Quemaduras en la piel: entre hechos y mitos que debemos evitar
Las quemaduras en la piel son una de las lesiones más comunes, que pueden variar en intensidad y gravedad. Aunque la mayoría de las personas ha experimentado al menos una quemadura en su vida, ya sea por una exposición prolongada al sol, por contacto con superficies calientes o por accidentes domésticos, muchas veces carecemos del conocimiento adecuado sobre cómo tratar este tipo de lesiones. En el día a día, circulan una gran cantidad de mitos sobre las quemaduras, lo que puede hacer que las personas tomen decisiones equivocadas que empeoren la situación. Por eso, es esencial conocer las diferencias entre hechos y errores comunes cuando se trata de las quemaduras cutáneas.
Tipos de quemaduras y su gravedad
Antes de abordar los mitos y errores sobre el tratamiento de las quemaduras, es importante comprender los diferentes tipos de quemaduras y cómo clasificarlas:
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Quemaduras de primer grado: Afectan solo la capa más superficial de la piel (la epidermis). Son las más comunes y suelen provocar enrojecimiento, dolor y una ligera inflamación. La piel generalmente se recupera en unos pocos días, sin dejar cicatrices importantes.
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Quemaduras de segundo grado: Afectan tanto la epidermis como la dermis (la capa media de la piel). Provocan enrojecimiento intenso, ampollas, dolor intenso y, a menudo, hinchazón. En este tipo de quemaduras, el proceso de curación puede ser más largo y pueden quedar cicatrices permanentes si no se tratan adecuadamente.
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Quemaduras de tercer grado: Son las más graves y afectan todas las capas de la piel, e incluso pueden dañar tejidos más profundos, como músculos, tendones y huesos. La piel puede aparecer carbonizada o blanca, y el dolor puede ser menos intenso debido a la destrucción de los nervios. Este tipo de quemaduras requieren atención médica urgente y, en muchos casos, intervención quirúrgica.
Es importante que cualquier quemadura de segundo o tercer grado sea tratada inmediatamente por un profesional de la salud, ya que pueden poner en riesgo la vida de la persona.
Mitos comunes sobre el tratamiento de las quemaduras
Existen numerosos mitos relacionados con el tratamiento de las quemaduras, muchos de los cuales pueden empeorar la situación. Es fundamental que las personas conozcan las medidas correctas para abordar una quemadura y evitar complicaciones innecesarias. A continuación, se destacan algunos de los mitos más comunes y sus realidades.
Mito 1: Aplicar mantequilla o aceite sobre la quemadura ayuda a calmar el dolor
Uno de los mitos más comunes es que aplicar mantequilla, aceite o cualquier otro tipo de grasa sobre una quemadura puede aliviar el dolor y ayudar a la piel a sanar más rápido. Sin embargo, esta es una creencia totalmente equivocada.
Realidad: Aplicar mantequilla u otros aceites sobre una quemadura puede empeorar la situación. Estos productos no solo no tienen propiedades curativas, sino que también pueden atrapar el calor dentro de la piel, lo que podría intensificar la quemadura. Lo más adecuado es enfriar la quemadura con agua fría, sin que esta esté helada, durante al menos 10 a 15 minutos.
Mito 2: Exponer la quemadura al sol para que se cure más rápido
Hay quienes creen que exponer la piel quemada al sol para “secar” la herida ayuda en la curación. Sin embargo, esta es una de las ideas más erróneas.
Realidad: La exposición al sol empeora las quemaduras. La piel dañada ya está comprometida y, al recibir más radiación solar, se aumenta el riesgo de daños más profundos y la posibilidad de que la piel quede marcada de forma permanente. Lo mejor es mantener la quemadura alejada de la exposición solar directa y protegerla con apósitos o ropa ligera.
Mito 3: Las quemaduras pueden curarse con pasta dental
Otro mito común es la aplicación de pasta dental sobre las quemaduras, ya que algunas personas creen que tiene propiedades calmantes o refrescantes.
Realidad: La pasta dental no está diseñada para tratar quemaduras y puede contener productos abrasivos que irritan aún más la piel afectada. Es importante evitar el uso de cualquier tipo de producto no destinado para quemaduras. En lugar de ello, es recomendable usar cremas o ungüentos específicos que sean recomendados por profesionales de la salud o farmacias.
