Las termitas y las larvas de insectos xilófagos, como las conocidas «dudas de la madera», han sido un desafío constante en el ámbito de la conservación del patrimonio arquitectónico y la protección de estructuras de madera. Uno de los fenómenos más interesantes y a veces desconcertantes es la preferencia de estos insectos por atacar ciertos tipos de madera, particularmente los más antiguos, mientras evitan otros, como los más modernos. Para entender este comportamiento, es necesario profundizar en varios factores relacionados con la composición de la madera, los procesos de fabricación y el ambiente que proporcionan las estructuras.
1. Composición de la madera y su edad
La principal razón por la cual las termitas y otros insectos xilófagos prefieren las maderas más antiguas es su composición química y física. Las maderas viejas, como las que se utilizan en estructuras antiguas, tienen una mayor concentración de celulosa y hemicelulosa, que son más atractivas para estos insectos. La celulosa es un polisacárido que forma parte fundamental de las paredes celulares de las plantas, y su descomposición es un proceso que muchas especies de insectos han evolucionado para aprovechar. Las termitas, por ejemplo, tienen enzimas digestivas específicas que les permiten descomponer la celulosa de la madera. Además, las maderas viejas tienden a ser más porosas, lo que facilita la penetración de los insectos en su interior.

Por otro lado, las maderas más recientes, especialmente las que han sido tratadas con productos químicos para prevenir plagas, tienen una menor concentración de celulosa y son más resistentes a los insectos. Los procesos de preservación de la madera, como el tratamiento con sales de cobre o conservantes a base de pesticidas, pueden hacer que la madera moderna sea menos atractiva para las termitas y otros insectos xilófagos. Además, la tecnología de producción moderna ha permitido desarrollar maderas con una mayor densidad y menos porosidad, lo que dificulta la penetración de los insectos.
2. Cambios en el proceso de fabricación y tratamiento
El proceso de fabricación de madera también ha cambiado significativamente en las últimas décadas, lo que ha impactado en la preferencia de las plagas por la madera antigua. El uso de técnicas avanzadas de secado, como el secado al vacío o a alta temperatura, ha alterado las características de la madera. La madera moderna tiende a tener menos humedad y, en consecuencia, menos nutrientes disponibles para los insectos xilófagos. Los insectos, como las termitas, son menos propensos a establecer colonias en madera que ha sido tratada para ser más seca, densa y menos porosa.
Adicionalmente, los avances en los productos de acabado, como los barnices, lacas y tratamientos anti-plagas, contribuyen a la resistencia de la madera moderna. Estas sustancias crean una barrera que protege a la madera de los insectos, al mismo tiempo que aumenta la durabilidad y la vida útil de la madera. Esto hace que las termitas y otros insectos prefieran la madera antigua, que puede no haber sido tratada con estas tecnologías modernas, lo que la hace más vulnerable.
3. Interacción entre los insectos y el ambiente de la madera
El ambiente interno de la madera, tanto en la antigüedad como en la actualidad, también juega un papel crucial en la atracción de los insectos xilófagos. La madera más vieja puede estar más descompuesta debido a factores ambientales como la exposición a la humedad y a variaciones de temperatura a lo largo de los años. Esta descomposición crea un ambiente más favorable para los insectos, proporcionando no solo celulosa, sino también otros compuestos orgánicos que pueden servir como fuente de alimento para las termitas y otros insectos.
Además, las maderas más viejas suelen tener un mayor contenido de taninos, resinas y compuestos aromáticos que, en ciertos casos, pueden actuar como atrayentes o repelentes de los insectos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los compuestos que se han descompuesto durante siglos en la madera vieja resultan en una mayor palatabilidad para los insectos que buscan estos nutrientes.
4. El papel del clima y la humedad
El clima y la humedad también influyen en la preferencia de las termitas por las maderas más antiguas. La madera vieja, en muchas ocasiones, ha estado expuesta a un clima más húmedo y ha tenido más tiempo para absorber la humedad del ambiente. Esta condición favorece la descomposición y el crecimiento de hongos, que también sirven como fuente de alimento para ciertos insectos xilófagos. Por el contrario, la madera nueva suele estar más seca debido a los procesos de conservación y el tratamiento de la madera, lo que la hace menos susceptible a la infestación de insectos.
La humedad en particular es uno de los factores clave que determina si las termitas pueden prosperar en una determinada estructura de madera. Dado que las termitas son altamente sensibles a la sequedad, prefieren áreas que mantengan una humedad constante. Las estructuras de madera más antiguas, especialmente aquellas que no han sido tratadas o restauradas, pueden ofrecer condiciones más favorables para las infestaciones de insectos debido a la acumulación de humedad y la mayor presencia de microorganismos en su interior.
5. Comportamiento de las plagas xilófagas
Desde el punto de vista del comportamiento de las plagas, las termitas y otros insectos xilófagos suelen buscar madera con ciertas características que favorezcan su desarrollo. Estas incluyen una mayor porosidad, mayor concentración de nutrientes y una estructura menos densa. La madera antigua tiene una mayor probabilidad de cumplir con estos criterios debido a los procesos de envejecimiento natural. Las termitas se sienten atraídas por la madera que ya ha comenzado a descomponerse o que presenta signos de daño, ya que esto facilita la excavación y la formación de túneles dentro de la madera.
La madera más nueva, especialmente la que ha sido tratada, a menudo tiene menos signos de descomposición o daño físico, lo que hace que no sea tan atractiva para las plagas. Además, los procesos modernos de secado y tratamiento de la madera ayudan a que esta se mantenga intacta durante más tiempo, lo que reduce aún más la posibilidad de que se convierta en un objetivo fácil para los insectos xilófagos.
6. Prevención y control
Para evitar que las termitas y otros insectos xilófagos ataquen tanto las maderas viejas como las nuevas, es esencial implementar medidas de prevención adecuadas. Esto incluye el tratamiento de la madera con productos químicos protectores, el sellado de cualquier grieta o hueco que pueda permitir la entrada de plagas, y la supervisión constante de las estructuras de madera para detectar señales tempranas de infestación. Los propietarios de edificaciones antiguas también pueden considerar el uso de técnicas de conservación para restaurar la madera sin perder su valor histórico, al mismo tiempo que protegen las estructuras de plagas.
Conclusión
En resumen, el comportamiento de las plagas xilófagas que atacan maderas antiguas y evitan las maderas modernas se puede atribuir a una serie de factores interrelacionados, incluyendo la composición química y física de la madera, los procesos de fabricación y conservación, y las condiciones ambientales que afectan la madera. Mientras que las maderas antiguas ofrecen un ambiente propicio para la descomposición y la proliferación de nutrientes que atraen a los insectos, las maderas más modernas, tratadas y secas, resultan menos atractivas y más resistentes a las infestaciones. La comprensión de estos factores es crucial para desarrollar métodos eficaces de control y prevención que protejan las estructuras de madera, independientemente de su antigüedad.