Medicina y salud

Fiebre en Niños: Causas y Manejo

El aumento de la temperatura corporal en los niños, conocido comúnmente como fiebre, es una respuesta del organismo a diversas condiciones y desencadenantes. La fiebre es un fenómeno común y generalmente no es motivo de preocupación excesiva, pero entender las razones detrás de su aparición es fundamental para poder gestionarla adecuadamente.

Una de las causas más frecuentes de la fiebre en los niños son las infecciones, que pueden ser de origen viral o bacteriano. Las infecciones virales, como los resfriados, la gripe o la varicela, son especialmente comunes en la infancia y pueden desencadenar una respuesta febril como parte del proceso de defensa del cuerpo contra los patógenos invasores. Por otro lado, las infecciones bacterianas, como la otitis media, la faringitis estreptocócica o la neumonía, también pueden provocar fiebre en los niños.

Además de las infecciones, existen otras causas no infecciosas de la fiebre en los niños. Entre ellas se incluyen las reacciones a ciertos medicamentos, como algunos antibióticos o vacunas, así como las enfermedades inflamatorias, como la artritis idiopática juvenil o la enfermedad de Kawasaki. También pueden desencadenar fiebre en los niños los trastornos del sistema inmunitario, como el lupus eritematoso sistémico, o incluso factores ambientales, como la exposición excesiva al sol o el calor.

Es importante destacar que la fiebre en sí misma no es una enfermedad, sino más bien un síntoma de que algo está ocurriendo en el cuerpo del niño. Constituye una respuesta natural del sistema inmunológico y puede ser beneficiosa, ya que ayuda a combatir las infecciones al aumentar la actividad de los glóbulos blancos y frenar el crecimiento de los microorganismos invasores. Sin embargo, una fiebre alta o persistente puede ser indicativo de una enfermedad subyacente más grave, por lo que siempre es recomendable buscar atención médica si la fiebre persiste más de unos pocos días o si está acompañada de otros síntomas preocupantes.

La fiebre en los niños se mide comúnmente mediante la toma de la temperatura corporal con un termómetro. La temperatura normal del cuerpo humano oscila alrededor de los 36,5-37,5 grados Celsius (97,7-99,5 grados Fahrenheit), pero puede variar ligeramente de un individuo a otro y según la hora del día. Se considera fiebre cuando la temperatura supera los 38 grados Celsius (100,4 grados Fahrenheit). Sin embargo, es importante recordar que la fiebre en sí misma no es peligrosa, sino más bien un signo de que el cuerpo está combatiendo una infección u otra afección subyacente.

El tratamiento de la fiebre en los niños suele centrarse en aliviar los síntomas y ayudar al cuerpo a combatir la causa subyacente. Esto puede incluir medidas como mantener al niño hidratado, ofrecerle líquidos frescos y cómodos, y administrar medicamentos como el paracetamol o el ibuprofeno para reducir la fiebre y aliviar el malestar. Sin embargo, es importante seguir las indicaciones del médico y no automedicar al niño, especialmente en el caso de los niños más pequeños o si la fiebre es alta o persistente.

En resumen, las causas del aumento de la temperatura corporal en los niños pueden ser diversas, desde infecciones comunes hasta reacciones a medicamentos o enfermedades subyacentes más graves. Siempre es importante vigilar de cerca a los niños con fiebre y buscar atención médica si la fiebre persiste o está acompañada de otros síntomas preocupantes. La fiebre en sí misma no es peligrosa, pero puede ser un indicador de que algo más está ocurriendo en el cuerpo del niño que requiere atención médica adecuada.

Más Informaciones

Por supuesto, profundicemos en las diversas causas del aumento de la temperatura corporal en los niños y en cómo se pueden identificar y gestionar adecuadamente.

Las infecciones son una de las causas más comunes de fiebre en los niños. Las infecciones virales, como el resfriado común, la gripe, la gastroenteritis viral y la varicela, son frecuentes en la infancia y pueden desencadenar una respuesta febril como parte de la activación del sistema inmunitario para combatir el virus invasor. Las infecciones bacterianas también pueden provocar fiebre en los niños, y algunas de las más comunes incluyen la otitis media (infección del oído medio), la faringitis estreptocócica (infección de la garganta) y la neumonía. Es importante identificar la causa subyacente de la fiebre, ya que el tratamiento puede variar según el tipo de infección.

Además de las infecciones, existen otras causas no infecciosas de fiebre en los niños. Por ejemplo, las reacciones a ciertos medicamentos pueden provocar fiebre como efecto secundario. Algunos antibióticos, anticonvulsivantes y analgésicos pueden desencadenar una reacción febril en algunos niños. Asimismo, las vacunas pueden causar fiebre como parte de la respuesta inmunitaria del organismo a los antígenos presentes en las vacunas. Es importante seguir las pautas de vacunación recomendadas por los profesionales de la salud y vigilar cualquier reacción adversa después de la administración de una vacuna.

Las enfermedades autoinmunes y las enfermedades inflamatorias también pueden causar fiebre en los niños. Por ejemplo, la artritis idiopática juvenil es una enfermedad autoinmune que causa inflamación en las articulaciones y puede estar asociada con fiebre y otros síntomas. La enfermedad de Kawasaki es otra enfermedad inflamatoria que afecta a los vasos sanguíneos y puede provocar fiebre persistente, erupción cutánea, enrojecimiento de los ojos y otros síntomas. Estas condiciones requieren un diagnóstico y tratamiento preciso por parte de un médico especialista.

Los trastornos del sistema inmunológico también pueden desencadenar fiebre en los niños. Por ejemplo, el lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmune que puede afectar a múltiples órganos y sistemas del cuerpo, y la fiebre es uno de los síntomas característicos de esta enfermedad. Otros trastornos del sistema inmunitario, como la enfermedad inflamatoria intestinal y la enfermedad celíaca, también pueden estar asociados con fiebre en algunos casos.

Además de estas causas médicas, factores ambientales como la exposición excesiva al sol o el calor también pueden desencadenar fiebre en los niños. La deshidratación y el golpe de calor son condiciones graves que pueden ocurrir cuando un niño se expone a temperaturas elevadas durante períodos prolongados, y la fiebre puede ser uno de los primeros signos de estas condiciones.

Es fundamental que los padres y cuidadores estén atentos a los signos y síntomas de fiebre en los niños y busquen atención médica si la fiebre es alta, persistente o está acompañada de otros síntomas preocupantes, como dificultad para respirar, rigidez en el cuello, erupción cutánea, letargo o irritabilidad extrema. El tratamiento de la fiebre en los niños suele centrarse en aliviar los síntomas y tratar la causa subyacente, si es necesario. Esto puede incluir el uso de medicamentos para reducir la fiebre y el malestar, así como medidas para mantener al niño cómodo y bien hidratado.

En resumen, las causas del aumento de la temperatura corporal en los niños pueden ser diversas, desde infecciones comunes hasta reacciones a medicamentos o enfermedades subyacentes más graves. Es importante identificar la causa subyacente de la fiebre y buscar atención médica si es necesario. La fiebre en sí misma no es peligrosa, pero puede ser un signo de que algo más está ocurriendo en el cuerpo del niño que requiere atención médica adecuada.

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