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Efectos adversos de corticosteroides infantiles

El uso de corticosteroides en niños es un tema de interés y preocupación para muchos padres y profesionales de la salud. Los corticosteroides son una clase de medicamentos que imitan los efectos de las hormonas corticosteroides que se producen naturalmente en el cuerpo. Estos medicamentos se utilizan comúnmente para tratar una variedad de condiciones médicas en niños, que van desde enfermedades inflamatorias hasta trastornos alérgicos.

Sin embargo, a pesar de sus beneficios terapéuticos, el uso prolongado o inadecuado de corticosteroides en niños puede conllevar varios riesgos y efectos adversos. Es importante destacar que el riesgo de efectos secundarios puede variar según la dosis, la duración del tratamiento, la vía de administración y la sensibilidad individual del niño. Algunos de los efectos adversos más comúnmente asociados con el uso de corticosteroides en niños incluyen:

  1. Retraso en el crecimiento: El uso crónico de corticosteroides puede interferir con el crecimiento normal de los niños, especialmente cuando se administran en dosis altas o durante períodos prolongados. Esto puede manifestarse como una disminución en la velocidad de crecimiento lineal, lo que puede afectar la estatura final del niño.

  2. Supresión del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA): Los corticosteroides pueden suprimir la función del eje HPA, que regula la producción de cortisol en el cuerpo. Como resultado, cuando se interrumpe abruptamente el tratamiento con corticosteroides, puede ocurrir insuficiencia suprarrenal aguda, lo que se manifiesta como fatiga, debilidad, hipoglucemia y otros síntomas.

  3. Osteoporosis y riesgo de fracturas: El uso prolongado de corticosteroides en niños puede aumentar el riesgo de osteoporosis, una enfermedad caracterizada por la disminución de la densidad ósea y el aumento del riesgo de fracturas. Esto se debe a la supresión de la formación ósea y la estimulación de la reabsorción ósea causada por los corticosteroides.

  4. Mayor riesgo de infecciones: Los corticosteroides pueden suprimir el sistema inmunológico, lo que aumenta el riesgo de infecciones en los niños. Esto se debe a la capacidad de los corticosteroides para inhibir la respuesta inflamatoria y la función de los leucocitos, que son células importantes del sistema inmunitario.

  5. Trastornos psicológicos: Se ha observado que el uso prolongado de corticosteroides en niños puede estar asociado con trastornos psicológicos, como cambios de humor, irritabilidad, ansiedad y depresión. Estos efectos pueden ser más pronunciados en niños que tienen predisposición genética o factores de riesgo psicosociales.

  6. Trastornos metabólicos: El uso prolongado de corticosteroides en niños también puede estar asociado con trastornos metabólicos, como resistencia a la insulina, aumento de peso, redistribución de la grasa corporal (síndrome de Cushing) y aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre.

  7. Trastornos oculares: Los corticosteroides tópicos o oftálmicos pueden aumentar el riesgo de desarrollar cataratas y glaucoma en niños, especialmente cuando se utilizan de forma prolongada o en dosis elevadas.

Es importante tener en cuenta que muchos de estos efectos adversos están relacionados con el uso crónico o a largo plazo de corticosteroides en niños. En muchos casos, los beneficios del tratamiento con corticosteroides pueden superar los riesgos potenciales, especialmente cuando se utilizan para tratar afecciones médicas graves o potencialmente mortales. Sin embargo, es fundamental que los médicos evalúen cuidadosamente los riesgos y beneficios de prescribir corticosteroides en niños, y que se utilicen las dosis más bajas y la duración más corta posible para lograr el control de la enfermedad.

Además, es importante que los padres y cuidadores estén informados sobre los posibles efectos secundarios de los corticosteroides y que sigan las recomendaciones del médico en cuanto a la administración y el seguimiento del tratamiento. Los niños que reciben tratamiento con corticosteroides deben ser monitoreados de cerca para detectar cualquier signo de efectos secundarios, y se debe fomentar una comunicación abierta entre los padres, los niños y los profesionales de la salud para abordar cualquier inquietud o pregunta que puedan surgir. En resumen, si bien los corticosteroides pueden ser una herramienta valiosa en el tratamiento de diversas afecciones médicas en niños, su uso debe ser cuidadosamente considerado y supervisado para minimizar el riesgo de efectos adversos.

Más Informaciones

Claro, profundicemos en algunos de los aspectos clave relacionados con los efectos adversos del uso de corticosteroides en niños:

Retraso en el crecimiento:

El efecto del uso de corticosteroides en el crecimiento infantil es una preocupación importante, especialmente cuando se administran dosis altas o durante períodos prolongados. Los corticosteroides pueden afectar el crecimiento lineal al interferir con la formación ósea y la síntesis de proteínas, así como al suprimir la producción de hormonas del crecimiento. Esta supresión puede resultar en una disminución de la velocidad de crecimiento, lo que puede afectar la estatura final del niño. Los médicos suelen monitorizar el crecimiento de los niños que reciben tratamiento con corticosteroides y pueden ajustar las dosis o considerar otras opciones terapéuticas si se observa un impacto significativo en el crecimiento.

