Humanidades

La crítica platónica al sensorial

La crítica de Platón al conocimiento sensorial es uno de los aspectos más profundos y relevantes de su filosofía. En su obra «La República» y otros diálogos, Platón formula una visión radical sobre el conocimiento y la naturaleza de la realidad, sugiriendo que los sentidos, aunque esenciales para nuestra experiencia diaria, no son una fuente confiable de conocimiento verdadero. Según Platón, el conocimiento sensorial está sujeto a engaños y distorsiones, y solo a través del uso de la razón y la contemplación de las Ideas, o Formas, es posible alcanzar el verdadero conocimiento.

El Conocimiento Sensible: Un Camino Engañoso

Platón parte de la premisa de que nuestros sentidos nos ofrecen una imagen distorsionada y efímera del mundo. A diferencia de la razón, que tiene la capacidad de acceder a un conocimiento universal e inmutable, los sentidos están limitados a lo que perciben en el mundo material. El mundo sensible, el mundo de las cosas físicas que vemos, tocamos, oímos, y olemos, es un mundo cambiante y corruptible, por lo que las percepciones que obtenemos de él son necesariamente imperfectas.

Este es uno de los puntos clave en la crítica de Platón: la idea de que el conocimiento sensible no puede ser considerado conocimiento verdadero. Platón distingue entre el mundo de las Ideas (o Formas) y el mundo sensible. Las Ideas son entidades perfectas e inmutables, y el verdadero conocimiento solo se puede alcanzar cuando nos dirigimos a ellas, más allá de lo que nos ofrecen los sentidos. Este concepto es central en la teoría platónica de la epistemología y ontología.

El Mito de la Caverna: Una Metáfora del Conocimiento Sensible

Una de las imágenes más poderosas que Platón usa para ilustrar su crítica al conocimiento sensorial es el mito de la caverna, que aparece en el Libro VII de «La República». En este mito, Platón describe a un grupo de prisioneros encadenados en el interior de una caverna, mirando solo las sombras proyectadas en una pared frente a ellos. Estas sombras son el único mundo que conocen, y por lo tanto, creen que son la realidad.

El mito de la caverna simboliza cómo los seres humanos, al estar atrapados en el mundo de los sentidos, solo perciben una realidad superficial y engañosa. Las sombras son una representación de los objetos materiales que vemos en la vida cotidiana, mientras que el mundo exterior, la verdadera realidad de las Ideas, solo puede ser conocido cuando uno se libera de las cadenas de los sentidos y asciende hacia la luz de la razón.

En este sentido, Platón sugiere que los sentidos no solo son limitados, sino que también son engañosos. Si los prisioneros en la caverna nunca logran salir y ver la luz del sol, vivirán en una realidad construida por las sombras, que nunca refleja la verdadera naturaleza de las cosas.

La Teoría de las Ideas: El Conocimiento Verdadero

Según Platón, el conocimiento verdadero no puede basarse en las percepciones sensoriales del mundo físico. La verdadera realidad se encuentra en el mundo de las Ideas, un ámbito inmutable e inteligible que solo puede ser aprehendido a través de la razón y la contemplación filosófica.

Las Ideas son entidades universales y abstractas que existen independientemente del mundo material. Por ejemplo, la Idea de la belleza no depende de un objeto físico específico que sea bello, sino que existe de manera pura e independiente. Platón argumenta que la única forma de llegar al verdadero conocimiento es trascender las apariencias del mundo sensible y acceder al mundo de las Ideas a través de la razón.

La distinción entre lo sensible y lo inteligible es fundamental para entender la crítica platónica al conocimiento sensorial. Mientras que el mundo sensible está compuesto de cosas individuales y cambiantes, el mundo inteligible es eterno y perfecto. Platón ve el conocimiento sensible como un conocimiento parcial y falaz, que solo nos ofrece una visión fragmentaria de la realidad.

La Escala del Conocimiento: De la Opinión a la Ciencia

En su obra «La República», Platón establece una jerarquía del conocimiento que va desde la mera opinión hasta el verdadero conocimiento. En la base de esta jerarquía se encuentra la doxa (opinión), que es el tipo de conocimiento que se obtiene a través de los sentidos. La doxa es errónea, porque está influenciada por la apariencia y la interpretación subjetiva de las percepciones sensoriales. Por encima de la doxa está la episteme (conocimiento), que es el conocimiento verdadero, adquirido solo mediante la razón y la contemplación de las Ideas.

Platón subraya que el conocimiento verdadero no es algo que se pueda obtener de manera directa a través de la observación sensorial. En cambio, debe ser alcanzado por medio de un proceso filosófico, que implica el uso de la dialéctica, una forma de razonamiento que busca descubrir las relaciones esenciales entre las Ideas.

La Crítica de Platón al Relativismo Sofista

Platón también dirige su crítica al relativismo sofista, que sostiene que todo conocimiento es relativo a la percepción del individuo. Los sofistas, como Protágoras, argumentaban que «el hombre es la medida de todas las cosas», sugiriendo que lo que es verdadero o real depende de las percepciones subjetivas de cada persona. Platón rechaza esta visión, pues considera que los sentidos pueden ser engañosos y que la verdadera realidad no depende de la percepción individual, sino de las Formas universales y eternas que existen independientemente de nuestras percepciones.

La crítica platónica al relativismo se basa en la idea de que la verdad es objetiva y no está sujeta a las interpretaciones subjetivas de los individuos. En lugar de confiar en las percepciones sensoriales cambiantes, Platón propone que debemos orientar nuestras mentes hacia el conocimiento racional y el descubrimiento de las Ideas.

La Influencia Platónica en la Filosofía Posterior

La crítica de Platón al conocimiento sensorial ha tenido un impacto profundo en la tradición filosófica occidental. A través de la historia, filósofos como René Descartes, Immanuel Kant y otros han discutido y reinterpretado las ideas platónicas sobre el conocimiento, la percepción y la realidad.

Por ejemplo, Descartes, en su famosa declaración «Cogito, ergo sum» («Pienso, luego existo»), pone en duda la fiabilidad de los sentidos, al igual que Platón, pero en su caso, el conocimiento verdadero se basa en el pensamiento consciente y la duda metódica. De manera similar, Kant distingue entre el mundo fenoménico (lo que podemos conocer a través de los sentidos) y el nouménico (la realidad en sí misma, que es inaccesible para los sentidos). La crítica kantiana a la razón pura resuena en muchos aspectos con la visión platónica de que solo a través de la razón podemos alcanzar el conocimiento verdadero.

Conclusión

La crítica de Platón al conocimiento sensorial es una parte central de su filosofía y refleja su profunda preocupación por las limitaciones de la experiencia humana. Según Platón, el conocimiento verdadero no se encuentra en lo que percibimos a través de nuestros sentidos, sino en el mundo de las Ideas, accesible solo mediante el uso de la razón. Este enfoque filosófico no solo ha influido en la teoría del conocimiento a lo largo de la historia, sino que también sigue siendo un pilar fundamental en el pensamiento filosófico contemporáneo. Para Platón, los sentidos pueden ofrecer una visión de lo real, pero solo la razón tiene la capacidad de conducirnos a la verdad profunda y eterna.

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