Mito 4: No se debe romper las ampollas formadas por la quemadura
Cuando se producen quemaduras de segundo grado, es común que se formen ampollas en la piel afectada. Algunas personas creen que estas ampollas no deben romperse bajo ninguna circunstancia.
Realidad: Aunque lo ideal es no romper las ampollas, en algunos casos, si la ampolla es muy grande o está causando mucho dolor, puede ser necesario drenarla de manera adecuada y estéril para evitar infecciones. Sin embargo, en ningún caso debe hacerse sin la orientación de un profesional médico. Si la ampolla es pequeña, lo mejor es dejarla intacta, ya que la piel actúa como una barrera protectora.
Mito 5: El vinagre es un remedio efectivo para las quemaduras
El vinagre, al igual que la pasta dental o el aceite, es uno de los remedios caseros que se suele aplicar para aliviar las quemaduras.
Realidad: Aunque el vinagre tiene propiedades antimicrobianas, no es adecuado para tratar quemaduras. Puede ser irritante para la piel lesionada y, en lugar de aliviar el dolor, puede empeorar la inflamación y la irritación. En lugar de vinagre, lo más recomendable es utilizar agua fría y, en su caso, cremas específicas que ayuden a reducir la inflamación.
Mito 6: Las quemaduras solo son peligrosas si son de tercer grado
Este es otro mito muy extendido. Muchas personas creen que solo las quemaduras graves son peligrosas y que las de primer o segundo grado no requieren atención médica.
Realidad: Cualquier tipo de quemadura que cubra una gran área de la piel, o que afecte zonas delicadas como la cara, las manos, los pies o los genitales, debe ser tratada por un profesional. Las quemaduras de primer y segundo grado también pueden llevar a infecciones si no se manejan correctamente y, en algunos casos, las consecuencias de estas lesiones pueden ser serias a largo plazo.
Tratamiento adecuado para las quemaduras
El tratamiento adecuado de las quemaduras depende de su tipo y severidad. A continuación, se presentan algunas recomendaciones generales:
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Para quemaduras de primer grado: Lo primero es enfriar la zona afectada con agua tibia o fría. Después, se puede aplicar una crema hidratante o gel de aloe vera para aliviar el dolor y la inflamación. Si el dolor persiste o si la quemadura cubre una gran área, es recomendable consultar a un médico.
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Para quemaduras de segundo grado: En este caso, además de enfriar la zona con agua fría, se deben cubrir las quemaduras con un apósito estéril y no adhesivo. Si las ampollas se rompen, se debe limpiar la herida con agua y aplicar una crema antibiótica para evitar infecciones. Es recomendable buscar atención médica si la quemadura es extensa o si se presentan signos de infección.
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Para quemaduras de tercer grado: En caso de quemaduras graves, es esencial buscar atención médica de emergencia de inmediato. No intente tratar quemaduras de tercer grado en casa. Evite romper las ampollas o retirar la ropa adherida a la piel quemada. Cúbrala con una tela limpia y acuda lo más rápido posible a un centro médico.
Prevención de las quemaduras
Si bien es imposible evitar por completo las quemaduras, existen medidas que podemos tomar para reducir el riesgo de sufrirlas:
- Uso de protector solar: Para prevenir quemaduras solares, es importante usar un protector solar adecuado a nuestro tipo de piel, aplicarlo cada dos horas y evitar la exposición al sol en las horas pico de radiación.
- Precauciones en la cocina: Las quemaduras en la cocina son frecuentes. Usar guantes de cocina, tener cuidado con los aceites calientes y mantener a los niños alejados de las superficies calientes puede reducir significativamente el riesgo de quemaduras.
- Evitar sustancias peligrosas: En el hogar, asegúrese de mantener productos inflamables lejos de fuentes de calor y utilice protectores en los enchufes eléctricos para evitar accidentes.
Conclusión
Las quemaduras son lesiones comunes que pueden variar en severidad, pero con el conocimiento adecuado y el tratamiento adecuado, es posible gestionarlas de manera eficaz. Es fundamental desmentir los mitos que circulan sobre las quemaduras y actuar siempre de acuerdo a las recomendaciones médicas para evitar complicaciones. Además, la prevención siempre será la mejor medida para reducir el riesgo de quemaduras y proteger nuestra salud.