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El Polígrafo: ¿Detección de Mentiras?

El Polígrafo: Un Dispositivo de Detección de Mentiras

El dispositivo conocido como polígrafo, popularmente llamado «detector de mentiras», ha sido una herramienta clave en el ámbito de la investigación forense, la seguridad y la psicología durante más de un siglo. Su principal función es medir y registrar ciertas respuestas fisiológicas que, teóricamente, pueden estar asociadas con el acto de mentir. Aunque el polígrafo ha sido objeto de controversia debido a la validez de sus resultados y su capacidad para detectar la mentira de manera infalible, sigue siendo una herramienta ampliamente utilizada en diversas partes del mundo, tanto en entornos judiciales como privados.

¿Cómo Funciona un Polígrafo?

El polígrafo se basa en la medición de varias variables fisiológicas del cuerpo humano, principalmente aquellas que pueden verse alteradas por el estrés y las emociones intensas, factores que a menudo acompañan a la mentira. Los cuatro parámetros más comunes que se monitorean durante una prueba con polígrafo son:

  1. Frecuencia cardíaca: El número de latidos por minuto, que suele aumentar en situaciones de ansiedad.
  2. Respiración: Se mide a través de la capacidad respiratoria, observando las variaciones en la frecuencia o la profundidad de la respiración.
  3. Conductancia de la piel (galvánica): Este indicador mide la actividad de las glándulas sudoríparas, las cuales se activan cuando una persona está nerviosa o tensa.
  4. Presión arterial: Las fluctuaciones en la presión arterial también pueden reflejar el estrés, lo que se relaciona con la respuesta emocional ante el interrogatorio.

Durante la prueba, el sujeto es conectado al polígrafo mediante electrodos colocados en la piel, un brazalete que mide la presión arterial, y bandas alrededor del abdomen y el pecho que detectan las variaciones en la respiración. El examinador formula una serie de preguntas mientras el polígrafo graba las respuestas fisiológicas. Los resultados obtenidos se analizan para ver si hay patrones de alteración que puedan sugerir que el individuo está siendo evasivo o mintiendo.

Historia del Polígrafo

El origen del polígrafo data de principios del siglo XX, cuando el psicólogo estadounidense William M. Marston desarrolló un dispositivo capaz de medir la presión arterial y la frecuencia cardíaca en respuesta a las emociones. Marston, que también fue el creador del personaje de Wonder Woman, diseñó un prototipo rudimentario del polígrafo. Sin embargo, no fue sino hasta la década de 1920 que el inventor italiano Cesare Lombroso y el psicólogo estadounidense John Augustus Larson perfeccionaron el aparato, aplicándolo a la detección de mentiras.

A lo largo de los años, el polígrafo se ha sometido a diversas modificaciones y mejoras. En la década de 1950, el Departamento de Policía de Los Ángeles utilizó el polígrafo como parte de su investigación en casos criminales, lo que consolidó su uso en entornos legales. Sin embargo, a pesar de su desarrollo y popularización, el polígrafo nunca ha logrado convertirse en una herramienta infalible ni una prueba definitiva en los tribunales.

Eficiencia y Controversias del Polígrafo

Uno de los principales debates en torno al polígrafo radica en su fiabilidad como detector de mentiras. Si bien el dispositivo es capaz de medir los cambios fisiológicos en las respuestas del cuerpo, no siempre es capaz de determinar con certeza si una persona está mintiendo. Las emociones humanas son complejas y multifacéticas, y factores como el nerviosismo, la ansiedad, el miedo o incluso el malestar físico pueden generar respuestas similares a las de una persona que miente. De hecho, existen muchos casos documentados en los que personas que decían la verdad fueron identificadas como mentirosas debido a una fuerte respuesta emocional durante el examen.

Por otro lado, personas que mienten con gran control emocional, o que tienen la capacidad de manipular conscientemente su respuesta fisiológica, pueden evitar que el polígrafo detecte alteraciones. Esto ha llevado a algunos expertos a cuestionar la efectividad del polígrafo como una herramienta confiable para identificar mentirosos.

