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Monte del Templo: Historia y Significado

El Monte del Templo, conocido como Haram al-Sharif en árabe, es un sitio de importancia religiosa y cultural ubicado en la Ciudad Vieja de Jerusalén. En su corazón se encuentra la mezquita de Al-Aqsa, uno de los lugares más sagrados del Islam, y el Domo de la Roca, un icónico santuario islámico con su distintiva cúpula dorada. Este lugar es también de gran significado para el judaísmo y el cristianismo.

La historia del Monte del Templo se remonta a miles de años atrás. Se cree que fue aquí donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac, según la tradición judía y cristiana. Para los judíos, este sitio es donde se ubicó el Primer y Segundo Templo de Jerusalén, siendo el Segundo Templo destruido por los romanos en el año 70 d.C. La destrucción del Segundo Templo es un evento crucial en la historia judía y llevó al exilio del pueblo judío.

Después de la conquista islámica de Jerusalén en el siglo VII, el califa Abd al-Malik ordenó la construcción del Domo de la Roca en el sitio donde se cree que Mahoma ascendió al cielo en su viaje nocturno, según la tradición islámica. El Domo de la Roca fue completado en el año 691 d.C. y se convirtió en un símbolo distintivo de la arquitectura islámica.

La mezquita de Al-Aqsa, que se encuentra cerca del Domo de la Roca, fue construida en el año 705 d.C. durante el califato omeya. A lo largo de los siglos, el Monte del Templo ha sido objeto de disputas y conflictos entre diferentes grupos religiosos y políticos debido a su importancia religiosa y estratégica.

Durante la Edad Media, el Monte del Templo estuvo bajo control islámico, pero también fue objeto de conflictos entre musulmanes, cristianos y judíos. En 1099, durante la Primera Cruzada, Jerusalén fue capturada por los cruzados cristianos, y el Monte del Templo fue convertido en un lugar de culto cristiano. Sin embargo, en 1187, el sultán Saladino reconquistó Jerusalén para los musulmanes y restauró el control islámico sobre el Monte del Templo.

En los siglos siguientes, el Monte del Templo fue controlado por varios gobernantes islámicos, incluidos los mamelucos y luego los otomanos. Durante el dominio otomano, se permitió a los judíos y cristianos visitar el Monte del Templo, pero el acceso estaba sujeto a restricciones y regulaciones impuestas por las autoridades musulmanas.

Tras el final de la Primera Guerra Mundial, el Mandato Británico de Palestina asumió el control de Jerusalén y el Monte del Templo. Durante este período, surgieron tensiones entre judíos y árabes en la región, y el Monte del Templo fue testigo de varios disturbios y conflictos.

Después de la creación del Estado de Israel en 1948 y la Guerra Árabe-Israelí subsiguiente, Jordania asumió el control de Jerusalén Este, incluido el Monte del Templo. Durante este período, los judíos fueron prohibidos de visitar el Monte del Templo, y Jordania mantuvo el control sobre el sitio hasta la Guerra de los Seis Días en 1967.

En la Guerra de los Seis Días, Israel capturó Jerusalén Este, incluido el Monte del Templo, de Jordania. Desde entonces, Israel ha mantenido el control sobre el Monte del Templo, pero ha otorgado a la Autoridad Palestina cierta autonomía en la administración del lugar.

El Monte del Templo sigue siendo un punto de conflicto y tensión en el conflicto israelí-palestino. Las disputas sobre el control y el acceso al Monte del Templo continúan siendo un tema central en las negociaciones de paz entre Israel y los palestinos. A pesar de esto, el Monte del Templo sigue siendo un importante lugar de culto y peregrinación para judíos, cristianos y musulmanes de todo el mundo. Su historia rica y compleja refleja la diversidad religiosa y cultural de Jerusalén y su importancia para las tres principales religiones monoteístas.

Más Informaciones

Por supuesto, profundicemos más en la historia y la importancia del Monte del Templo:

El Monte del Templo, conocido en árabe como Haram al-Sharif (Noble Santuario), es uno de los lugares más venerados y disputados del mundo. Su importancia radica en su significado religioso para judíos, cristianos y musulmanes, así como en su papel en la historia y política de la región.

