Familia y sociedad

La Caridad que Perdura

Para los niños, comprender conceptos abstractos como la caridad puede ser un desafío, pero enseñarles sobre la «sadaqah jariyah» (caridad continua) puede ser una manera poderosa de inculcar valores de generosidad y responsabilidad social desde una edad temprana. Aquí te presento una historia corta que explora este concepto de una manera accesible y educativa para los más pequeños:


La Caridad que Nunca Termina

Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Ali. Ali era curioso y siempre tenía muchas preguntas sobre todo lo que veía a su alrededor. Un día, mientras paseaba con su abuelo por el mercado del pueblo, vio a un hombre mayor repartiendo comida entre los necesitados.

«Abuelo, ¿qué está haciendo ese hombre?» preguntó Ali, señalando al hombre generoso.

«Está dando sadaqah, Ali», respondió su abuelo con una sonrisa. «Es una caridad que ayuda a las personas necesitadas».

Ali, intrigado, preguntó: «¿Qué es sadaqah?»

«Sadaqah es cuando das algo a alguien que lo necesita sin esperar nada a cambio», explicó el abuelo con paciencia.

El niño asintió, tratando de entender. «¿Y qué significa caridad continua?»

El abuelo se agachó para estar a la altura de Ali y le dijo con ternura: «La caridad continua es como una semilla que plantas y que sigue creciendo y dando frutos incluso después de mucho tiempo».

Ali frunció el ceño, tratando de imaginarlo. «¿Cómo una semilla de un árbol?»

«Sí, exactamente», dijo el abuelo con una sonrisa. «Imagina que plantas un árbol frutal. Con el tiempo, ese árbol dará frutas que las personas pueden comer y disfrutar. Esa es como la sadaqah jariyah, una caridad que sigue beneficiando a las personas mucho después de que la hayas dado».

Ali asintió lentamente, comenzando a comprender. «¿Podemos hacer sadaqah jariyah también?»

«¡Claro que sí!» exclamó el abuelo. «Podemos ayudar a construir una mezquita donde la gente pueda rezar, o cavar un pozo para que todos tengan agua limpia para beber. Incluso enseñarle algo a alguien que no lo sabe también cuenta como sadaqah jariyah».

Esa noche, Ali pensó mucho en lo que había aprendido. Decidió que quería hacer su propia sadaqah jariyah. Pidió a su abuelo que lo ayudara a plantar un pequeño jardín en el patio de su casa. Juntos plantaron flores y verduras. Ali prometió cuidarlas todos los días para que crecieran fuertes y sanas.

Con el tiempo, las flores atrajeron a mariposas y abejas, y las verduras proporcionaron comida para su familia y vecinos. Ali se sentía feliz sabiendo que había hecho algo bueno que seguiría ayudando a los demás.


Esta historia corta busca ilustrar de manera sencilla y amorosa el concepto de sadaqah jariyah, mostrando cómo los actos de bondad pueden tener un impacto duradero en la comunidad y en nuestras vidas. Es una manera hermosa de introducir a los niños en la importancia de compartir y ayudar a los demás, sembrando semillas de generosidad que florecerán con el tiempo.

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