La Guerra del Golfo Pérsico, también conocida como la Guerra del Golfo o simplemente como la Guerra de Kuwait, se desató después de la invasión de Kuwait por parte de Irak el 2 de agosto de 1990. Este conflicto bélico, que marcó un hito en la historia reciente de Medio Oriente y del mundo, fue el resultado de una serie de tensiones políticas y territoriales que habían estado aumentando durante varios años en la región.
El régimen iraquí liderado por Saddam Hussein justificó la invasión de Kuwait como una respuesta a lo que él percibía como una explotación ilegal de los recursos petroleros por parte de Kuwait, así como también argumentaba que Kuwait era una parte integral de Irak y que históricamente había sido separada de forma injusta por los colonizadores británicos. Esta invasión, sin embargo, fue ampliamente condenada por la comunidad internacional, y rápidamente se desataron una serie de acciones diplomáticas y militares en respuesta.
Los países occidentales, liderados por Estados Unidos, se movilizaron rápidamente para formar una coalición internacional en apoyo de Kuwait. Esto condujo a una serie de resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigiendo la retirada inmediata de las fuerzas iraquíes de Kuwait y autorizando el uso de la fuerza militar para asegurar el cumplimiento de estas resoluciones.
El 17 de enero de 1991, comenzó la fase principal de la operación militar conocida como Operación Tormenta del Desierto, con una campaña aérea masiva llevada a cabo por la coalición internacional, que incluía a Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Arabia Saudita, entre otros países. Esta campaña aérea tenía como objetivo debilitar las defensas iraquíes y preparar el terreno para una invasión terrestre.
La fase terrestre de la guerra comenzó el 24 de febrero de 1991, cuando las fuerzas terrestres de la coalición lanzaron una invasión masiva desde Arabia Saudita hacia Kuwait e Irak. Esta invasión condujo a una rápida derrota de las fuerzas iraquíes, que se vieron abrumadas por la superioridad militar de la coalición. En cuestión de días, las fuerzas iraquíes fueron expulsadas de Kuwait y se inició una ocupación militar del país por parte de la coalición.
La guerra llegó a su fin el 28 de febrero de 1991, cuando Irak aceptó un alto el fuego incondicional, poniendo fin a las hostilidades principales. Sin embargo, el conflicto no resolvió por completo las tensiones en la región, y las secuelas de la guerra tuvieron un impacto duradero en la política y la seguridad de Medio Oriente. La guerra del Golfo Pérsico tuvo repercusiones políticas, económicas y humanitarias significativas, y su legado continúa influyendo en la política mundial hasta el día de hoy.
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La Guerra del Golfo Pérsico, también conocida como la Primera Guerra del Golfo o la Guerra del Golfo de 1990-1991, fue un conflicto bélico que enfrentó a una coalición internacional liderada por Estados Unidos contra Irak, bajo el régimen del presidente Saddam Hussein. Este conflicto se originó con la invasión y ocupación de Kuwait por parte de Irak el 2 de agosto de 1990 y culminó con la liberación de Kuwait y la derrota de las fuerzas iraquíes en febrero de 1991.
La invasión de Kuwait por parte de Irak tomó por sorpresa a la comunidad internacional y desencadenó una rápida respuesta diplomática y militar. En los meses posteriores a la invasión, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas emitió una serie de resoluciones condenando la agresión iraquí y exigiendo la retirada inmediata de las fuerzas iraquíes de Kuwait. Sin embargo, las negociaciones diplomáticas fracasaron en su intento de resolver la crisis pacíficamente, lo que llevó a la formación de una coalición militar liderada por Estados Unidos para liberar Kuwait por la fuerza.
La coalición internacional estaba compuesta por países de todo el mundo, incluidos varios países árabes como Arabia Saudita, Egipto, Siria y Kuwait, así como naciones europeas y asiáticas. La operación militar para expulsar a las fuerzas iraquíes de Kuwait fue conocida como Operación Tormenta del Desierto por parte de las fuerzas de la coalición, y fue una de las campañas militares más intensivas y sofisticadas de la historia moderna.
La fase inicial de la operación consistió en una intensa campaña aérea, que comenzó el 17 de enero de 1991, con el objetivo de debilitar las defensas iraquíes y destruir su capacidad militar. Durante 42 días, aviones de combate de la coalición llevaron a cabo bombardeos aéreos masivos en todo Irak y Kuwait, atacando objetivos militares clave, infraestructura estratégica y posiciones de defensa.
El 24 de febrero de 1991, las fuerzas terrestres de la coalición lanzaron una invasión terrestre masiva desde Arabia Saudita hacia Kuwait e Irak, con el objetivo de expulsar a las fuerzas iraquíes de Kuwait y derrotar al ejército de Saddam Hussein. Esta fase terrestre de la guerra vio intensos combates terrestres en los desiertos de Kuwait e Irak, donde las fuerzas de la coalición demostraron una clara superioridad en términos de tecnología militar y coordinación táctica.
Las fuerzas iraquíes, aunque inicialmente desplegadas con gran fuerza en Kuwait, se vieron rápidamente superadas por la coalición y sufrieron enormes bajas y pérdidas materiales. Después de varios días de combates intensos, las fuerzas iraquíes comenzaron a retirarse de Kuwait, y la liberación de Kuwait se completó el 26 de febrero de 1991, cuando las fuerzas de la coalición entraron en la ciudad capital, Kuwait City, sin encontrar una resistencia significativa.
El 28 de febrero de 1991, Irak aceptó un alto el fuego incondicional, poniendo fin oficialmente a las hostilidades principales. Sin embargo, el alto el fuego estipulaba una serie de condiciones, incluida la destrucción de armas de destrucción masiva por parte de Irak y el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre el país. Estas condiciones sentaron las bases para una serie de conflictos posteriores entre Irak y la comunidad internacional, incluida una serie de inspecciones de armas y conflictos militares adicionales en la región.
La Guerra del Golfo Pérsico tuvo amplias repercusiones políticas, económicas y humanitarias en la región y en el mundo en general. A nivel político, la guerra redefinió las relaciones entre los países de Medio Oriente y las potencias occidentales, así como también tuvo un impacto significativo en la política interna de varios países involucrados en el conflicto. Económicamente, la guerra afectó los precios del petróleo y la estabilidad económica de la región, mientras que humanitariamente, provocó grandes desplazamientos de población y causó sufrimiento a millones de personas afectadas por el conflicto.
En resumen, la Guerra del Golfo Pérsico fue un evento crucial en la historia contemporánea, que cambió el curso de la política mundial y dejó un legado duradero en Medio Oriente y más allá.