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Honda Concerto 1990-1994: Reseña

Honda Concerto Hatchback 1990-1994: Un modelo que no cumplió las expectativas

El Honda Concerto es un vehículo que fue desarrollado por Honda en colaboración con Rover durante una época en la que la marca japonesa intentaba posicionarse más fuertemente en el mercado europeo. La producción de este modelo comenzó en 1990 y se extendió hasta 1994. Este coche estaba dirigido principalmente a clientes europeos, pero el resultado final no cumplió con las expectativas de ventas ni con las ambiciones de Honda. A pesar de sus esfuerzos, el Concerto no logró destacarse tanto como se esperaba, y terminó siendo eclipsado por otros modelos en la misma categoría.

Orígenes del Honda Concerto

La estrategia de Honda al desarrollar el Concerto estuvo muy influenciada por su adquisición de Rover, una marca británica que por aquel entonces operaba principalmente en Europa. La idea era aprovechar el know-how de Rover en cuanto a vehículos compactos para crear un modelo que pudiera llenar un vacío en el mercado europeo. Este fue el mismo período en el que también nacieron los modelos Rover 200 y Rover 400, que compartían la misma base que el Honda Concerto. Sin embargo, mientras que los modelos de Rover se percibían como una opción más lujosa en el mercado europeo, el Concerto era considerado un vehículo más asequible y orientado a las masas.

Diseño y Estética del Honda Concerto

En términos de diseño, el Honda Concerto representó el último intento de la marca por producir un coche con líneas angulosas. En una época en la que el diseño de los coches empezaba a evolucionar hacia formas más suaves y redondeadas, como se observaba en la quinta generación del Civic, el Concerto mantenía el estilo angular característico de los modelos anteriores. Sus faros delanteros, rectos y alargados, y las líneas rectas a lo largo de los parachoques y las aletas daban al Concerto un aire más sobrio y tradicional.

Uno de los rasgos distintivos del modelo era su maletero, que se extendía hacia una puerta trasera que le daba una forma más estilizada en comparación con el Civic de cuarta generación. A pesar de mantener una estética más rígida y angular, el Concerto incorporaba algunos detalles modernos para la época, como manijas de puertas al ras y espejos laterales del color de la carrocería, lo cual le daba un toque de sofisticación, aunque en general, el coche no pudo librarse de la percepción de ser un modelo de bajo costo.

Interior: Funcionalidad y Espacio

El interior del Honda Concerto no presentó grandes innovaciones respecto a los modelos anteriores de Honda, como el Civic de 1987. El habitáculo mantenía una disposición de líneas rectas, con un diseño sencillo pero funcional. La posición de conducción era baja, lo que era típico de la época, lo que hacía que la sensación de manejo fuera bastante deportiva para algunos conductores, pero incómoda para otros.

El Concerto ofrecía una capacidad de carga considerable, especialmente para un coche compacto. Con 400 litros de espacio en el maletero, que podían ampliarse hasta 1200 litros si se plegaban los asientos traseros, el Concerto demostraba una notable flexibilidad para el transporte de objetos grandes. La opción de asientos traseros plegables en una proporción 60/40 mejoraba aún más la versatilidad del vehículo, lo que lo hacía atractivo para familias y personas que necesitaban una mayor capacidad de carga.

Motor y Desempeño

El Honda Concerto 1990-1994 estaba disponible con dos opciones de motorización. La versión base contaba con un motor de 1.5 litros, lo que proporcionaba 90 caballos de fuerza, mientras que la versión más potente estaba equipada con un motor de 1.6 litros, que ofrecía mejores prestaciones en términos de aceleración y velocidad. El modelo 1.5i 5MT, con su motor de 1493 cm³, ofrecía una potencia de 66 kW (90 HP) a 6000 rpm y un par motor de 119 Nm a 4500 rpm, lo que lo convertía en una opción bastante eficiente para quienes buscaban un coche económico para el día a día. A pesar de no ser un coche de alto rendimiento, el Concerto cumplía con los requisitos básicos de un vehículo de su segmento.

En cuanto a la suspensión, el modelo europeo y británico estaba equipado con una suspensión McPherson en la parte delantera, mientras que el modelo japonés contaba con una suspensión de doble brazo oscilante, lo que proporcionaba una conducción más cómoda y estable. A pesar de esta diferencia técnica, el Concerto no destacó especialmente en términos de manejo, y su rendimiento estaba en la media para los coches compactos de la época.

El Concerto tenía una velocidad máxima de 172 km/h (106.9 mph) y una aceleración de 0 a 100 km/h en 12 segundos, lo cual estaba dentro de los estándares de su clase. En cuanto al consumo de combustible, el coche ofrecía una media de 7.9 litros cada 100 km, lo que lo hacía relativamente eficiente en carretera, con una autonomía de 29.8 mpg (millas por galón) en uso combinado.

Seguridad y Comodidades

El Concerto no se destacó por sus características de seguridad, pero sí ofrecía lo básico que se esperaba en ese momento. La estructura del vehículo estaba diseñada para absorber impactos, y el coche contaba con frenos de discos ventilados en la parte delantera y frenos de tambor en la parte trasera. Aunque la seguridad pasiva en términos de airbags y sistemas de asistencia avanzada no era una prioridad en aquellos años, el Concerto brindaba una sensación de robustez y seguridad básica en la conducción diaria.

El Honda Concerto también estaba equipado con comodidades como dirección asistida, aire acondicionado y una radio estéreo, lo que lo convertía en un coche bastante cómodo para los estándares de los años 90.

Conclusión

El Honda Concerto fue un vehículo que, aunque bien intencionado, no logró dejar una marca significativa en el mercado europeo. A pesar de ser parte de una colaboración estratégica con Rover, el modelo no fue percibido como un coche premium, a pesar de los esfuerzos de Honda por darle una imagen de mayor sofisticación. La percepción de que el modelo estaba destinado al mercado masivo y no a un público selecto limitó su atractivo.

El diseño angular y su interior funcional reflejaban una época de transición para Honda, que se alejaba del estilo más rectilíneo de los 80 hacia un enfoque más curvado y aerodinámico en sus futuros modelos. El Concerto, con sus 400 litros de espacio de carga y motorizaciones sencillas, dejó su huella como una opción práctica y económica, pero fue superado por modelos más avanzados y competitivos en cuanto a diseño, tecnología y eficiencia.

A pesar de su falta de éxito a largo plazo, el Honda Concerto sigue siendo un modelo interesante para los coleccionistas y entusiastas de los coches vintage, especialmente aquellos que buscan una representación de la era dorada de Honda en Europa.

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