El síndrome nefrótico, conocido en algunos contextos como «enfermedad del zullal», es una afección renal grave que se caracteriza principalmente por una pérdida excesiva de proteínas en la orina, lo que lleva a una serie de complicaciones que afectan la salud general de la persona. Esta enfermedad afecta principalmente a los riñones, pero sus efectos pueden extenderse a otros sistemas del cuerpo, causando un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen.
¿Qué es el síndrome nefrótico o enfermedad del zullal?
El síndrome nefrótico es un trastorno renal que ocurre cuando los riñones dejan de filtrar correctamente las sustancias presentes en la sangre, permitiendo que una gran cantidad de proteínas, principalmente la albúmina, se escape hacia la orina. En un riñón sano, las proteínas esenciales como la albúmina son retenidas en la sangre, mientras que los desechos y el exceso de agua son eliminados de forma eficiente. Sin embargo, en el caso del síndrome nefrótico, esta función se ve comprometida, lo que da lugar a la excreción de grandes cantidades de proteínas (proteinuria) y a la acumulación de líquido en el cuerpo (edema).
Aunque la enfermedad puede ser causada por diversas condiciones subyacentes, como enfermedades autoinmunitarias, diabetes o infecciones, el síndrome nefrótico se presenta de forma similar independientemente de su causa. Las personas afectadas experimentan hinchazón, principalmente en las piernas, pies y abdomen, y en casos graves, los síntomas pueden incluir dificultades respiratorias, fatiga extrema y malestar general.
Causas del síndrome nefrótico
Las causas que pueden desencadenar el síndrome nefrótico son variadas y pueden estar relacionadas con problemas primarios en los riñones o ser consecuencia de otras enfermedades sistémicas. Algunas de las causas más comunes incluyen:
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Glomerulonefritis: Un daño en los glomérulos, que son las unidades de filtración del riñón, es una de las causas más frecuentes del síndrome nefrótico. Este daño puede ser provocado por infecciones, trastornos autoinmunitarios o enfermedades hereditarias.
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Diabetes mellitus: La diabetes no controlada puede afectar los vasos sanguíneos de los riñones, lo que puede llevar a la nefropatía diabética, una complicación que da lugar al síndrome nefrótico.
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Lupus eritematoso sistémico: En los pacientes con lupus, el sistema inmune ataca por error los riñones, lo que puede dar lugar a una forma de síndrome nefrótico denominada lupus nephritis.
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Amiloidosis: Esta enfermedad rara implica la acumulación de proteínas anormales en los órganos, incluidos los riñones, lo que puede afectar su capacidad de filtración.
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Enfermedades hereditarias: Trastornos genéticos como la enfermedad de Fabry y el síndrome de Alport también pueden desencadenar el síndrome nefrótico.
Complicaciones del síndrome nefrótico
Las complicaciones derivadas del síndrome nefrótico son variadas y pueden afectar diferentes sistemas del cuerpo. A continuación, se detallan algunas de las más comunes y graves:
1. Edema (hinchazón)
Una de las principales manifestaciones del síndrome nefrótico es la retención de líquidos en el cuerpo, que se traduce en hinchazón (edema). Esta acumulación de líquido se observa con mayor frecuencia en las extremidades inferiores, el abdomen y los párpados, pero también puede afectar los pulmones, lo que puede causar dificultad para respirar. El edema se produce debido a la disminución de los niveles de albúmina en la sangre, lo que provoca una disminución de la presión oncótica y una fuga de líquido desde los vasos sanguíneos hacia los tejidos.
2. Hipertensión
La presión arterial elevada es otra complicación común del síndrome nefrótico. La pérdida excesiva de proteínas en la orina, junto con la retención de sodio y agua en el cuerpo, puede elevar la presión arterial. La hipertensión no controlada puede empeorar aún más el daño renal y aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular.
3. Infecciones
La pérdida de proteínas en la orina debilita el sistema inmunológico, lo que hace que los pacientes con síndrome nefrótico sean más susceptibles a infecciones. La disminución de las inmunoglobulinas y otras proteínas importantes para la defensa del cuerpo hace que las personas afectadas sean más propensas a infecciones bacterianas, virales y fúngicas, que pueden ser graves si no se tratan adecuadamente.
