El período de gobierno de la dinastía omeya, también conocido como el califato omeya, abarcó aproximadamente desde el año 661 hasta el año 750 de la era común. Este período fue significativo en la historia islámica, ya que marcó el establecimiento de una forma de gobierno centralizada en el mundo musulmán después del asesinato del tercer califa, Uthman ibn Affan, y las disputas sucesorias que llevaron al establecimiento del califato omeya con Muawiya I como califa.
La dinastía omeya continuó gobernando después de la revuelta abasí que comenzó en el año 747, pero el gobierno omeya fue derrocado en el año 750 por el levantamiento abasí liderado por Abu al-Abbas al-Saffah, quien se proclamó califa en Bagdad. Sin embargo, algunos miembros de la dinastía omeya escaparon a la península ibérica (al-Andalus), donde establecieron el Emirato de Córdoba, que floreció durante varios siglos más.

Por lo tanto, podemos decir que el gobierno omeya duró aproximadamente 89 años desde su establecimiento en el año 661 hasta su caída en el año 750. Sin embargo, su legado perduró mucho más tiempo en al-Andalus, donde la influencia omeya se mantuvo hasta la caída del califato de Córdoba en el siglo XI.
Más Informaciones
La dinastía omeya es una de las más destacadas en la historia del Islam y desempeñó un papel crucial en la consolidación y expansión del imperio musulmán durante su período de gobierno. Tras el asesinato del tercer califa, Uthman ibn Affan, en el año 656, se desató una serie de conflictos y disputas sucesorias en el mundo islámico, lo que llevó al establecimiento del califato omeya con Muawiya I como su primer califa en el año 661.
Muawiya I, que era miembro del clan omeya, estableció su capital en Damasco, lo que marcó el comienzo de un período de gobierno omeya que se extendió por aproximadamente 89 años. Durante este tiempo, los omeyas expandieron considerablemente el territorio islámico, conquistando vastas áreas que se extendían desde España en el oeste hasta Asia Central en el este.
Uno de los momentos más destacados del califato omeya fue la conquista de la península ibérica, que comenzó en el año 711 bajo el liderazgo del general Tariq ibn Ziyad. Esta conquista llevó al establecimiento de al-Andalus, una provincia islámica que floreció durante siglos y se convirtió en un importante centro de cultura, ciencia y civilización islámica en Europa.
Además de sus logros militares y territoriales, los omeyas también realizaron importantes contribuciones en el campo cultural, artístico y arquitectónico. Durante su gobierno, se construyeron numerosas mezquitas, palacios y ciudades, como la Gran Mezquita de Damasco, la Mezquita de Córdoba y la ciudad de Medina Azahara en al-Andalus.
Sin embargo, a pesar de su prominencia y éxito inicial, el califato omeya enfrentó desafíos internos y externos que finalmente condujeron a su caída. La creciente disidencia interna, combinada con las tensiones étnicas y regionales dentro del imperio, debilitaron gradualmente el poder omeya. Además, el ascenso de la dinastía abasí, que se basaba en una base de apoyo más amplia y diversa, representó una amenaza significativa para el gobierno omeya.
La revuelta abasí, que comenzó en el año 747 en Jorasán, marcó el comienzo del fin del califato omeya. La revuelta ganó impulso rápidamente y culminó en la Batalla del Gran Zab en el año 750, donde las fuerzas abasíes derrotaron decisivamente a los omeyas. Como resultado, Abu al-Abbas al-Saffah se proclamó califa y estableció la dinastía abasí en Bagdad, marcando el comienzo de un nuevo período en la historia islámica.
Aunque el gobierno omeya fue derrocado en el mundo islámico central, algunos miembros de la dinastía lograron escapar a al-Andalus, donde establecieron el Emirato de Córdoba. Este emirato, gobernado por la dinastía omeya, continuó prosperando en la península ibérica durante varios siglos más, preservando el legado cultural y político de los omeyas en una región que se convirtió en un centro de la civilización islámica en Europa occidental.
En resumen, el califato omeya fue una de las dinastías más influyentes en la historia del Islam, que desempeñó un papel crucial en la expansión y consolidación del imperio musulmán. Aunque su gobierno centralizado llegó a su fin en el año 750 con la revuelta abasí, su legado perduró en al-Andalus, donde la influencia omeya se mantuvo durante siglos más.