Habilidades de éxito

Cómo tratar con personas nerviosas

El manejo de personas con un temperamento nervioso o irritable puede ser un desafío emocional y psicológico, tanto en el ámbito personal como profesional. El comportamiento nervioso se manifiesta en una serie de emociones y actitudes, desde la irritabilidad y la impaciencia hasta los estallidos de ira. Aunque es común reaccionar de manera defensiva o con frustración frente a alguien con estas características, existen enfoques más constructivos y eficaces para gestionar la situación y mantener relaciones saludables. En este artículo, exploraremos métodos basados en la empatía, la comunicación asertiva y la autogestión emocional para lidiar con personas nerviosas.

1. Comprender las causas de su nerviosismo

Una de las claves para abordar a una persona nerviosa es comprender que el comportamiento irritante o explosivo a menudo tiene raíces profundas. Pueden estar relacionadas con factores internos como el estrés, la ansiedad, o problemas personales, o incluso con experiencias pasadas que hayan condicionado su forma de reaccionar ante situaciones adversas.

Las personas con tendencia a ser nerviosas suelen tener dificultades para regular sus emociones debido a altos niveles de estrés, presión social o laboral, o problemas de salud mental no tratados, como el trastorno de ansiedad o la depresión. Comprender el origen de su nerviosismo permite abordar la situación con mayor empatía y paciencia, evitando juicios precipitados o respuestas que solo empeoren la situación.

2. Mantén la calma y controla tus emociones

Ante una persona nerviosa o irritada, la reacción instintiva podría ser devolver la agresión o el malestar. Sin embargo, la mejor estrategia es mantener la calma y controlar tus emociones. Cuando uno responde con serenidad, ayuda a desactivar la tensión en la conversación, lo que contribuye a un ambiente más relajado. La clave aquí es recordar que tu respuesta puede influir significativamente en el comportamiento de la otra persona.

Practicar la escucha activa también es fundamental en estos momentos. Muchas veces, una persona nerviosa simplemente necesita sentirse escuchada y comprendida. Mantener contacto visual, asentir con la cabeza y hacer preguntas que demuestren interés genuino son técnicas que pueden ayudar a que la persona se sienta validada y, por lo tanto, más tranquila.

3. Evita la confrontación directa

Una respuesta común al enfrentarse a alguien nervioso es intentar confrontar su comportamiento de inmediato. Sin embargo, esto puede desencadenar una reacción aún más fuerte y agravar el conflicto. Es importante recordar que el nerviosismo o la irritabilidad no siempre son intencionales y, en muchos casos, la persona no es completamente consciente del impacto que su comportamiento está teniendo sobre los demás.

Si bien no debes permitir que alguien te trate mal, tampoco es recomendable abordar su conducta de forma abrupta. Si el comportamiento se vuelve abusivo o irrespetuoso, es importante establecer límites de una manera tranquila y firme, pero sin avivar la confrontación. Por ejemplo, puedes decir: «Entiendo que estás molesto, pero te agradecería que me hablaras con respeto». De esta manera, comunicas tus límites sin escalar el conflicto.

4. Escoge el momento adecuado para hablar

Si consideras necesario discutir el comportamiento de la persona nerviosa, escoge el momento adecuado para hacerlo. Es preferible hablar cuando ambos estén tranquilos y no en medio de una discusión o un momento de alta tensión. Abordar el problema cuando las emociones están controladas permitirá una conversación más productiva y reducirá el riesgo de una confrontación mayor.

Cuando hables con la persona, trata de enfocarte en cómo su comportamiento te afecta a ti, en lugar de hacer acusaciones directas. El uso de declaraciones en primera persona puede ser útil, como: «Cuando levantas la voz, me siento incómodo y me cuesta hablar contigo». Este tipo de expresiones minimizan el tono confrontacional y promueven un diálogo más abierto.

5. Practica la empatía

Aunque puede ser difícil en momentos de tensión, la empatía es una herramienta poderosa cuando tratas con una persona nerviosa. Trata de ponerte en su lugar e imaginar lo que podría estar sintiendo. Al hacerlo, es más probable que logres comprender mejor las razones detrás de su comportamiento y que te acerques a la situación con compasión en lugar de frustración.

