Animales y pájaros

Extinción Masiva del Cretácico-Paleógeno

La extinción de especies es un fenómeno que ha acompañado a la vida en la Tierra a lo largo de su historia, y el final del período Cretácico, que marcó el fin del Mesozoico y el comienzo del Cenozoico, no fue una excepción. Durante esta transición, conocida como la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno (también llamada extinción del límite K-Pg), se produjo una pérdida significativa de biodiversidad, incluida la desaparición de muchas especies animales, tanto terrestres como marinas.

Entre los animales que se extinguieron al final del período Cretácico se encuentran varios grupos destacados, algunos de los cuales eran abundantes y dominantes en su época. Uno de los ejemplos más conocidos es el de los dinosaurios no aviares, que representaban una diversidad impresionante de formas y tamaños. Estos enormes reptiles dominaron los ecosistemas terrestres durante millones de años, pero al final del Cretácico, la mayoría de ellos desaparecieron abruptamente, dejando espacio para que otros grupos evolucionaran y ocuparan sus nichos ecológicos.

Entre los dinosaurios que se extinguieron en el límite K-Pg se encuentran los grandes saurópodos, como el Brachiosaurus y el Diplodocus, así como los temibles depredadores, como el Tyrannosaurus rex y el Velociraptor. También desaparecieron los dinosaurios herbívoros con cuernos y crestas, como el Triceratops y el Styracosaurus. La extinción de los dinosaurios dejó un vacío importante en los ecosistemas terrestres, que fue ocupado por mamíferos y aves que lograron sobrevivir y prosperar en el nuevo mundo post-extinción.

Además de los dinosaurios, otros grupos de animales se extinguieron al final del Cretácico. Por ejemplo, los pterosaurios, reptiles voladores que compartieron los cielos con los dinosaurios, desaparecieron por completo. Estos animales, que incluían formas desde pequeñas hasta gigantescas, como el Quetzalcoatlus, dejaron de existir, y sus nichos ecológicos fueron ocupados posteriormente por aves y murciélagos.

En los océanos, la extinción del límite K-Pg también tuvo un impacto significativo en la fauna marina. Uno de los grupos más afectados fueron los amonites, una amplia diversidad de moluscos cefalópodos con conchas en espiral que habían existido durante cientos de millones de años. La mayoría de las especies de amonites desaparecieron abruptamente al final del Cretácico, aunque algunas formas más pequeñas lograron sobrevivir por un tiempo en el Paleógeno.

Otro grupo marino notable que se extinguió al final del Cretácico fueron los mosasaurios, reptiles marinos depredadores que incluían formas como el Mosasaurus, que alcanzaba grandes tamaños y habitaba en los mares del Mesozoico. Estos animales desaparecieron junto con muchos otros habitantes del océano, aunque algunas líneas evolutivas lograron sobrevivir y dar origen a grupos que persisten hasta el día de hoy, como los tiburones y los peces óseos.

En resumen, el final del período Cretácico fue testigo de la extinción de numerosas especies animales, incluidos los dinosaurios, los pterosaurios, los amonites y los mosasaurios. Este evento catastrófico transformó los ecosistemas terrestres y marinos, y tuvo un impacto duradero en la historia de la vida en la Tierra, dando lugar a la diversificación de nuevos grupos de organismos que colonizaron los nichos ecológicos vacíos dejados por los que se extinguieron.

Más Informaciones

La extinción masiva del Cretácico-Paleógeno (K-Pg), que ocurrió hace aproximadamente 66 millones de años, es uno de los eventos más estudiados en la historia de la Tierra debido a su impacto catastrófico en la biodiversidad y los ecosistemas. Se cree que esta extinción fue desencadenada por una combinación de factores, entre los que se destaca el impacto de un gran asteroide en la región que ahora es la península de Yucatán, en México, y la actividad volcánica intensa en lo que hoy es la región de los Traps del Decán, en la India.

El impacto del asteroide, que se estima que tuvo una energía equivalente a millones de bombas nucleares, generó enormes tsunamis, incendios forestales a escala global y una nube de polvo y gases que oscureció la atmósfera, bloqueando la luz solar durante meses o incluso años. Esto provocó un enfriamiento global repentino, conocido como «invierno nuclear», que alteró drásticamente los patrones climáticos y afectó los ecosistemas terrestres y marinos.

Por otro lado, la actividad volcánica en los Traps del Decán habría liberado grandes cantidades de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono y azufre, que contribuyeron al calentamiento global a largo plazo y a la acidificación de los océanos. Estos cambios ambientales adicionales habrían agravado aún más las condiciones para la vida en la Tierra, especialmente para las especies marinas sensibles a la acidificación y a la pérdida de oxígeno en el agua.

La combinación de estos impactos, tanto el enfriamiento global inicial como el calentamiento y la acidificación a largo plazo, causó estragos en los ecosistemas terrestres y marinos, llevando a la extinción de numerosas especies. Además de los grupos mencionados anteriormente, como los dinosaurios no aviares, los pterosaurios, los amonites y los mosasaurios, se estima que hasta el 75% de todas las especies en la Tierra desaparecieron durante esta extinción.

Sin embargo, es importante destacar que no todas las formas de vida fueron igualmente afectadas por la extinción del límite K-Pg. Algunos grupos, como los mamíferos pequeños, las aves primitivas y ciertos grupos de reptiles, lograron sobrevivir y prosperar en el nuevo entorno post-extinción. Estos supervivientes fueron fundamentales para la recuperación de los ecosistemas y para el surgimiento de nuevas formas de vida en el período Paleógeno y más allá.

La extinción del límite K-Pg marcó el final de una era en la historia de la Tierra y el comienzo de otra. Después de este evento catastrófico, los mamíferos y las aves emergieron como los nuevos dominadores de los ecosistemas terrestres, ocupando nichos ecológicos que antes estaban dominados por los dinosaurios y otros grupos extintos. Esta transformación radical en la biodiversidad y la estructura de los ecosistemas sentó las bases para la evolución y la diversificación de la vida en los milenios posteriores.

En resumen, la extinción del límite K-Pg fue un evento de proporciones globales que provocó la desaparición de numerosas especies animales, incluidos los dinosaurios, los pterosaurios, los amonites y los mosasaurios. Fue desencadenado por una combinación de impacto de asteroides y actividad volcánica, que alteró drásticamente el clima y los ecosistemas de la Tierra. Sin embargo, también abrió nuevas oportunidades evolutivas para los supervivientes, que dieron forma al mundo que conocemos hoy.

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