embargo, estos medicamentos no son necesarios en todos los casos y suelen utilizarse en personas con un riesgo mayor de complicaciones, como adultos o personas con sistemas inmunitarios debilitados.
- Alivio de la picazón: El picor intenso asociado con las erupciones de la varicela puede aliviarse mediante baños de avena, el uso de cremas de calamina o antihistamínicos orales que ayudan a reducir la picazón.
- Control de la fiebre: El paracetamol (acetaminofén) es un medicamento comúnmente recomendado para reducir la fiebre y aliviar el malestar. Es importante evitar el uso de aspirina en niños, ya que se ha asociado con el síndrome de Reye, una enfermedad rara pero grave que afecta el hígado y el cerebro.
- Mantener la piel limpia: Las lesiones cutáneas deben mantenerse limpias para prevenir infecciones bacterianas secundarias. Se deben evitar los rascados, ya que esto puede causar infecciones o cicatrices permanentes.
- Descanso adecuado y buena hidratación: Es importante que el paciente descanse lo suficiente y beba líquidos para mantenerse hidratado, lo cual es fundamental para una recuperación rápida.
En casos graves, como en personas inmunocomprometidas o adultos, pueden ser necesarias hospitalizaciones o tratamientos más intensivos. Las complicaciones graves de la varicela incluyen neumonía, encefalitis y sepsis, aunque son poco frecuentes.
Complicaciones de la varicela
Aunque la mayoría de los casos de varicela son leves y no presentan complicaciones, en algunos casos pueden surgir problemas serios. Algunas de las complicaciones más comunes incluyen:
- Infecciones bacterianas secundarias: Las lesiones en la piel pueden infectarse con bacterias, lo que puede llevar a la formación de abscesos y otras infecciones cutáneas.
- Neumonía por varicela: Especialmente en adultos, la varicela puede causar una infección pulmonar grave.
- Encefalitis: La inflamación del cerebro, aunque rara, puede ocurrir y requiere tratamiento médico urgente.
- Síndrome de Reye: En niños que toman aspirina durante una infección viral como la varicela, puede desarrollarse el síndrome de Reye, una afección potencialmente fatal.
Conclusión
La varicela es una enfermedad viral común, especialmente en la infancia, que presenta síntomas característicos como erupciones cutáneas, fiebre y malestar general. A pesar de la disponibilidad de una vacuna eficaz, la enfermedad sigue siendo una preocupación en muchas partes del mundo, especialmente en aquellos que no están vacunados. La prevención mediante la vacuna es la mejor estrategia, pero en caso de que se contraiga la enfermedad, el tratamiento se centra en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Con el manejo adecuado, la mayoría de los afectados se recuperan completamente sin consecuencias a largo plazo.