La fiebre en los niños: Causas, diagnóstico y tratamiento
La fiebre es una de las respuestas más comunes del cuerpo humano frente a infecciones y otros procesos patológicos. En el caso de los niños, la fiebre puede ser un síntoma inquietante para los padres, quienes suelen temer que su hijo pueda estar experimentando una afección grave. Sin embargo, la fiebre en sí misma no siempre es indicativa de un problema grave, sino que generalmente es un mecanismo de defensa natural del cuerpo. Este artículo proporciona una visión integral sobre la fiebre en los niños, abordando sus causas, diagnóstico, tratamiento y medidas preventivas.
¿Qué es la fiebre?
La fiebre es una elevación temporal de la temperatura corporal que generalmente indica una respuesta del sistema inmunológico a infecciones o inflamaciones. La temperatura corporal normal de un niño varía ligeramente, pero generalmente se encuentra alrededor de los 36.5°C a 37.5°C. Se considera que un niño tiene fiebre cuando su temperatura supera los 38°C.
El termómetro es el instrumento más utilizado para medir la temperatura corporal. Existen varios tipos de termómetros, como los digitales, los de mercurio (aunque su uso está desaconsejado en muchos países por razones de seguridad), y los infrarrojos. La fiebre no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que puede tener múltiples causas.
Causas de la fiebre en los niños
La fiebre puede tener múltiples orígenes en los niños. Entre las causas más comunes se incluyen:
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Infecciones virales: Los virus son responsables de muchas de las fiebres en los niños. Enfermedades comunes como el resfriado, la gripe, el sarampión, el virus sincitial respiratorio (VRS) y la varicela suelen ser causantes de fiebre.
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Infecciones bacterianas: Aunque las infecciones bacterianas tienden a ser menos comunes que las virales, también pueden causar fiebre. Ejemplos de infecciones bacterianas que producen fiebre incluyen la neumonía, las infecciones del oído (otitis media), las infecciones urinarias y la meningitis.
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Enfermedades inflamatorias: En algunos casos, las enfermedades inflamatorias como la artritis juvenil o la enfermedad inflamatoria intestinal pueden estar asociadas con fiebre crónica.
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Teething o dentición: En bebés menores de dos años, la dentición puede producir fiebre leve, aunque esto no siempre es el caso. La fiebre relacionada con la dentición generalmente no supera los 38°C y se resuelve por sí sola.
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Reacciones a vacunas: Es común que los niños desarrollen fiebre después de recibir una vacuna. Este es un efecto secundario temporal y generalmente no causa preocupación, ya que la fiebre suele desaparecer en uno o dos días.
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Exposición al calor extremo: El golpe de calor o la insolación puede causar fiebre. Esto ocurre cuando un niño está expuesto a altas temperaturas, especialmente si está deshidratado o si no ha podido regular su temperatura corporal adecuadamente.
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Otras condiciones: Algunas enfermedades menos comunes, como el síndrome de Kawasaki, pueden producir fiebre prolongada. Además, ciertos trastornos metabólicos o inmunológicos pueden estar asociados con la fiebre.
Diagnóstico de la fiebre
El diagnóstico de la fiebre en un niño no se basa únicamente en la medición de la temperatura corporal. Los médicos también evaluarán otros factores, como la edad del niño, los síntomas concomitantes, el historial médico y la duración de la fiebre. Existen situaciones en las que la fiebre en un niño puede ser un indicativo de una enfermedad grave, por lo que se deben considerar los siguientes aspectos:
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Duración de la fiebre: Si la fiebre dura más de 48 horas o si es muy alta (superior a 40°C), es necesario consultar a un médico, ya que puede indicar una infección bacteriana o una condición más grave.
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Síntomas adicionales: La fiebre acompañada de síntomas como dificultad para respirar, rigidez en el cuello, convulsiones, somnolencia excesiva, erupciones cutáneas o dolor abdominal intenso, justifica una visita inmediata a un centro médico.
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Edad del niño: Los bebés menores de tres meses con fiebre superior a 38°C deben ser evaluados por un médico, ya que en esta etapa de la vida, las infecciones pueden progresar rápidamente y poner en peligro la salud del recién nacido.
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Historia médica: Si el niño tiene antecedentes de enfermedades crónicas o un sistema inmunológico comprometido (como en el caso de niños con leucemia o enfermedades autoinmunes), la fiebre debe ser evaluada cuidadosamente, ya que puede ser un signo de una complicación grave.
Tratamiento de la fiebre en los niños
El tratamiento de la fiebre en niños depende de la causa subyacente, la gravedad de los síntomas y la edad del niño. La fiebre en sí misma generalmente no se trata, sino que se aborda el malestar que provoca y la causa que la origina.
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Controlar la fiebre con antipiréticos: Los medicamentos como el paracetamol (acetaminofén) y el ibuprofeno son los más comunes para reducir la fiebre en los niños. Ambos son efectivos para disminuir la temperatura y aliviar el malestar. Sin embargo, es importante no administrar aspirina a los niños, ya que se ha relacionado con el síndrome de Reye, una enfermedad rara pero grave.
- Paracetamol: Apto para niños de todas las edades. Es suave para el estómago y tiene menos efectos secundarios.
- Ibuprofeno: Recomendado para niños mayores de seis meses. Es más eficaz para reducir la fiebre y también tiene propiedades antiinflamatorias.
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Mantener una hidratación adecuada: La fiebre puede causar pérdida de líquidos, por lo que es esencial mantener al niño bien hidratado. Ofrecer líquidos como agua, jugos naturales y caldos puede ayudar a prevenir la deshidratación.
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Ropa ligera y ambiente fresco: Si bien es importante no enfriar al niño excesivamente, mantenerlo en un ambiente fresco y con ropa ligera puede ayudar a regular la temperatura corporal.
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Descanso: El descanso es fundamental para que el cuerpo combata la infección que está causando la fiebre. Asegúrate de que el niño se sienta cómodo y tenga un lugar tranquilo para descansar.
Cuándo acudir al médico
Aunque en muchos casos la fiebre en los niños se resuelve sin complicaciones, existen circunstancias en las que es esencial buscar atención médica inmediata:
- Niños menores de tres meses con fiebre.
- Fiebre que persiste más de 48 horas.
- Fiebre superior a 40°C.
- Síntomas graves como dificultad para respirar, convulsiones, erupciones cutáneas o rigidez en el cuello.
- Niños con condiciones médicas preexistentes, como trastornos inmunológicos o enfermedades crónicas.
Prevención
Aunque no siempre se puede evitar la fiebre, hay varias medidas preventivas que pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades infecciosas en los niños:
- Vacunación: Las vacunas son fundamentales para prevenir muchas de las infecciones que causan fiebre en los niños. Asegúrate de seguir el calendario de vacunación recomendado por los médicos.
- Higiene: Fomentar el lavado frecuente de manos y evitar el contacto cercano con personas enfermas puede reducir el riesgo de infecciones.
- Alimentación y descanso adecuado: Mantener una dieta equilibrada y garantizar un buen descanso fortalece el sistema inmunológico del niño, ayudando a prevenir enfermedades.
Conclusión
La fiebre en los niños es un síntoma común que generalmente no es motivo de alarma, pero que siempre debe ser monitorizado de cerca por los padres. Aunque en la mayoría de los casos es un signo de que el cuerpo está combatiendo una infección, algunas situaciones requieren una evaluación médica más detallada. Con un diagnóstico adecuado, tratamiento oportuno y medidas preventivas, los niños pueden superar las fiebres sin complicaciones graves. Como siempre, la consulta con un profesional de la salud es crucial si surgen dudas sobre el bienestar del niño.