4. Trombosis
Los pacientes con síndrome nefrótico tienen un riesgo elevado de desarrollar coágulos sanguíneos (trombosis), particularmente en las venas profundas de las piernas (trombosis venosa profunda). Esto se debe a un aumento en la concentración de factores de coagulación en la sangre, así como a la pérdida de proteínas anticoagulantes naturales en la orina. La trombosis puede ser peligrosa, ya que puede llevar a complicaciones graves, como embolias pulmonares o ataques al corazón.
5. Deficiencias nutricionales
La pérdida de proteínas a través de la orina puede dar lugar a deficiencias nutricionales importantes. Las proteínas son esenciales para mantener la función del sistema inmunológico, la cicatrización de heridas y la salud en general. A medida que los niveles de proteínas en el cuerpo disminuyen, los pacientes pueden experimentar debilidad, fatiga, pérdida de masa muscular y un sistema inmunológico comprometido, lo que hace que la recuperación de infecciones o lesiones sea más difícil.
6. Dislipidemia
Los pacientes con síndrome nefrótico suelen experimentar niveles elevados de colesterol y triglicéridos en la sangre, una condición conocida como dislipidemia. Esta alteración en los lípidos sanguíneos aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como aterosclerosis y ataques al corazón. La dislipidemia es causada por la alteración en la producción de lipoproteínas debido a la pérdida de proteínas en la orina.
7. Insuficiencia renal
Si el síndrome nefrótico no se trata adecuadamente, la función renal puede deteriorarse progresivamente. Esto puede llevar a insuficiencia renal crónica, una condición en la que los riñones ya no son capaces de eliminar los desechos del cuerpo de manera eficaz. La insuficiencia renal avanzada puede requerir tratamientos de diálisis o incluso un trasplante renal.
8. Acidosis metabólica
En algunos casos, el síndrome nefrótico puede llevar a una acidosis metabólica, un trastorno en el que el cuerpo produce demasiados ácidos o no los elimina de manera adecuada. Esto ocurre debido a la pérdida de bicarbonato en la orina y la disfunción en los riñones, que son responsables de mantener el equilibrio ácido-base del cuerpo. La acidosis metabólica puede causar síntomas como fatiga, respiración rápida y confusión.
Tratamiento del síndrome nefrótico
El tratamiento del síndrome nefrótico se basa en abordar la causa subyacente de la enfermedad, así como en controlar los síntomas y prevenir las complicaciones. Los principales enfoques terapéuticos incluyen:
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Medicamentos: Los corticosteroides y otros inmunosupresores son comúnmente utilizados para reducir la inflamación en los riñones y controlar la proteinuria. Además, los medicamentos para reducir la presión arterial y los niveles de colesterol son esenciales para prevenir complicaciones cardiovasculares.
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Dieta: Los pacientes deben seguir una dieta baja en sal y rica en proteínas para contrarrestar la pérdida de proteínas en la orina y reducir la retención de líquidos. También se recomienda el control de la ingesta de líquidos para evitar la sobrecarga de agua.
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Monitoreo y cuidado continuo: Dado que el síndrome nefrótico puede afectar a varios órganos y sistemas del cuerpo, los pacientes deben someterse a un seguimiento constante para monitorear la función renal, la presión arterial, los niveles de lípidos y la presencia de infecciones.
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Tratamiento de las complicaciones: En algunos casos, puede ser necesario tratar las complicaciones, como infecciones, trombosis o deficiencias nutricionales, de manera específica. Las infecciones se tratan con antibióticos, y los coágulos sanguíneos se manejan con anticoagulantes.
Conclusión
El síndrome nefrótico, o enfermedad del zullal, es una afección renal compleja que puede tener una serie de complicaciones graves si no se trata adecuadamente. Si bien las opciones de tratamiento han mejorado significativamente en las últimas décadas, la gestión de esta enfermedad requiere un enfoque multidisciplinario que aborde tanto los aspectos médicos como los nutricionales. La intervención temprana y un manejo adecuado son fundamentales para mejorar el pronóstico y evitar daños renales irreversibles.