La empatía no significa aceptar o tolerar comportamientos irrespetuosos, pero sí te ayuda a enfocar la situación desde una perspectiva menos conflictiva. Al validar los sentimientos de la otra persona sin aceptar necesariamente sus comportamientos, abres un espacio para la comprensión mutua.

6. Establece límites claros

Es fundamental no permitir que una persona nerviosa te trate de manera inadecuada o abusiva. Establecer límites es una parte importante de cualquier relación saludable. Ser claro sobre lo que aceptas y lo que no es esencial para proteger tu bienestar emocional. Si la persona nerviosa tiende a ser verbalmente agresiva o faltarte el respeto, es crucial dejar claro que esos comportamientos no son aceptables.

Por ejemplo, puedes decir: «No voy a participar en esta conversación si me hablas de esta manera. Hablemos cuando ambos estemos más tranquilos». Esto no solo te protege, sino que también envía un mensaje de que el comportamiento negativo no será tolerado, sin escalar el conflicto.

7. Ofrece soluciones constructivas

En lugar de solo señalar el problema o criticar a la persona nerviosa por su comportamiento, es útil ofrecer soluciones constructivas. Esto puede incluir sugerencias como practicar técnicas de relajación, buscar ayuda profesional o simplemente tomarse un momento para respirar antes de responder en una situación estresante.

Por ejemplo, si la persona se siente abrumada por el trabajo, podrías sugerirle dividir las tareas en partes más manejables o buscar maneras de delegar responsabilidades. Si el nerviosismo es causado por problemas personales, quizás podrías sugerirle que hable con alguien de confianza o busque apoyo emocional.

8. Sé paciente y dale espacio

En algunas ocasiones, lo mejor que puedes hacer cuando una persona está nerviosa es darle espacio. No todas las situaciones requieren una intervención inmediata, y en algunos casos, lo más productivo es permitir que la persona se calme por su cuenta antes de continuar la conversación.

La paciencia es clave en estas situaciones. No esperes que una persona nerviosa cambie su comportamiento de la noche a la mañana. El temperamento nervioso puede ser difícil de gestionar tanto para la persona que lo experimenta como para aquellos a su alrededor. Con el tiempo, y con el enfoque correcto, es posible que la persona aprenda a controlar mejor sus emociones.

9. No tomes su comportamiento como algo personal

Uno de los aspectos más importantes al tratar con una persona nerviosa es no tomar su comportamiento como algo personal. Aunque sus palabras o acciones puedan parecer dirigidas específicamente hacia ti, es probable que la raíz de su nerviosismo esté relacionada con factores externos o internos que no tienen nada que ver contigo.

Mantener esta perspectiva puede ayudarte a gestionar mejor tus propias emociones y evitar que la situación se convierta en un conflicto mayor. Recuerda que su malestar es un reflejo de sus propias dificultades, no de tus acciones.

10. Fomenta la búsqueda de ayuda profesional

Si el nerviosismo de la persona es frecuente y afecta negativamente su vida diaria o las relaciones con los demás, fomentar la búsqueda de ayuda profesional puede ser una excelente opción. Un psicólogo o terapeuta especializado puede ayudar a la persona a identificar las causas subyacentes de su nerviosismo y desarrollar habilidades para gestionar mejor sus emociones.

En muchos casos, el tratamiento de trastornos como la ansiedad o el estrés crónico puede mejorar significativamente el bienestar de la persona y las relaciones que mantiene con los demás. A veces, sugerir de manera gentil la posibilidad de buscar ayuda puede ser un paso importante hacia una mejor convivencia.

Conclusión

Tratar con una persona nerviosa no siempre es fácil, pero con las herramientas adecuadas, es posible manejar estas interacciones de manera efectiva y con compasión. Comprender las causas del nerviosismo, mantener la calma, establecer límites claros y practicar la empatía son solo algunas de las estrategias que pueden ayudarte a navegar estas situaciones. A través de la paciencia y la comunicación asertiva, es posible mantener relaciones saludables y minimizar el impacto negativo del comportamiento nervioso.

Botón volver arriba