La amigdalectomía, o la extirpación de las amígdalas, es una intervención quirúrgica que se realiza comúnmente en niños, especialmente cuando las amígdalas (o las adenoides, que son una masa de tejido ubicada en la parte posterior de la nariz) presentan problemas que afectan su salud general. Aunque esta cirugía solía realizarse de manera rutinaria, las indicaciones para su realización se han vuelto más específicas en las últimas décadas. La decisión de realizar una amigdalectomía en un niño debe ser tomada con mucha cautela y siempre bajo la supervisión de un médico especialista.
¿Qué son las amígdalas y las adenoides?
Las amígdalas son dos masas de tejido linfático ubicadas a ambos lados de la parte posterior de la garganta. Son una parte del sistema inmunológico, ya que ayudan a defender el cuerpo contra infecciones, especialmente en los primeros años de vida. Las adenoides, por otro lado, son un tejido linfático situado en la parte posterior de la cavidad nasal y también tienen un papel importante en la defensa contra patógenos.
En la mayoría de los casos, las amígdalas y las adenoides no causan problemas. Sin embargo, en algunos niños, pueden inflamarse o infectarse con mayor frecuencia, lo que puede llevar a la necesidad de una intervención quirúrgica. La amigdalectomía, la extirpación de las amígdalas, es una de las soluciones utilizadas para tratar ciertos problemas recurrentes relacionados con estos órganos.
Indicaciones para la amigdalectomía
La decisión de extirpar las amígdalas no se toma a la ligera. Los médicos consideran varias razones antes de recomendar la cirugía. Algunas de las indicaciones más comunes para la amigdalectomía en niños incluyen:
1. Infecciones recurrentes de garganta
Uno de los motivos más comunes para la extirpación de las amígdalas es la frecuencia con la que un niño sufre infecciones de garganta. Si un niño experimenta infecciones recurrentes, como amigdalitis, más de 7 veces en un año, o más de 5 veces durante dos años consecutivos, los médicos pueden recomendar la cirugía. Estas infecciones suelen ser dolorosas y pueden interferir con el desarrollo y la calidad de vida del niño, además de aumentar el riesgo de complicaciones.
2. Aumento de tamaño de las amígdalas (hipertrofia amigdalar)
En algunos casos, las amígdalas se agrandan tanto que bloquean las vías respiratorias, lo que puede dificultar la respiración normal, especialmente durante el sueño. Esto puede provocar apneas del sueño, ronquidos excesivos y dificultades para respirar. Si los síntomas persisten y afectan el bienestar del niño, la cirugía podría ser necesaria para restaurar una función respiratoria normal.
3. Abscesos periamigdalinos
Los abscesos periamigdalinos son infecciones graves que afectan el área alrededor de las amígdalas. Estos abscesos pueden ser dolorosos y, a menudo, requieren tratamiento antibiótico y, en algunos casos, drenaje. Si un niño desarrolla abscesos repetidamente, esto puede ser indicativo de la necesidad de extirpar las amígdalas.
4. Problemas con la deglución o el habla
Las amígdalas grandes pueden dificultar la deglución de los alimentos o incluso afectar la articulación de las palabras, lo que podría interferir en el desarrollo del habla del niño. Si las amígdalas grandes afectan estas funciones básicas, la cirugía puede ser recomendada para mejorar la calidad de vida y el desarrollo del niño.
5. Infección por estreptococo
La amigdalitis estreptocócica, causada por la bacteria Streptococcus pyogenes, es otra razón por la cual los médicos podrían considerar la amigdalectomía. Cuando un niño tiene infecciones por estreptococo repetidamente, que no responden a los antibióticos, o si hay complicaciones como fiebre reumática o glomerulonefritis postestreptocócica, la cirugía puede ser la mejor opción para prevenir problemas a largo plazo.
6. Trastornos del sueño (apnea obstructiva del sueño)
Cuando las amígdalas grandes bloquean las vías respiratorias y causan apnea del sueño (interrupciones en la respiración durante el sueño), la amigdalectomía se convierte en una opción para restaurar un patrón de sueño saludable. La apnea obstructiva del sueño es común en los niños con amígdalas agrandadas y puede afectar su crecimiento, desarrollo cognitivo y rendimiento escolar.
