Las relaciones laborales son fundamentales para el éxito de cualquier organización, y uno de los aspectos más complejos de la gestión de un equipo es ofrecer retroalimentación constructiva. Como líder, es esencial que las críticas o comentarios que se realicen sean claros, respetuosos y que promuevan el crecimiento del empleado, pero, a veces, algunas situaciones pueden ser más desafiantes que otras. Existen tres tipos de observaciones que, por su naturaleza, resultan ser particularmente difíciles de hacer para un líder: las relacionadas con la falta de desempeño, la falta de compromiso y la falta de adaptabilidad a los cambios. Cada una de estas áreas requiere un enfoque cuidadoso y preciso para evitar dañar la moral de los empleados mientras se fomenta su mejora.
1. La falta de desempeño
Uno de los desafíos más frecuentes para los líderes es abordar la falta de desempeño de un empleado. Cuando un miembro del equipo no cumple con las expectativas establecidas, puede ser difícil proporcionar retroalimentación sin que esta se perciba como un ataque personal. La clave en estos casos es ser específico en cuanto a los problemas observados y las consecuencias de no mejorar.
Cómo abordar la falta de desempeño:
-
Observación objetiva: Es esencial que las críticas se basen en hechos concretos y no en percepciones o emociones. En lugar de decir «No estás haciendo bien tu trabajo», una observación más efectiva sería «He notado que las entregas de tus proyectos han estado retrasadas en los últimos tres meses. Esto ha afectado el calendario del equipo».
-
Proponer soluciones: Es importante que la retroalimentación no solo se enfoque en los problemas, sino también en las posibles soluciones. Ofrecer apoyo adicional o crear un plan de acción concreto puede ser una forma efectiva de manejar esta situación. «¿Te gustaría que te asignemos un mentor para mejorar la organización de tus proyectos?» o «Podemos revisar juntos las herramientas de gestión de tiempo que podrían ayudarte».
-
Fomentar la responsabilidad: Además de identificar el problema, un líder debe dar la oportunidad al empleado para que asuma la responsabilidad de su desempeño y se comprometa a mejorar. Preguntar “¿Cómo podemos trabajar juntos para que esto mejore?” no solo ofrece una oportunidad para la autoevaluación, sino que también involucra al empleado en el proceso de mejora.
2. La falta de compromiso
El compromiso es uno de los pilares fundamentales en cualquier organización. Sin embargo, los líderes pueden encontrarse con empleados que no demuestran el nivel de dedicación esperado. Esta falta de involucramiento puede reflejarse en una actitud apática, una escasa participación en actividades de grupo o la falta de proactividad. Abordar la falta de compromiso puede ser especialmente complicado, ya que está relacionado con factores personales y emocionales que pueden no ser fáciles de expresar o resolver.
Cómo abordar la falta de compromiso:
-
Identificar las causas subyacentes: Antes de señalar la falta de compromiso, es crucial tratar de comprender las razones detrás de este comportamiento. Puede estar relacionado con la falta de motivación, una desconexión con los valores de la empresa, o problemas personales fuera del trabajo. Un líder debe preguntar con empatía y apertura: «He notado que últimamente no participas activamente en las reuniones. ¿Hay algo que te gustaría compartir sobre lo que podría estar afectando tu compromiso?»
-
Crear un entorno de apoyo: A menudo, la falta de compromiso es un reflejo de que el empleado no se siente valorado o no ve un propósito claro en su trabajo. Un líder puede abordar esta situación reforzando el impacto del trabajo del empleado en los resultados generales de la empresa y en el bienestar del equipo. Explicar cómo su contribución es fundamental puede ayudar a reavivar el sentido de propósito.
-
Involucrar al empleado en la solución: A veces, un cambio en las tareas o una mayor responsabilidad puede reavivar el compromiso. Preguntar «¿Cómo podemos hacer que tu trabajo sea más interesante o desafiante?» es una forma efectiva de involucrar al empleado en el proceso de solución.
3. La falta de adaptabilidad a los cambios
En un entorno empresarial dinámico, los empleados deben ser capaces de adaptarse a los cambios, ya sea en términos de nuevas tecnologías, procedimientos o cambios en la cultura organizacional. Sin embargo, algunos empleados pueden mostrar resistencia o dificultad para adaptarse a estos cambios, lo cual puede retrasar la implementación de nuevas estrategias y afectar el rendimiento general del equipo.
Cómo abordar la falta de adaptabilidad:
-
Explicar la importancia del cambio: Los empleados que no se adaptan a los cambios a menudo no comprenden la necesidad de los mismos. Como líder, es crucial comunicar el «por qué» detrás de los cambios. En lugar de imponer cambios de manera autoritaria, explicar cómo estos beneficiarán tanto a la organización como a ellos personalmente puede suavizar la resistencia.
-
Ofrecer capacitación y recursos: La falta de adaptabilidad a menudo proviene de la falta de habilidades necesarias para manejar el cambio. Ofrecer oportunidades de capacitación o proporcionar herramientas adicionales puede ser una forma de ayudar a los empleados a adaptarse más rápidamente. Por ejemplo, «Entiendo que la nueva herramienta de software puede ser desafiante al principio, pero vamos a ofrecer una capacitación adicional para asegurarnos de que todos se sientan cómodos con su uso».
-
Fomentar una mentalidad de crecimiento: Los líderes deben fomentar una cultura de aprendizaje continuo, donde el cambio sea visto como una oportunidad para crecer. Alentar a los empleados a abrazar el cambio y ver los errores como oportunidades de aprendizaje puede ayudar a crear una mentalidad de crecimiento. En lugar de criticar la resistencia, un líder debe buscar formas de inspirar al empleado a ver el cambio como algo positivo.
Conclusión
Las tres observaciones más difíciles que un líder debe enfrentar al dirigir a su equipo son aquellas relacionadas con el desempeño, el compromiso y la adaptabilidad al cambio. Cada una de estas situaciones requiere un enfoque cuidadoso y empático para evitar que los empleados se sientan atacados o desmotivados. Las críticas constructivas deben estar basadas en hechos, ofrecer soluciones prácticas y involucrar al empleado en el proceso de mejora. Además, un líder debe mantener una comunicación abierta y brindar apoyo a sus empleados, no solo para que se adapten a las expectativas de la empresa, sino para que se desarrollen y crezcan dentro de su entorno laboral. Al hacerlo, no solo se logra mejorar el rendimiento del equipo, sino que también se fortalece la relación entre el líder y los empleados, contribuyendo al éxito a largo plazo de la organización.