Las amígdalas, también conocidas como las «lunas» o «glándulas palatinas», son dos estructuras en forma de óvalo que se encuentran en la parte posterior de la garganta. Estas juegan un papel fundamental en el sistema inmunológico, ayudando a combatir infecciones que ingresan al cuerpo a través de la boca o la nariz. Sin embargo, como cualquier otro órgano, las amígdalas pueden verse afectadas por diversas enfermedades que comprometen su función y pueden causar molestias significativas. En este artículo, exploraremos las principales enfermedades de las amígdalas, sus síntomas, tratamiento y prevención.
¿Qué son las amígdalas y cuál es su función?
Las amígdalas son dos masas de tejido linfático situadas a ambos lados de la garganta, en la parte posterior de la cavidad bucal. Forman parte del sistema linfático, que es crucial en la defensa contra infecciones. Las amígdalas contienen células inmunológicas que producen anticuerpos y ayudan a filtrar bacterias y virus que intentan ingresar al cuerpo a través de la boca y la nariz. Aunque desempeñan un papel importante en la inmunidad durante los primeros años de vida, su función disminuye con la edad, razón por la cual en algunos adultos las amígdalas no tienen un papel tan relevante como en los niños.
Enfermedades comunes de las amígdalas
A continuación, se describen las principales enfermedades que afectan a las amígdalas:
1. Amigdalitis aguda
La amigdalitis aguda es una de las afecciones más comunes que afectan a las amígdalas. Se trata de la inflamación de las amígdalas, generalmente causada por una infección viral o bacteriana. La amigdalitis puede afectar tanto a niños como a adultos, aunque es más frecuente en niños.
Causas
- Infección viral: Es la causa más frecuente de amigdalitis. Los virus como el de la gripe, el resfriado común, el virus de Epstein-Barr (causante de la mononucleosis), y otros virus respiratorios son los principales responsables.
- Infección bacteriana: La bacteria Streptococcus pyogenes, responsable de la faringitis estreptocócica, también puede causar amigdalitis. En estos casos, es importante tratar la infección con antibióticos para evitar complicaciones.
Síntomas
Los síntomas de la amigdalitis aguda incluyen:
- Dolor de garganta intenso.
- Dificultad para tragar.
- Fiebre.
- Enrojecimiento e inflamación de las amígdalas.
- Presencia de manchas blancas o pus en las amígdalas (más común en la amigdalitis bacteriana).
- Mal aliento.
- Ganglios linfáticos inflamados en el cuello.
Tratamiento
- Amigdalitis viral: En estos casos, el tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas, ya que los antibióticos no son efectivos contra los virus. Se recomienda el descanso, la hidratación, el consumo de analgésicos como el paracetamol, y el uso de gárgaras con agua salada.
- Amigdalitis bacteriana: Si la causa es bacteriana, los antibióticos son necesarios. Es fundamental completar el tratamiento con antibióticos para prevenir complicaciones graves, como la fiebre reumática o la glomerulonefritis.
2. Amigdalitis crónica
La amigdalitis crónica es una inflamación persistente de las amígdalas, que puede ser consecuencia de infecciones repetidas o de una infección bacteriana no tratada adecuadamente. A diferencia de la amigdalitis aguda, los síntomas de la amigdalitis crónica son menos intensos, pero se presentan de manera recurrente.
Causas
La amigdalitis crónica suele ser causada por infecciones repetidas, principalmente por la bacteria Streptococcus pyogenes, o por la presencia continua de infecciones virales leves.
Síntomas
Los síntomas más comunes de la amigdalitis crónica incluyen:
- Dolor de garganta recurrente o constante.
- Sensación de cuerpo extraño en la garganta.
- Halitosis (mal aliento).
- Ganglios linfáticos inflamados.
- Fiebre baja.
Tratamiento
El tratamiento para la amigdalitis crónica depende de la severidad de los síntomas. En algunos casos, se recetan antibióticos de forma preventiva para reducir las infecciones. En otros casos, cuando las infecciones son muy frecuentes o graves, se recomienda la amigdalectomía, es decir, la extirpación quirúrgica de las amígdalas.
