El enfermedad renal glomerular membranosa (también conocida como nefropatía membranosa o síndrome nefrótico membranoso) es una enfermedad renal que afecta los glomérulos, que son los pequeños filtros dentro de los riñones responsables de eliminar los desechos y el exceso de líquidos del cuerpo. En esta afección, las membranas de los glomérulos se dañan, lo que lleva a la filtración de proteínas en la orina, especialmente la albúmina, una proteína esencial para la salud. Como resultado, se produce un exceso de proteínas en la orina, lo que puede causar edema (retención de líquidos) y otros síntomas característicos del síndrome nefrótico. Esta enfermedad puede ser primaria (sin causa aparente) o secundaria (provocada por otras condiciones como infecciones, cáncer o enfermedades autoinmunes).
Definición y Características Principales
La nefropatía membranosa es una de las causas más comunes de síndrome nefrótico en adultos, y se caracteriza por un daño progresivo en las membranas del glomérulo renal. Las células epiteliales que recubren los glomérulos producen depósitos de inmunoglobulinas y otras proteínas, lo que interfiere con la función de filtrado del riñón. Este daño lleva a la pérdida de proteínas esenciales del cuerpo, principalmente albúmina, lo que se refleja en la orina (proteinuria).

La enfermedad puede desarrollarse lentamente durante años sin mostrar síntomas inmediatos, lo que hace que su diagnóstico temprano sea complicado en algunos casos. Cuando los síntomas se vuelven evidentes, los pacientes suelen presentar hinchazón en las piernas, los tobillos, el abdomen o la cara, conocida como edema, y también pueden observarse alteraciones en los análisis de orina y sangre.
Causas de la Nefropatía Membranosa
Las causas de la nefropatía membranosa pueden clasificarse en primarias y secundarias.
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Primaria (Idiopática): En la mayoría de los casos, la nefropatía membranosa es idiopática, es decir, no tiene una causa clara. Los investigadores han identificado que las anomalías autoinmunes pueden jugar un papel crucial. Se cree que el sistema inmunológico del cuerpo produce anticuerpos contra una proteína en las células de los glomérulos, lo que provoca la formación de complejos inmunes que dañan las membranas.
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Secundaria: En estos casos, la nefropatía membranosa es el resultado de otra enfermedad subyacente o factores externos. Las enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico, las infecciones crónicas (como la hepatitis B o C), los tumores malignos, la diabetes mellitus, y el uso de ciertos medicamentos (como los antiinflamatorios no esteroides o los inhibidores de la calcineurina) pueden causar nefropatía membranosa secundaria.
Sintomatología y Manifestaciones Clínicas
El síndrome nefrótico asociado con la nefropatía membranosa se presenta con una serie de síntomas que pueden variar en gravedad:
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Proteinuria: La característica principal es la presencia de grandes cantidades de proteínas en la orina. Esto es un reflejo de la disfunción renal, donde los glomérulos dañados permiten el paso de proteínas que normalmente deberían permanecer en la sangre.
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Edema: La acumulación de líquidos en el cuerpo, especialmente en las extremidades inferiores, el abdomen (ascitis) o alrededor de los ojos, es un síntoma frecuente. La retención de líquidos también puede generar un aumento en el peso corporal.
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Hiperlipidemia: Un aumento en los niveles de lípidos en la sangre, particularmente colesterol y triglicéridos, es común debido a la pérdida de proteínas que afectan el metabolismo lipídico.
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Hipoalbuminemia: La reducción de los niveles de albúmina en la sangre es una consecuencia directa de la pérdida de proteínas por los riñones. Esto puede contribuir al edema y la alteración en la presión oncótica sanguínea.
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Fatiga y debilidad general: La pérdida de proteínas puede afectar el metabolismo corporal, y los pacientes pueden experimentar fatiga o debilidad generalizada.
En algunos casos, los pacientes pueden no presentar síntomas evidentes, lo que hace que el diagnóstico temprano dependa de la detección de proteinuria en los análisis de orina.
Diagnóstico
El diagnóstico de la nefropatía membranosa se basa en una combinación de la historia clínica del paciente, los hallazgos de laboratorio y, a menudo, una biopsia renal. Los pasos clave para el diagnóstico incluyen:
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Análisis de orina: La presencia de proteínas en la orina (proteinuria) es uno de los primeros signos que puede sugerir nefropatía membranosa. El grado de proteinuria puede ser cuantificado mediante una prueba de relación proteína/creatinina en la orina.
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Pruebas de sangre: Los niveles de albúmina en sangre generalmente están disminuidos en los pacientes con nefropatía membranosa. Además, los análisis de lípidos pueden mostrar niveles elevados de colesterol y triglicéridos.
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Biopsia renal: Para confirmar el diagnóstico, puede ser necesaria una biopsia renal, que consiste en obtener una pequeña muestra del tejido renal para examinarla bajo el microscopio. En los pacientes con nefropatía membranosa, se observan depósitos de inmunoglobulinas en las membranas basales de los glomérulos.
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Exámenes de función renal: La creatinina sérica y la tasa de filtración glomerular (TFG) se utilizan para evaluar la función renal global. En etapas avanzadas, la función renal puede verse comprometida.
Tratamiento
El tratamiento de la nefropatía membranosa tiene como objetivo controlar los síntomas y prevenir la progresión de la enfermedad. Las opciones de tratamiento incluyen:
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Medicamentos inmunosupresores: Dado que la enfermedad a menudo tiene un componente autoinmune, los inmunosupresores como los corticosteroides, la ciclosporina o el micofenolato mofetil pueden ser utilizados para reducir la respuesta inmunitaria y disminuir la inflamación en los riñones.
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Medicamentos para controlar la proteinuria: Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y los bloqueadores de los receptores de angiotensina (ARBs) son eficaces para reducir la proteinuria y proteger la función renal.
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Diuréticos: Los diuréticos se utilizan para controlar el edema y reducir la retención de líquidos en el cuerpo.
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Control de los lípidos: La hipercolesterolemia puede tratarse con estatinas para reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.
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Tratamiento de enfermedades subyacentes: En los casos de nefropatía membranosa secundaria, el tratamiento se centra en abordar la enfermedad subyacente, como la infección o el cáncer, que pueda estar causando la afección renal.
Pronóstico
El pronóstico de los pacientes con nefropatía membranosa varía según la causa subyacente de la enfermedad, la respuesta al tratamiento y la función renal del paciente. Algunos pacientes experimentan una remisión completa de la proteinuria, mientras que otros pueden desarrollar insuficiencia renal crónica, lo que requiere diálisis o incluso un trasplante renal.
En general, la nefropatía membranosa idiopática tiene un pronóstico más favorable que la secundaria, aunque el riesgo de progresión hacia insuficiencia renal a largo plazo sigue siendo una preocupación importante.
Conclusión
La nefropatía membranosa es una enfermedad renal compleja que afecta principalmente los glomérulos de los riñones, llevando a la pérdida de proteínas en la orina, edema y otros síntomas relacionados con el síndrome nefrótico. Si bien la enfermedad puede ser difícil de diagnosticar en sus primeras etapas debido a la falta de síntomas evidentes, un enfoque diagnóstico adecuado y un tratamiento temprano pueden ayudar a controlar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
El tratamiento se centra en reducir la proteinuria, controlar el edema y tratar las enfermedades subyacentes en casos secundarios. Con un manejo adecuado, muchos pacientes pueden llevar una vida relativamente normal, aunque el seguimiento a largo plazo es esencial para evitar complicaciones graves como la insuficiencia renal.