El sangrado nasal o epistaxis es una condición común que afecta a personas de todas las edades. Aunque suele ser inofensiva en la mayoría de los casos, puede resultar alarmante, especialmente cuando ocurre de manera repetitiva o intensa. En este artículo, exploraremos las causas de los sangrados nasales, las posibles complicaciones, y los tratamientos y medidas preventivas que pueden ayudar a gestionar esta condición.
¿Qué es el sangrado nasal?
El sangrado nasal se refiere a la pérdida de sangre de las cavidades nasales. El sangrado puede variar desde una pequeña gota de sangre hasta una hemorragia más grave. Generalmente, los sangrados nasales provienen de la parte anterior de la nariz (en la región del plexo de Kiesselbach), aunque también pueden originarse en la parte posterior (donde las arterias principales se ramifican).

El sangrado nasal puede ser primario (es decir, no asociado a ninguna otra afección médica) o secundario, relacionado con problemas de salud subyacentes. Es importante identificar la causa del sangrado para determinar el tratamiento adecuado y evitar que se repita.
Causas comunes del sangrado nasal
Las causas del sangrado nasal pueden clasificarse en factores externos e internos. A continuación, se presentan algunas de las razones más comunes por las cuales las personas pueden experimentar epistaxis:
1. Aire seco
Uno de los factores más comunes que contribuyen a los sangrados nasales es la sequedad del aire, que suele ser más pronunciada durante los meses de invierno o en lugares con climas áridos. La falta de humedad puede secar y agrietar los vasos sanguíneos de la mucosa nasal, lo que facilita el sangrado.
2. Traumatismos o lesiones
Las lesiones nasales, tanto externas como internas, son una de las principales causas de epistaxis. Golpes, caídas, o incluso hurgarse la nariz de forma repetitiva pueden dañar los pequeños vasos sanguíneos dentro de las fosas nasales, provocando sangrado.
3. Infecciones respiratorias
Las infecciones en las vías respiratorias superiores, como los resfriados, la sinusitis o la rinitis alérgica, pueden irritar la mucosa nasal. Esto provoca inflamación y congestión, lo que aumenta la probabilidad de que los vasos sanguíneos se rompan, resultando en sangrados nasales.
4. Uso excesivo de descongestionantes nasales
El uso prolongado de sprays nasales descongestionantes puede provocar sequedad en las membranas nasales. Aunque estos medicamentos son efectivos para aliviar la congestión, su uso excesivo puede tener efectos secundarios, como la irritación y el sangrado de los vasos sanguíneos nasales.
5. Trastornos de la coagulación sanguínea
En casos más raros, el sangrado nasal puede ser un síntoma de un trastorno subyacente de coagulación sanguínea, como la hemofilia, la enfermedad de von Willebrand o el uso de anticoagulantes. Las personas con problemas de coagulación tienen un mayor riesgo de sangrados nasales frecuentes y más graves.
6. Hipertensión arterial
La presión arterial alta no controlada puede causar la ruptura de vasos sanguíneos en diversas partes del cuerpo, incluida la nariz. En algunos casos, los pacientes con hipertensión pueden experimentar hemorragias nasales recurrentes si la condición no está bien gestionada.
7. Anomalías estructurales nasales
Algunas personas pueden tener una anatomía nasal anormal, como un tabique nasal desviado o polipos nasales, lo que aumenta el riesgo de sangrados. La presencia de estas condiciones puede dificultar la respiración normal y, al mismo tiempo, predisponer a las personas a episodios de epistaxis.
8. Exposición a sustancias irritantes
La exposición frecuente a irritantes como el humo del cigarro, productos químicos o contaminantes del aire también puede dañar las membranas nasales y facilitar el sangrado. Los fumadores, en particular, tienen un mayor riesgo de sufrir esta condición debido al daño crónico en las vías respiratorias.
9. Uso de medicamentos
Algunos medicamentos, como los anticoagulantes, los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) y los antihistamínicos, pueden aumentar el riesgo de epistaxis. Estos medicamentos interfieren con la coagulación sanguínea o provocan sequedad en las membranas mucosas, lo que facilita el sangrado.
10. Factores hormonales
Durante el embarazo o la menstruación, las fluctuaciones hormonales pueden hacer que los vasos sanguíneos de la nariz sean más propensos a romperse. Esto es particularmente común en las mujeres embarazadas, quienes pueden experimentar un mayor riesgo de sangrados nasales debido a la circulación sanguínea aumentada y la mayor vascularización en la zona nasal.
Diagnóstico de la causa subyacente
En la mayoría de los casos, los sangrados nasales no son motivo de preocupación y se deben a causas comunes y tratables. Sin embargo, si los episodios de epistaxis son recurrentes o severos, es importante acudir a un médico para investigar posibles causas subyacentes.
El diagnóstico generalmente comienza con una historia clínica detallada, en la que se preguntará sobre los antecedentes médicos, los medicamentos que está tomando, y si hay factores como infecciones recientes o lesiones nasales. En algunos casos, el médico puede realizar un examen físico para observar la mucosa nasal y verificar si hay signos de inflamación o daño en los vasos sanguíneos. Si se sospecha de un trastorno de coagulación o hipertensión, se pueden recomendar pruebas adicionales, como análisis de sangre.
Tratamiento del sangrado nasal
El tratamiento de un sangrado nasal depende de su causa y severidad. Para los casos leves, se pueden seguir algunos métodos caseros para detener el sangrado. Estos incluyen:
- Inclinación hacia adelante: Es importante inclinar la cabeza hacia adelante durante un sangrado nasal para evitar que la sangre fluya hacia la garganta, lo que podría causar náuseas o vómitos.
- Aplicación de presión: Usar los dedos para aplicar presión en las fosas nasales durante unos 10-15 minutos puede ayudar a detener el sangrado.
- Uso de un humidificador: Para prevenir los sangrados nasales causados por aire seco, se recomienda el uso de un humidificador en el hogar.
- Sprays salinos: Los aerosoles de solución salina pueden ayudar a mantener las membranas nasales hidratadas y prevenir la sequedad que puede causar sangrados.
En casos más graves o persistentes, es posible que el médico decida aplicar tratamientos más especializados, como la cauterización de los vasos sanguíneos rotos o el uso de tampones nasales para controlar la hemorragia. Si el sangrado nasal se debe a un trastorno de coagulación, el tratamiento puede implicar medicamentos para mejorar la coagulación sanguínea.
Prevención del sangrado nasal
Existen varias medidas preventivas que pueden ayudar a reducir la frecuencia y gravedad de los sangrados nasales, tales como:
- Mantener la humedad en el hogar, especialmente en invierno.
- Evitar hurgarse la nariz o realizar movimientos bruscos que puedan dañar la mucosa nasal.
- Utilizar sprays salinos o ungüentos nasales para mantener la hidratación de las fosas nasales.
- Consultar con un médico si se tiene hipertensión o se toman medicamentos anticoagulantes, para asegurar que el sangrado nasal no esté relacionado con un problema subyacente grave.
Conclusión
El sangrado nasal es una afección común que, aunque generalmente inofensiva, puede resultar alarmante para quienes la padecen. Las causas varían desde factores ambientales como la sequedad del aire, hasta condiciones médicas subyacentes que afectan la coagulación sanguínea. Aunque la mayoría de los casos pueden manejarse con medidas simples en casa, los sangrados nasales recurrentes o severos requieren atención médica para identificar y tratar posibles problemas subyacentes. Con el cuidado adecuado y un manejo preventivo, la mayoría de las personas pueden reducir la incidencia de los episodios de epistaxis y llevar una vida normal.