3. Absceso periamigdalino
Un absceso periamigdalino es una acumulación de pus que se forma en el tejido alrededor de una amígdala. Esta complicación generalmente ocurre como resultado de una amigdalitis bacteriana no tratada adecuadamente, especialmente por Streptococcus pyogenes.
Causas
El absceso se forma cuando una infección bacteriana en las amígdalas se propaga a los tejidos circundantes, causando la acumulación de pus. A menudo, este tipo de absceso se presenta en personas con amigdalitis recurrente o crónica.
Síntomas
Los síntomas del absceso periamigdalino incluyen:
- Dolor intenso en un solo lado de la garganta.
- Dificultad para abrir la boca (trismo).
- Fiebre alta.
- Dolor al tragar.
- Inflamación y enrojecimiento en la zona de la amígdala afectada.
- En algunos casos, se puede notar una protuberancia en la parte posterior de la garganta.
Tratamiento
El tratamiento de un absceso periamigdalino generalmente requiere el drenaje del pus a través de una intervención quirúrgica o una punción. Además, se administran antibióticos intravenosos para controlar la infección bacteriana. En casos graves o recurrentes, puede ser necesaria una amigdalectomía.
4. Mononucleosis infecciosa (enfermedad del beso)
La mononucleosis infecciosa es una enfermedad viral causada por el virus de Epstein-Barr (EBV). Aunque afecta a varias partes del cuerpo, uno de los síntomas más característicos es la inflamación de las amígdalas.
Causas
El virus de Epstein-Barr se transmite a través de la saliva, lo que le da el nombre coloquial de «enfermedad del beso». Sin embargo, también puede transmitirse a través de objetos contaminados o por contacto cercano.
Síntomas
Los síntomas de la mononucleosis incluyen:
- Fiebre.
- Fatiga intensa.
- Dolor de garganta y amígdalas inflamadas.
- Aumento del tamaño de los ganglios linfáticos.
- Dolores musculares y de cabeza.
- A veces, puede presentarse un sarpullido.
Tratamiento
No existe un tratamiento antiviral específico para la mononucleosis. El tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas, utilizando analgésicos y antipiréticos, reposo y una adecuada hidratación.
5. Cáncer de amígdala
Aunque es poco común, el cáncer de amígdala es una posible enfermedad que puede afectar estas glándulas. Generalmente, este tipo de cáncer se desarrolla a partir de las células epiteliales que recubren la amígdala, y su prevalencia aumenta en personas que han estado expuestas a ciertos factores de riesgo, como el tabaco o el consumo excesivo de alcohol.
Síntomas
Los síntomas del cáncer de amígdala incluyen:
- Dolor de garganta persistente.
- Dificultad para tragar o sentir que la garganta está bloqueada.
- Pérdida de peso inexplicada.
- Cambios en la voz.
- Ganglios linfáticos inflamados en el cuello.
Tratamiento
El tratamiento para el cáncer de amígdala incluye cirugía, radioterapia y, en algunos casos, quimioterapia. La intervención depende del estadio y la localización del cáncer.
Prevención de las enfermedades de las amígdalas
La prevención de las enfermedades de las amígdalas implica una combinación de medidas generales de higiene y cuidado personal:
- Higiene adecuada: Lavarse las manos frecuentemente y evitar el contacto cercano con personas infectadas puede reducir el riesgo de infecciones virales y bacterianas.
- Evitar el contacto con personas enfermas: Como la mononucleosis y otras infecciones virales se transmiten a través de la saliva, es importante evitar el contacto cercano con personas infectadas.
- Tratamiento temprano de infecciones: Si se presentan síntomas de amigdalitis, es fundamental buscar atención médica para recibir el tratamiento adecuado a tiempo y evitar complicaciones.
- Evitar irritantes: El consumo de tabaco y alcohol aumenta el riesgo de infecciones recurrentes y cáncer en las amígdalas.
Conclusión
Las enfermedades de las amígdalas, aunque comunes, pueden variar desde afecciones benignas y tratables hasta problemas más graves que requieren intervención quirúrgica. Mantener una buena higiene y tratar las infecciones a tiempo son las mejores formas de prevenir complicaciones y promover una salud óptima de las amígdalas. Si se experimentan síntomas graves o recurrentes, es recomendable consultar a un médico para evaluar la situación y determinar el tratamiento adecuado.