Uso del Polígrafo en la Justicia

A pesar de la controversia sobre su precisión, el polígrafo sigue siendo utilizado en muchos países, especialmente en procesos de investigación. En algunos lugares, como Estados Unidos, se emplea como herramienta de apoyo en investigaciones criminales, pruebas de seguridad laboral o incluso en evaluaciones de candidatos para puestos sensibles, como agentes de policía, espías o personal de seguridad.

No obstante, en muchos sistemas judiciales, los resultados obtenidos por el polígrafo no son admisibles como prueba en un juicio debido a la falta de certeza científica sobre su exactitud. A pesar de este rechazo en algunos tribunales, el polígrafo continúa siendo utilizado por agencias de seguridad y en el ámbito privado, aunque su valor como herramienta de detección de mentiras se ve cuestionado por la comunidad científica.

La Crítica Científica al Polígrafo

Desde su invención, el polígrafo ha sido objeto de críticas por parte de muchos científicos y psicólogos. La principal objeción radica en la suposición de que todas las mentiras se manifiestan de manera similar a través de respuestas fisiológicas. Los estudios han demostrado que factores como la cultura, las emociones y las situaciones personales influyen en las respuestas físicas, lo que hace que el polígrafo sea más una herramienta para medir el estrés que una prueba definitiva de falsedad.

Varios estudios han señalado que la fiabilidad del polígrafo puede variar considerablemente dependiendo de la persona que lo administre, así como de la calidad del entrenamiento del examinador. A su vez, los sujetos evaluados pueden ser entrenados para controlar sus respuestas fisiológicas o incluso para inducir alteraciones fisiológicas sin tener que mentir.

A pesar de estas críticas, el polígrafo sigue siendo una herramienta que, en ciertas circunstancias, puede ofrecer pistas adicionales que los investigadores consideran útiles. Sin embargo, no se le puede dar el mismo peso probatorio que a las pruebas forenses basadas en evidencia física más objetiva, como las huellas dactilares o el ADN.

¿Existen Alternativas al Polígrafo?

Con el paso de los años, se han desarrollado tecnologías alternativas que buscan mejorar la capacidad de detectar mentiras. Entre estas alternativas se incluyen:

  1. Análisis de la voz (voz polígrafo): Utiliza algoritmos de inteligencia artificial para analizar la variabilidad en el tono, ritmo y frecuencia de la voz humana, que pueden indicar nerviosismo o ansiedad.

  2. Resonancia magnética funcional (fMRI): Una técnica de neuroimagen que analiza la actividad cerebral en tiempo real. Aunque está lejos de ser una prueba definitiva, algunos estudios sugieren que podría usarse para identificar patrones cerebrales asociados con el engaño.

  3. Electroencefalografía (EEG): Al igual que el fMRI, el EEG mide la actividad cerebral, pero mediante electrodos en el cuero cabelludo. Investigaciones preliminares han mostrado que es posible detectar señales asociadas con la mentira a través de esta tecnología.

  4. Pruebas psicológicas avanzadas: Algunos psicólogos y psiquiatras emplean entrevistas y técnicas de análisis de conducta para identificar inconsistencias en las declaraciones de un sujeto, basándose en patrones de comportamiento más que en indicadores fisiológicos.

Conclusión

El polígrafo ha sido una herramienta controvertida pero importante en el campo de la investigación de la mentira durante más de 100 años. Aunque su capacidad para detectar engaños no es infalible, sigue siendo utilizado en investigaciones criminales, seguridad y evaluación de riesgos. A pesar de las dudas científicas que existen sobre su fiabilidad, el polígrafo ha demostrado ser útil en la recopilación de pistas sobre el comportamiento humano, especialmente cuando se combina con otras pruebas y análisis más objetivos.

Si bien las críticas al polígrafo continúan, su legado y aplicación siguen vigentes en muchos ámbitos. A medida que la tecnología avanza, es posible que surjan métodos más precisos y confiables para detectar la mentira, pero hasta entonces, el polígrafo seguirá siendo una herramienta valiosa en el arsenal de los investigadores, aunque siempre con la cautela de no considerarlo como una prueba concluyente de culpabilidad o inocencia.

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