MAZDA 626 (Mk.4) Hatchback 1991-1998: Un clásico de la automoción japonesa
El Mazda 626 (Mk.4) Hatchback, producido entre 1991 y 1998, representa una de las etapas más destacadas de la evolución de los vehículos de tamaño medio. Esta versión fue una de las apuestas más interesantes de la firma japonesa en su categoría, marcando un antes y un después en términos de diseño, rendimiento y funcionalidad. En este artículo, exploraremos en detalle las características de este modelo, su impacto en el mercado y lo que lo hace un vehículo tan icónico dentro del catálogo de Mazda.
Introducción al Mazda 626 Mk.4
En 1991, Mazda lanzó la quinta generación del 626, conocida como la Mk.4, con un enfoque renovado y un diseño totalmente actualizado. Durante este periodo, Mazda se encontraba bajo la propiedad de Ford, lo que le permitió explorar nuevas oportunidades sin perder su identidad única. El modelo Mk.4 del 626 se presentó en dos configuraciones: sedán y hatchback, pero fue la versión hatchback la que captó más atención debido a su diseño innovador y a sus características prácticas.
Mazda decidió abandonar la versión de wagon que había acompañado a su predecesor, centrando sus esfuerzos en ofrecer un coche más versátil y de estilo más contemporáneo. El 626 Mk.4 Hatchback fue un excelente ejemplo de la estrategia de la marca para diferenciarse de los modelos de Ford que se vendían en el mercado, como el Sierra, un modelo más tradicional y con plataforma de tracción trasera.
Diseño y Estética
El diseño del Mazda 626 Mk.4 Hatchback estuvo influenciado por la tendencia emergente del biodesign, que se caracterizaba por líneas más suaves, superficies curvadas y un enfoque más futurista. Esto era particularmente evidente en los paneles curvados del vehículo, los pequeños faros delanteros y la parrilla minimalista que conferían al coche una apariencia compacta y aerodinámica.
Aunque el 626 Hatchback era un coche de tamaño medio, su diseño hacía que pareciera más pequeño de lo que realmente era, gracias a la fluidez de sus líneas y la disposición de los componentes frontales. En la parte trasera, el vehículo presentaba una notoria diferencia con el sedán, destacando por su peculiar ventanilla lateral adicional y un pilar D inclinado que soportaba un portón trasero ligeramente curvado. Esto no solo mejoraba la estética del coche, sino que también ofrecía una mayor funcionalidad en términos de accesibilidad y espacio en el maletero.
La parte posterior del 626 Hatchback fue uno de sus puntos más fuertes en términos de diseño. Los faros traseros estaban conectados mediante una franja roja que le daba al vehículo una imagen moderna y agresiva, siendo incluso más atractiva que la versión sedán.
Interior y Comodidad
El interior del Mazda 626 Mk.4 Hatchback fue otro de sus puntos fuertes. A diferencia del sedán, que mantenía una configuración más tradicional, el hatchback ofrecía una experiencia más cómoda para los pasajeros traseros, gracias a su techo remodelado que proporcionaba mayor espacio en la parte superior. Este pequeño ajuste de diseño permitió que los ocupantes de los asientos traseros disfrutaran de más comodidad, especialmente en los viajes largos.
Además, el 626 Hatchback estaba equipado con un banco trasero dividido, lo que permitía al propietario del vehículo ampliar el maletero cuando fuera necesario. Esta característica era especialmente útil para aquellos que necesitaban transportar objetos más grandes o realizar compras voluminosas sin perder la capacidad de los asientos traseros.
En términos generales, el interior del Mazda 626 Mk.4 Hatchback reflejaba un equilibrio entre funcionalidad y confort, con un diseño que apostaba por la sencillez y la eficiencia.
Motor y Rendimiento
Bajo el capó del Mazda 626 Mk.4 Hatchback, los consumidores podían elegir entre diversas motorizaciones, tanto a gasolina como diésel, y con configuraciones de cuatro o seis cilindros. Uno de los motores más populares de esta generación fue el 1.9i de 105 CV (77 kW), que ofrecía un rendimiento equilibrado entre potencia y eficiencia de combustible.
El motor 1.9i estaba emparejado con una caja de cambios manual de 5 velocidades, lo que permitía una experiencia de conducción más directa y dinámica. En términos de cifras, el Mazda 626 Mk.4 Hatchback podía alcanzar una velocidad máxima de 185 km/h (115 mph), lo que lo situaba entre los coches más rápidos de su categoría. Su capacidad de aceleración también era notable, logrando una aceleración de 0 a 100 km/h en 11,9 segundos.
En cuanto al consumo de combustible, el Mazda 626 Hatchback se mostró eficiente. Ofrecía 25,8 mpg en ciudad y hasta 31,8 mpg en carretera, lo que lo convertía en un modelo adecuado tanto para los trayectos urbanos como para los viajes largos.
El sistema de frenos incluía discos ventilados en las ruedas delanteras y discos sólidos en las traseras, lo que proporcionaba un rendimiento de frenado confiable y seguro, incluso en condiciones de conducción exigentes. Además, el vehículo estaba equipado con neumáticos 185/65 R14H, que le ofrecían un buen equilibrio entre confort y agarre en la carretera.
Dimensiones y Espacio
En cuanto a las dimensiones, el Mazda 626 Mk.4 Hatchback presentaba una longitud de 4694 mm, un ancho de 1750 mm y una altura de 1400 mm. Estas medidas le conferían un buen equilibrio entre espacio interior y maniobrabilidad, lo que lo hacía ideal para la conducción tanto en entornos urbanos como en carreteras abiertas.
La distancia entre ejes de 2611 mm y la pista de 1499 mm en ambos ejes proporcionaban una estabilidad adecuada y un manejo suave. El vehículo tenía un peso en vacío de 1170 kg, lo que le permitía ser ágil y eficiente, manteniendo una capacidad de carga de hasta 456 litros en el maletero, un volumen bastante generoso para un coche de su tamaño.
Seguridad y Tecnología
Aunque el Mazda 626 Mk.4 Hatchback no contaba con los sistemas avanzados de asistencia al conductor que se encuentran en los vehículos modernos, sí ofrecía una estructura de carrocería robusta y características de seguridad básicas. El sistema de frenos y la suspensión fueron diseñados para garantizar un manejo seguro, mientras que la resistencia del chasis brindaba protección en caso de colisión.
En cuanto a la tecnología, el 626 Hatchback estaba equipado con lo esencial para la época: aire acondicionado, sistema de audio, y asientos cómodos. Aunque no era un modelo de alta gama, ofrecía un buen equilibrio entre la calidad y el precio, lo que lo hacía accesible para una amplia gama de conductores.
Conclusión
El Mazda 626 Mk.4 Hatchback, producido entre 1991 y 1998, fue un modelo que dejó una huella importante en la historia del automóvil japonés. Con su diseño distintivo, motorizaciones eficientes y un interior práctico, el 626 Hatchback se destacó por su versatilidad y por ofrecer una conducción confortable tanto para la ciudad como para la carretera. Aunque la versión sedán también era popular, la versión hatchback brindó una alternativa más dinámica y estilísticamente atractiva, ganándose un lugar en los corazones de muchos conductores de su época.
Hoy en día, el Mazda 626 Mk.4 Hatchback es considerado un vehículo clásico que refleja una era dorada de la automoción, un coche que, aunque ya no se produce, sigue siendo admirado por los entusiastas del motor por su estilo, fiabilidad y rendimiento.