Evaluación prequirúrgica
Antes de decidir si se debe realizar una amigdalectomía, el médico llevará a cabo una evaluación completa de la salud del niño. Esto puede incluir:
- Examen físico: El médico revisará el tamaño de las amígdalas, su apariencia y si presentan signos de infección o hipertrofia.
- Historial médico: El pediatra preguntará sobre la frecuencia de las infecciones de garganta, los síntomas respiratorios y cualquier dificultad para tragar o dormir.
- Pruebas adicionales: En algunos casos, si se sospecha de una infección bacteriana recurrente o de un problema respiratorio significativo, se pueden realizar pruebas como cultivos de garganta, análisis de sangre o una polisomnografía (estudio del sueño) para confirmar el diagnóstico de apnea del sueño.
Procedimiento quirúrgico
La amigdalectomía se realiza bajo anestesia general, lo que significa que el niño estará completamente dormido durante la cirugía. El procedimiento generalmente dura entre 30 minutos y una hora, dependiendo de la complejidad del caso. Durante la cirugía, el cirujano retira completamente las amígdalas, lo que generalmente se hace mediante corte o mediante un láser.
Después de la cirugía, el niño será monitoreado en una sala de recuperación hasta que despierte de la anestesia. En la mayoría de los casos, el alta hospitalaria puede ocurrir el mismo día, aunque algunos niños pueden requerir una o dos noches de hospitalización en caso de complicaciones.
Recuperación postoperatoria
La recuperación después de una amigdalectomía generalmente toma entre 7 y 14 días. Durante este tiempo, es común que el niño experimente dolor de garganta, dificultad para tragar e incluso fiebre leve. Para controlar el dolor, el médico recetará analgésicos, y es fundamental mantener al niño bien hidratado.
Algunos consejos para facilitar la recuperación incluyen:
- Alimentos suaves: Durante los primeros días, se recomienda ofrecer al niño alimentos blandos y fríos, como helados, yogur y purés. Se deben evitar los alimentos duros, calientes o picantes, ya que pueden irritar la zona de la cirugía.
- Hidratación: Es importante asegurarse de que el niño beba suficiente agua para evitar la deshidratación.
- Evitar el esfuerzo físico: El niño debe descansar y evitar actividades físicas intensas que puedan causar sangrado o complicaciones.
- Control del dolor: Además de los analgésicos recetados, algunos niños pueden experimentar dolor en el oído, lo cual es un efecto secundario común después de la cirugía.
Riesgos y complicaciones
Aunque la amigdalectomía es generalmente segura, como cualquier cirugía, conlleva algunos riesgos. Estos incluyen:
- Sangrado: Puede haber un pequeño riesgo de sangrado, especialmente durante los primeros días de recuperación.
- Infección: Aunque es raro, siempre existe el riesgo de infección en el sitio de la cirugía.
- Problemas respiratorios: En casos excepcionales, los niños pueden experimentar dificultad para respirar durante el proceso de recuperación debido a la hinchazón en la garganta.
- Dolor persistente: El dolor en la garganta puede ser más intenso en algunos niños, y la recuperación puede tardar más tiempo.
¿Cuándo es innecesario realizar la amigdalectomía?
No todos los casos de infecciones de garganta o agrandamiento de las amígdalas requieren cirugía. En muchos casos, los médicos primero intentarán tratamientos conservadores, como antibióticos para infecciones bacterianas o el uso de desinflamatorios para controlar la hipertrofia. Además, las amígdalas de los niños tienden a disminuir de tamaño con el tiempo, por lo que no siempre es necesario recurrir a la cirugía de inmediato.
Conclusión
La amigdalectomía es una opción quirúrgica importante en el tratamiento de las infecciones recurrentes de las amígdalas, los trastornos respiratorios y otros problemas relacionados con el sistema inmunológico en los niños. Si bien no es una decisión que se deba tomar a la ligera, esta intervención puede mejorar significativamente la calidad de vida de los niños que padecen enfermedades relacionadas con las amígdalas. Como siempre, la decisión debe ser tomada por un profesional médico que pueda evaluar el caso de manera integral y considerar todos los riesgos y beneficios para el bienestar del niño.