Supresión del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA):

El eje HPA es un sistema complejo que regula la producción de cortisol, una hormona clave en la respuesta al estrés y la regulación del metabolismo. El uso prolongado de corticosteroides puede suprimir la función de este eje, lo que puede resultar en una disminución de la producción endógena de cortisol por parte de las glándulas suprarrenales. Como consecuencia, cuando se interrumpe abruptamente el tratamiento con corticosteroides, el cuerpo puede tener dificultades para producir cantidades adecuadas de cortisol, lo que puede llevar a la insuficiencia suprarrenal aguda. Esto puede manifestarse con síntomas como fatiga, debilidad, hipoglucemia y, en casos graves, shock.

Osteoporosis y riesgo de fracturas:

La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por la disminución de la densidad ósea y el deterioro de la microarquitectura del hueso, lo que aumenta el riesgo de fracturas. Los corticosteroides pueden aumentar este riesgo al interferir con el equilibrio entre la formación ósea y la reabsorción ósea. Además, los corticosteroides pueden afectar negativamente la absorción intestinal de calcio y la actividad de los osteoblastos, las células responsables de la formación ósea. Como resultado, los niños que reciben tratamiento con corticosteroides pueden estar en mayor riesgo de desarrollar osteoporosis y sufrir fracturas, especialmente si tienen otros factores de riesgo, como una ingesta inadecuada de calcio o vitamina D.

Mayor riesgo de infecciones:

Los corticosteroides tienen efectos inmunosupresores, lo que significa que pueden suprimir la respuesta inflamatoria y la función del sistema inmunológico. Esto puede aumentar el riesgo de infecciones en los niños, ya que el cuerpo puede tener dificultades para combatir los patógenos invasores. Los niños que reciben tratamiento con corticosteroides pueden ser más susceptibles a infecciones virales, bacterianas, fúngicas y parasitarias, lo que puede resultar en infecciones recurrentes o más graves. Es importante que los niños que reciben tratamiento con corticosteroides reciban todas las vacunas recomendadas y que se tomen medidas para reducir el riesgo de infecciones, como practicar una buena higiene y evitar el contacto cercano con personas enfermas.

Trastornos psicológicos:

El uso prolongado de corticosteroides en niños también puede estar asociado con trastornos psicológicos, como cambios de humor, irritabilidad, ansiedad y depresión. Si bien la relación exacta entre los corticosteroides y los trastornos psicológicos no está completamente comprendida, se cree que los efectos psicológicos pueden estar relacionados con los cambios en los neurotransmisores y la función cerebral causados por los corticosteroides. Además, los niños que reciben tratamiento con corticosteroides pueden experimentar efectos psicológicos secundarios debido a la enfermedad subyacente que están siendo tratando, así como al estrés asociado con el tratamiento médico.

Trastornos metabólicos:

El uso prolongado de corticosteroides en niños también puede estar asociado con trastornos metabólicos, como resistencia a la insulina, aumento de peso, redistribución de la grasa corporal (síndrome de Cushing) y aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre. Estos efectos pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2 en el futuro. Los médicos suelen monitorizar de cerca la salud metabólica de los niños que reciben tratamiento con corticosteroides y pueden recomendar cambios en la dieta, ejercicio y otros enfoques para minimizar estos riesgos.

Trastornos oculares:

El uso de corticosteroides tópicos o oftálmicos en niños puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos oculares, como cataratas y glaucoma. Esto se debe a los efectos de los corticosteroides en el metabolismo del colágeno y la regulación de la presión intraocular. Los niños que reciben tratamiento con corticosteroides oftálmicos deben ser monitorizados de cerca por un oftalmólogo para detectar cualquier cambio en la salud ocular y tomar medidas para prevenir o tratar cualquier complicación que pueda surgir.

En conclusión, si bien los corticosteroides pueden ser una herramienta valiosa en el tratamiento de diversas afecciones médicas en niños, su uso debe ser cuidadosamente considerado y supervisado para minimizar el riesgo de efectos adversos. Los médicos deben evaluar los riesgos y beneficios de prescribir corticosteroides en niños y utilizar las dosis más bajas y la duración más corta posible para lograr el control de la enfermedad. Los padres y cuidadores también deben estar informados sobre los posibles efectos secundarios de los corticosteroides y trabajar en estrecha colaboración con los profesionales de la salud para garantizar un uso seguro y efectivo de estos medicamentos en sus hijos.

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