Para el judaísmo, el Monte del Templo es el sitio donde se ubicaron dos templos antiguos: el Primer Templo, construido por el Rey Salomón en el siglo X a.C., y el Segundo Templo, reconstruido por Herodes el Grande en el siglo I a.C. El Primer Templo fue destruido por los babilonios en el 586 a.C., mientras que el Segundo Templo fue destruido por los romanos en el año 70 d.C. La destrucción del Segundo Templo llevó al exilio judío y marcó un momento crucial en la historia judía, conocido como la Diáspora.

Para los cristianos, el Monte del Templo es un lugar de importancia debido a su conexión con la vida de Jesucristo. Según los Evangelios, Jesús predicó en el Templo y realizó varios eventos significativos allí, incluida su expulsión de los cambistas. Sin embargo, el enfoque principal del cristianismo en Jerusalén es la Vía Dolorosa y la Iglesia del Santo Sepulcro, que conmemoran la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús.

Para el Islam, el Monte del Templo es conocido como el tercer lugar más sagrado después de La Meca y Medina. La mezquita de Al-Aqsa, construida en el lugar donde se cree que el Profeta Mahoma ascendió al cielo en su viaje nocturno, es el punto focal para los musulmanes. El Domo de la Roca, construido cerca de la mezquita, alberga la Piedra de la Fundación, que según la tradición islámica es el lugar donde se originó la creación del mundo. Además, el Monte del Templo es visto como un símbolo de la identidad palestina y un punto de conflicto en el conflicto israelí-palestino.

A lo largo de la historia, el Monte del Templo ha sido objeto de disputas y conflictos entre diferentes grupos religiosos y políticos. Desde la conquista islámica de Jerusalén en el siglo VII, el control sobre el Monte del Templo ha cambiado de manos varias veces, con períodos de control islámico, cristiano y judío.

Durante la Edad Media, el Monte del Templo estuvo bajo control islámico, pero también fue objeto de conflictos entre musulmanes, cristianos y judíos. Las Cruzadas cristianas, que tuvieron como objetivo recuperar Tierra Santa de los musulmanes, resultaron en la captura temporal de Jerusalén y el Monte del Templo por parte de los cruzados en 1099. Sin embargo, en 1187, Saladino reconquistó Jerusalén para los musulmanes y restauró el control islámico sobre el Monte del Templo.

Durante el período otomano, que comenzó en el siglo XVI, el Monte del Templo estuvo bajo control del Imperio Otomano. Durante este tiempo, se permitió a los judíos y cristianos visitar el Monte del Templo, pero el acceso estaba sujeto a restricciones impuestas por las autoridades musulmanas.

Después de la Primera Guerra Mundial, el Mandato Británico de Palestina asumió el control de Jerusalén y el Monte del Templo. Durante este período, las tensiones entre judíos y árabes en la región aumentaron, y el Monte del Templo fue testigo de varios disturbios y conflictos.

Tras la creación del Estado de Israel en 1948, Jerusalén fue dividida entre Israel y Jordania, con Israel controlando la parte occidental de la ciudad y Jordania controlando la parte oriental, que incluía el Monte del Templo. Durante este período, los judíos fueron prohibidos de visitar el Monte del Templo, y Jordania mantuvo el control sobre el sitio hasta la Guerra de los Seis Días en 1967.

En la Guerra de los Seis Días, Israel capturó Jerusalén Este, incluido el Monte del Templo, de Jordania. Desde entonces, Israel ha mantenido el control sobre el Monte del Templo, pero ha otorgado a la Autoridad Palestina cierta autonomía en la administración del lugar.

El control y el acceso al Monte del Templo continúan siendo un tema central en el conflicto israelí-palestino. Las disputas sobre el estatus del Monte del Templo y la gestión del lugar han llevado a brotes de violencia y tensiones en la región. A pesar de esto, el Monte del Templo sigue siendo un importante lugar de culto y peregrinación para judíos, cristianos y musulmanes de todo el mundo, y su historia rica y compleja refleja la diversidad religiosa y cultural de Jerusalén.

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