Coches

Citroën BX 1986: Evolución Compacta

Citroën BX 1986: Una evolución en el diseño y la tecnología del automóvil compacto

En 1983, Citroën lanzó al mercado el BX, un modelo que marcó un cambio significativo en el segmento de los autos compactos, con su estilo futurista y características innovadoras. Sin embargo, solo tres años después de su debut, en 1986, Citroën decidió actualizar este modelo, brindándole una nueva estética, mejores motorizaciones y diversas mejoras en su funcionalidad. El BX 1986 no solo representaba una renovación visual, sino que también significaba un paso adelante en cuanto a tecnología y confort, consolidando el éxito de este modelo a nivel comercial.

La estética renovada del Citroën BX 1986

Aunque el BX original había sido diseñado a finales de los años 70, la versión de 1986 mostraba una clara evolución en su apariencia, adaptándose a las tendencias de diseño de la época. Citroën se enfocó especialmente en mejorar el aspecto del frente, un área clave para la percepción de modernidad de cualquier automóvil. Uno de los cambios más notables fue la inclusión de los faros delanteros con señales de giro de lentes transparentes. Estos no solo ofrecían un look más actual y limpio, sino que, al incorporar bombillas de luz ámbar, cumplían con los requisitos de seguridad sin sacrificar la estética. Esta incorporación también contribuyó a un diseño más aerodinámico y acorde a los estándares de la época.

En los laterales del vehículo, se instalaron tiras de goma negras que recorrían todo el largo del coche, desde el frente hasta la parte trasera. Este detalle no solo servía para ofrecer una mayor protección al automóvil contra los impactos que pudieran ocurrir al estacionar en espacios reducidos, sino que también se convertía en un elemento visual que resaltaba la robustez del modelo. En cuanto a los niveles de equipamiento, los modelos de gama baja mantenían los parachoques negros no pintados, muy prácticos para las exigentes condiciones de estacionamiento urbano en ciudades como París.

En el interior, Citroën también apostó por una renovación significativa, aunque sin perder la identidad angular que caracterizaba al BX desde su lanzamiento. El salpicadero de esta versión incorporaba nuevos diales redondos en el cuadro de instrumentos, en lugar de los complicados controles de los modelos anteriores. Además, los mandos de los limpiaparabrisas y los intermitentes fueron simplificados, sustituyendo los sistemas de satélites montados en el tablero por controles más tradicionales y fáciles de usar. Este tipo de mejora en la ergonomía del coche permitió a los conductores disfrutar de una experiencia de conducción más cómoda y eficiente.

Motor y rendimiento del BX 1986

El Citroën BX 1986 destacaba por ofrecer una gama de motorizaciones sorprendentemente amplia para su segmento. Con la intención de satisfacer una gran variedad de necesidades, Citroën instaló motores que iban desde opciones de baja potencia hasta versiones de alto rendimiento. El modelo básico estaba equipado con un motor de 1.4 litros y 63 caballos de fuerza, que le conferían una buena eficiencia de combustible y una conducción tranquila. Para aquellos que buscaban una mayor potencia, el BX 1986 también estuvo disponible en una versión turboalimentada con 90 caballos de fuerza, un motor que prometía una excelente relación entre rendimiento y consumo, algo muy valorado en la época.

El motor de 1.4 litros ofrecía una potencia de 63 caballos de fuerza a 5500 revoluciones por minuto, con un par motor de 105 Nm a 2500 RPM, lo que le permitía alcanzar una velocidad máxima de 155 km/h (96.3 mph). Con un sistema de carburador alimentado por gasolina, este motor cumplía con las expectativas de los conductores que buscaban un coche fiable y económico, con un consumo combinado de 6.9 L/100 km, lo que se traducía en unos 34.1 mpg en condiciones de conducción normales. Con una aceleración de 0 a 100 km/h en 15.6 segundos, el BX 1986 no era un coche de altas prestaciones, pero sí de un rendimiento adecuado para su segmento y época.

Tecnología y confort a bordo

El Citroën BX 1986 no solo mejoró en términos estéticos y de motorización, sino que también introdujo avances tecnológicos en su interior, que hacían de este coche una opción cómoda y moderna para los conductores de la época. El modelo continuaba con la característica suspensión hidroneumática de Citroën, una de las principales innovaciones que marcaba la diferencia frente a otros autos de la competencia. Este sistema permitía una conducción más suave, minimizando las vibraciones y absorbiendo mejor las irregularidades del terreno, lo que resultaba en un confort superior para los pasajeros.

Además, Citroën también se centró en la optimización del espacio interior. A pesar de su tamaño compacto, el BX 1986 ofrecía un espacio sorprendentemente amplio para los pasajeros y una capacidad de carga considerable. El maletero tenía una capacidad de 442 litros, lo que lo hacía ideal para viajes largos o para quienes necesitaban un coche práctico para el día a día. La disposición del espacio interior era otro de los puntos fuertes del modelo, con asientos cómodos y una disposición de controles fácilmente accesibles, lo que mejoraba la experiencia de conducción.

Seguridad y fiabilidad

El Citroën BX 1986 también ofreció una serie de mejoras en términos de seguridad. Si bien los coches de los años 80 no contaban con las sofisticadas ayudas a la conducción y sistemas de seguridad que encontramos en los modelos actuales, el BX estaba equipado con frenos de disco tanto en las ruedas delanteras como traseras, lo que le confería un buen rendimiento en cuanto a frenado. Además, la mejora en la aerodinámica de la carrocería (con un coeficiente de resistencia al aire de 0.34) ayudaba a mejorar la estabilidad del coche, especialmente a altas velocidades.

Por otro lado, el BX 1986 no escatimaba en aspectos de durabilidad y fiabilidad. Citroën, aprovechando la inversión de su empresa matriz, Peugeot, logró consolidar un coche que, si bien no era el más sofisticado del mercado, ofrecía una gran durabilidad y bajo costo de mantenimiento, lo que le permitía a sus propietarios disfrutar de un automóvil fiable durante muchos años.

Conclusión

El Citroën BX 1986 representó una evolución importante para el modelo, que había sido lanzado apenas tres años antes. Con una estética más moderna, mejores motores, y un enfoque renovado en confort y seguridad, el BX 1986 consolidó a este modelo como uno de los más populares de la marca durante la década de los 80. A pesar de que el diseño original del BX databa de finales de los años 70, las mejoras introducidas en 1986 aseguraron que el coche mantuviera su relevancia en un mercado cada vez más competitivo. Así, el Citroën BX continuó siendo una opción sólida y apreciada por los conductores hasta el final de su producción en 1993, dejando un legado de innovación y diseño único en la historia de la automoción.

Botón volver arriba