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Citroën CX: Innovación y Estilo

CITROËN CX 1974-1982: La revolución de Citroën en los sedanes

En la década de 1970, Citroën atravesaba una grave crisis financiera. Aunque la marca contaba con productos exitosos, su gestión financiera estaba en números rojos. A pesar de contar con una sólida presencia en el mercado, Citroën enfrentaba serias dificultades económicas, y en 1974 se declaró en bancarrota. Michelin, que poseía un tercio de las acciones de Citroën, vendió su participación a Peugeot, quien asumió el control y se encargó de salvar la marca francesa. Sin embargo, los problemas de Citroën no provenían del negocio automovilístico en sí, sino de otras partes de la empresa. Fue en ese contexto de incertidumbre que nació el Citroën CX, uno de los modelos más representativos de la marca, y la prueba fehaciente de que, a pesar de las dificultades, Citroën seguía siendo capaz de ofrecer vehículos innovadores y avanzados.

El nacimiento del Citroën CX: Diseño y aerodinámica de otro mundo

El Citroën CX, producido entre 1974 y 1989, fue un modelo que dejó una huella imborrable en la industria automotriz, tanto por su diseño como por sus innovaciones tecnológicas. Con una carrocería hatchback de gran tamaño, este vehículo desafiaba las convenciones del diseño automovilístico de la época, ofreciendo líneas suaves y un perfil que, en lugar de parecer un simple automóvil, asemejaba más bien a una nave espacial.

Uno de los aspectos más destacables del CX era su aerodinámica. Mientras que otros fabricantes de automóviles de la época producían vehículos con formas cuadradas y ángulos rectos, el CX se destacó por sus contornos curvos y su apariencia futurista. Su parabrisas inclinado y curvado contaba con un solo limpiaparabrisas, algo inusual en ese entonces, lo que reflejaba el enfoque innovador del equipo de diseño. Robert Opron, el diseñador del vehículo, realizó exhaustivas pruebas en un túnel de viento para lograr la forma más aerodinámica posible. Esto no era solo una cuestión de estética, sino también de rendimiento. El CX no solo era bonito, sino que su forma reducía la resistencia al viento, lo que mejoraba la eficiencia del combustible y las características de manejo.

Los faros rectangulares, con un lado interior más estrecho, también formaban parte del lenguaje visual único del CX. El diseño del vehículo no se limitó al exterior; dentro del habitáculo, Citroën también presentó un diseño revolucionario que rompió con las normas de la época. El volante de una sola pieza, una característica distintiva del CX, ofrecía una sensación de modernidad y vanguardia, además de que facilitaba una mayor visibilidad de los instrumentos del panel.

Innovación en el interior: Un enfoque práctico y tecnológico

Dentro del Citroën CX, la innovación seguía siendo una constante. Uno de los cambios más llamativos fue la ubicación del interruptor de los intermitentes. A diferencia de la mayoría de los automóviles de la época, que los tenían montados en un volante o columna de dirección, Citroën optó por colocar este interruptor en el lado izquierdo del cuadro de instrumentos. Esto permitía al conductor tomar el control total sobre cuándo iniciar y finalizar la señalización, una idea que parecía extraña para algunos, pero que rápidamente se convirtió en una característica que mejoraba la experiencia de conducción.

Otro detalle fascinante fue el diseño del cuadro de instrumentos. Citroën decidió colocar los valores en un cilindro, con una lente frente a él, lo que brindaba una visión más clara y directa de la información sin los habituales reflejos. Esto reflejaba el enfoque futurista de la marca, que no solo quería innovar en el diseño exterior, sino también en la forma en que los conductores interactuaban con el vehículo.

El corazón del CX: Motor y rendimiento

Aunque el Citroën CX destacaba en muchos aspectos, había una debilidad evidente: su motor. Debido a las leyes fiscales francesas de la época, el vehículo estaba limitado en cuanto a la cilindrada y la potencia de su motor. Por esta razón, el CX no ofrecía un rendimiento impresionante en términos de velocidad. Incluso la versión más potente, que entregaba 128 caballos de fuerza, no lograba superar los 120 mph (193 km/h). Sin embargo, este dato no era un problema para muchos conductores, ya que el CX ofrecía una de las experiencias de conducción más cómodas de su tiempo.

