El Citroën Traction Avant 11L Faux Cabriolet es un automóvil emblemático de la historia de la automoción, que se distingue por su singularidad y su estilo vanguardista para la época. Cuando la automotriz francesa Citroën presentó el modelo Traction Avant en 1934, este modelo revolucionó la industria del automóvil debido a sus características innovadoras, tales como la construcción unitaria de la carrocería y la tracción delantera. Sin embargo, a pesar de la admiración que generaba, el modelo inicial no era suficientemente grande para satisfacer las expectativas de muchos clientes, lo que llevó a Citroën a introducir una versión ampliada: el Traction Avant 11L.
El desarrollo del Citroën Traction Avant 11L
El diseño de la versión 11L fue obra de los ingenieros André Lefèbvre y Flaminio Bertoni, quienes pensaron en mejorar las características del Traction Avant para satisfacer mejor las necesidades de los consumidores. A partir de la estructura básica del modelo anterior, se amplió tanto la longitud como el espacio interior para crear un automóvil más cómodo y espacioso.
Uno de los aspectos más interesantes de este modelo fue la incorporación de un tipo de carrocería conocida como Faux Cabriolet, que, aunque a menudo se confundía con un Coupé Cabriolet, en realidad no era un cabriolet en el sentido estricto de la palabra. Esta modalidad de carrocería no era retractable ni ofrecía una capota plegable, sino que consistía en un diseño en el que la parte trasera del techo se inclinaba hacia abajo abruptamente, dando la impresión de un coche descapotable sin serlo realmente. Aunque solo se produjeron 15 unidades de este modelo exclusivo, se convirtió en uno de los coches más distintivos de su época.
El diseño del 11L Faux Cabriolet
El Citroën Traction Avant 11L Faux Cabriolet es un automóvil que no solo destaca por su tecnología, sino también por su estética única. El frontal del coche presentaba una parrilla negra con un borde cromado, que estaba adornado con la famosa insignia de doble chevrones, un símbolo representativo de la marca. Los faros, de un diseño peculiar, no estaban montados en los guardabarros, como era habitual en la época, sino sobre pilones que descansaban sobre el compartimiento del motor. Esta solución de diseño fue poco convencional, pero contribuía a la identidad visual del automóvil.
El perfil del vehículo también era especialmente llamativo. El greenhouse, es decir, la estructura del habitáculo que incluye el parabrisas y las ventanas, era relativamente corto y de líneas bien marcadas. Además, las dos puertas de acceso al vehículo estaban situadas en un diseño que acentuaba la elegancia del coche, con una caída pronunciada en la parte trasera, que daba un aire de deportividad y distinción.
En la parte trasera, se encontraba una rueda de repuesto que estaba montada sobre la tapa del maletero, lo que añadía un toque adicional de estilo y también era una característica práctica de la época. La combinación de estos elementos de diseño convirtió al Traction Avant 11L en un automóvil que no pasaba desapercibido, y su apariencia refinada y bien equilibrada es una de las razones por las que sigue siendo recordado con tanto cariño por los coleccionistas de autos clásicos.
El interior del Citroën Traction Avant 11L
Al abrir las puertas del Faux Cabriolet, los detalles internos del automóvil se mostraban igualmente innovadores para la época. El diseño del interior estaba pensado para proporcionar el máximo confort y funcionalidad. El habitáculo no contaba con un túnel de transmisión, lo que permitía una mayor amplitud de espacio en el suelo, facilitando el acceso y mejorando la comodidad para los pasajeros. Esta característica también contribuía a un diseño interior más limpio y organizado, sin los obstáculos típicos de los túneles de transmisión.
El coche estaba equipado con dos asientos colocados sobre un suelo plano, lo que permitía una circulación sin restricciones entre las puertas, brindando una sensación de apertura y amplitud dentro del vehículo. El palanca de cambios estaba montada en el tablero, una configuración poco común pero práctica, ya que evitaba que los ocupantes tuvieran que pasar por encima de un túnel de transmisión.
Los instrumentos de a bordo eran también distintivos, y en lugar de estar dispersos a lo largo del tablero, el velocímetro y otros indicadores se encontraban organizados en una sección central, junto a la palanca de cambios, lo que otorgaba un diseño funcional y elegante. Este enfoque en la ergonomía reflejaba la atención al detalle de los ingenieros de Citroën.
Motorización y desempeño
El Citroën Traction Avant 11L Faux Cabriolet estaba impulsado por un motor de gasolina de 2 litros, un componente mecánico que era parte de una revisión del Traction Avant original. Este motor de 4 cilindros en línea (L4) tenía una potencia de 47 caballos de fuerza (46 BHP) a 3800 revoluciones por minuto (RPM). Aunque no era un motor particularmente potente en comparación con los estándares actuales, para la época ofrecía un desempeño adecuado para un coche de lujo y diseño exclusivo.
La transmisión era manual de tres velocidades, una característica que era común en los automóviles de la época, y la tracción delantera era una de las principales innovaciones del modelo, lo que mejoraba la maniobrabilidad y estabilidad del vehículo, especialmente en condiciones de conducción difíciles.
El Traction Avant 11L Faux Cabriolet tenía una velocidad máxima de aproximadamente 106 km/h (66 mph), lo que era más que suficiente para los viajes largos y relajados para los que estaba destinado este modelo de lujo. Aunque no era un coche de carreras, su desempeño en la carretera era adecuado para ofrecer una experiencia de conducción cómoda y segura.
El legado y la importancia histórica del 11L
El Citroën Traction Avant 11L Faux Cabriolet no solo representa un hito en la historia del diseño automotriz, sino que también simboliza una época de gran innovación en la industria del automóvil. A través de la introducción de características como la tracción delantera y la carrocería unitaria, Citroën dejó una huella indeleble en el desarrollo de los automóviles modernos. El diseño único del 11L y su motor eficiente y su transmisión manual también reflejan el enfoque visionario de la marca para crear vehículos que fueran tanto funcionales como estéticamente agradables.
A pesar de que la producción del modelo se limitó a tan solo 15 unidades, el Citroën Traction Avant 11L Faux Cabriolet sigue siendo considerado un automóvil clásico y un objeto de coleccionista. Su rara presencia en el mercado actual lo convierte en un automóvil codiciado, y su diseño sigue siendo admirado por los entusiastas de los coches antiguos y los historiadores del automóvil. En un contexto en el que los coches de lujo han evolucionado enormemente, el Traction Avant 11L Faux Cabriolet permanece como un recordatorio de la capacidad de la ingeniería para fusionar innovación, estilo y funcionalidad en una obra de arte sobre ruedas.
Conclusión
El Citroën Traction Avant 11L Faux Cabriolet es una de esas joyas de la automoción que han perdurado a lo largo del tiempo. Su diseño y tecnología fueron avances significativos para su época, y la marca francesa dejó su sello con este modelo que, a pesar de ser una rareza en términos de producción, sigue siendo recordado con admiración por los aficionados al motor y los historiadores del automóvil. Este coche no solo representa una época dorada para Citroën, sino que también es testigo de la evolución del diseño de vehículos que ahora parecen casi futuristas para la época en que nacieron.