La ciudad histórica de Kairuán es uno de los lugares más importantes de Túnez y del mundo islámico en general. Fundada en el año 50 d.C., durante el califato de los Omeyas, Kairuán no solo es conocida por su profundo valor histórico y cultural, sino también por ser un importante centro de la difusión del Islam en el Magreb. Este artículo profundizará en la historia de la fundación de Kairuán, los elementos que la hicieron una ciudad emblemática, y el legado que dejó en la región y en la historia del Islam.
Fundación de la ciudad de Kairuán
La fundación de Kairuán se atribuye a Uqba ibn Nafi, un general árabe que desempeñó un papel crucial en la expansión del Islam en el norte de África. Uqba, quien fue enviado por el califa omeya Muawiya I, tenía la misión de consolidar el dominio musulmán en el Magreb, una región que en aquel momento aún estaba bajo control de diversos pueblos indígenas y tribus bereberes. En el año 50 d.C., Uqba fundó la ciudad de Kairuán, la cual se convirtió rápidamente en un importante centro religioso, militar y cultural.
El objetivo de Uqba al fundar Kairuán fue establecer una base sólida para las campañas militares musulmanas en el Magreb, pero también quería crear un centro desde donde se pudiera difundir el Islam. La ciudad fue construida sobre un terreno estratégico, cerca de la costa, lo que facilitaba la comunicación con otras regiones y el comercio, pero también la defensa ante posibles ataques de las tribus locales o las fuerzas bizantinas.
El nombre de Kairuán
El nombre «Kairuán» proviene de la palabra árabe «qayrūwān», que significa «campamento» o «lugar de reunión». Este nombre refleja la naturaleza militar de la ciudad en sus primeros días, ya que fue fundada como un campamento militar en el contexto de la expansión islámica. Con el tiempo, sin embargo, Kairuán dejó de ser solo un campamento militar y se transformó en un próspero centro urbano y religioso.
La importancia religiosa de Kairuán
Una de las razones por las que Kairuán se hizo famosa en el mundo islámico fue su importancia religiosa. La ciudad se convirtió en un gran centro de estudios islámicos y de enseñanza de la ley islámica (Sharia). La Gran Mezquita de Kairuán, que fue construida por Uqba ibn Nafi poco después de la fundación de la ciudad, es uno de los principales monumentos históricos de Túnez y un lugar de culto venerado por los musulmanes.
La mezquita fue diseñada para ser un lugar de oración y estudio, y con el tiempo se convirtió en uno de los principales centros de enseñanza religiosa y teológica del mundo islámico. Kairuán atrajo a eruditos y estudiantes de todas partes del mundo islámico, lo que permitió que la ciudad floreciera como un centro de conocimiento. Durante los siglos VIII y IX, Kairuán fue conocida por sus universidades y escuelas islámicas, que enseñaban tanto la jurisprudencia islámica como la teología.
Además de su función educativa, Kairuán también se convirtió en un importante destino de peregrinación. A pesar de que La Meca en Arabia Saudita sigue siendo el sitio más importante para los musulmanes, muchos musulmanes del Magreb consideraban a Kairuán como un sitio de gran importancia religiosa. A lo largo de los siglos, miles de peregrinos viajaron a Kairuán para rezar en su famosa mezquita y rendir homenaje a los primeros fundadores del Islam en la región.
La ciudad durante la dinastía Aghlabí
El apogeo de la ciudad de Kairuán ocurrió durante la dinastía Aghlabí, que gobernó el Magreb desde el siglo IX hasta el siglo X. Durante este período, Kairuán se convirtió en la capital de la dinastía y experimentó un gran auge en términos de arquitectura, cultura y economía. Los Aghlabí invirtieron mucho en la construcción de infraestructuras en la ciudad, incluyendo palacios, mezquitas, y otros edificios religiosos y administrativos. La ciudad también se convirtió en un importante centro de comercio, ya que su ubicación estratégica la hacía un punto clave para el intercambio de bienes entre el norte de África, el Oriente Medio y Europa.
Los Aghlabí promovieron el estudio de las ciencias islámicas y ayudaron a consolidar a Kairuán como un faro de conocimiento en el mundo musulmán. Durante este período, Kairuán no solo fue un centro religioso, sino también un centro cultural, donde se produjeron importantes avances en la filosofía, la medicina, la astronomía y las matemáticas. La ciudad también fue conocida por su tradición literaria, y muchos poetas, escritores y filósofos de la época se establecieron en Kairuán.
El declive de Kairuán
A pesar de su prominencia, Kairuán experimentó un largo período de declive a partir del siglo X. A medida que la dinastía Aghlabí fue reemplazada por otras dinastías y gobiernos en la región, la importancia política de Kairuán comenzó a disminuir. Las invasiones externas, particularmente las incursiones de los Banu Hilal, una tribu beduina del desierto, también contribuyeron a la caída de la ciudad. Estos ataques causaron la destrucción parcial de la ciudad y el desplazamiento de muchas de sus instituciones religiosas y culturales.
A pesar de su declive político y económico, Kairuán nunca dejó de ser un importante centro religioso. A lo largo de los siglos, la ciudad ha seguido siendo un lugar de peregrinación y estudio islámico, aunque su prominencia como capital política y cultural se desvaneció en favor de otras ciudades, como Túnez.
El legado de Kairuán
El legado de Kairuán es incalculable, tanto en términos de su contribución al mundo islámico como al patrimonio cultural de Túnez. Hoy en día, Kairuán sigue siendo una de las ciudades más visitadas y respetadas del país. La Gran Mezquita de Kairuán sigue siendo uno de los monumentos más importantes de Túnez y ha sido designada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El impacto de Kairuán no solo se limita a la historia religiosa, sino que también ha dejado una marca indeleble en el arte, la arquitectura y la cultura del mundo islámico. La ciudad fue pionera en la creación de una arquitectura islámica distintiva que luego se replicó en muchas otras ciudades del Magreb y el Mashreq. Además, la contribución de Kairuán al desarrollo del conocimiento islámico sigue siendo fundamental. Sus eruditos y teólogos dejaron un legado que sigue influyendo en la jurisprudencia islámica y la filosofía hasta el día de hoy.
Conclusión
La fundación de Kairuán por Uqba ibn Nafi marcó el comienzo de una nueva era en la historia del Magreb y del mundo islámico en general. Desde sus humildes comienzos como un campamento militar, Kairuán se convirtió en un centro de poder, religión, cultura y conocimiento. Su influencia en el mundo islámico sigue siendo palpable hoy en día, tanto en la vida espiritual de los musulmanes como en su contribución al patrimonio cultural y científico de la humanidad.