La verdadera joya del Citroën CX estaba en su suspensión. Equipado con el sistema de suspensión hidroneumática autolevelante de Citroën, el CX era capaz de ofrecer una conducción extremadamente suave y estable, independientemente de las condiciones de la carretera. Este sistema, que permitía ajustar la altura del vehículo según la carga y las condiciones de manejo, proporcionaba un confort sin igual. El CX se convirtió en un referente en términos de confort de suspensión, un aspecto que sería una de las señas de identidad de Citroën durante años.

Especificaciones del motor: Un vistazo detallado

El modelo base del Citroën CX, que se presentó con el motor 2.0L L4, tenía un rendimiento modesto en comparación con otros vehículos de la época, pero su motor era adecuado para la clase de vehículo que representaba. Con una potencia de 106 caballos de fuerza (78 kW) a 5500 RPM y un torque de 163 Nm a 3250 RPM, el CX ofrecía una aceleración decente, logrando los 0-100 km/h en 11.7 segundos. Aunque no era un coche rápido en términos absolutos, la estabilidad y la comodidad de conducción eran los puntos fuertes del modelo.

El motor era alimentado por un carburador y funcionaba con gasolina, lo que era común en los vehículos de la época. Su capacidad de tanque de combustible era de 68,1 litros (18 galones), lo que le otorgaba una autonomía razonable para viajes largos. En cuanto a eficiencia, el CX era capaz de alcanzar un consumo de 9.4 litros cada 100 km en una conducción combinada, lo que, teniendo en cuenta la tecnología de su suspensión y su tamaño, era una cifra respetable.

Diseño exterior y dimensiones

El Citroën CX no solo era un automóvil innovador desde el punto de vista técnico y estético, sino que también destacaba por sus dimensiones. Con una longitud de 4671 mm, un ancho de 1750 mm y una altura de 1359 mm, el CX tenía una presencia imponente en la carretera. Su distancia entre ejes de 2840 mm le confería una estabilidad excelente, mientras que su carga útil de 456 litros le daba una capacidad de carga destacable para un automóvil de su segmento.

El CX también ofrecía un alto nivel de confort para los ocupantes, con asientos amplios y un diseño interior que priorizaba el bienestar. El vehículo no solo era un medio de transporte, sino una experiencia en sí misma, donde cada detalle estaba pensado para garantizar el máximo confort.

La herencia del Citroën CX

El Citroën CX no fue solo un vehículo de transición para la marca francesa, sino que también marcó el comienzo de una nueva era en el diseño automovilístico. Aunque no fue un modelo de grandes ventas, su impacto en la industria y su influencia en el diseño de futuros modelos fue incuestionable. La combinación de estética futurista, confort incomparable y tecnología innovadora convirtió al CX en un verdadero referente para los entusiastas del automóvil, y un símbolo de la capacidad de Citroën para reinventarse a sí misma en tiempos difíciles.

A lo largo de los años, el CX fue evolucionando, mejorando sus características y ofreciendo versiones más potentes y refinadas. Sin embargo, la versión original de 1974 a 1982 sigue siendo la más emblemática de todas, y su legado continúa presente en la historia de Citroën. La marca francesa supo aprovechar la oportunidad de renovar su imagen, y el CX fue la piedra angular sobre la que se construyó su resurgimiento en la década de 1980.

Conclusión

El Citroën CX 1974-1982 sigue siendo un modelo fascinante para los amantes de los automóviles y los historiadores de la industria. Su diseño innovador, su comodidad de conducción sin igual y su tecnología avanzada lo convierten en un referente de su tiempo. Aunque su motor no estuviera a la altura de otros competidores, el CX demostró que el automóvil podía ser mucho más que solo velocidad. Con su suspensión hidroneumática y su estética vanguardista, Citroën demostró que era capaz de ofrecer algo verdaderamente único en un mercado dominado por vehículos convencionales.

El Citroën CX es, sin duda, uno de los vehículos más influyentes y admirados en la historia de la marca y un testamento de la capacidad de Citroën para superar las adversidades y reinventarse.

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