El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo, ya que desempeña numerosas funciones vitales, como la desintoxicación de sustancias nocivas, la producción de proteínas esenciales, la regulación del metabolismo y la producción de bilis para la digestión. Las enzimas hepáticas son proteínas que aceleran las reacciones químicas necesarias para llevar a cabo estas funciones. Cuando los niveles de estas enzimas en la sangre están elevados, puede ser indicativo de que el hígado está sufriendo algún tipo de daño o estrés. En este artículo, examinaremos detalladamente las causas más comunes de la elevación de las enzimas hepáticas, su diagnóstico y el manejo de esta condición.
Principales enzimas hepáticas y su significado
Existen varias enzimas hepáticas, pero las más comúnmente evaluadas en pruebas de función hepática son:
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Alanina aminotransferasa (ALT): También conocida como transaminasa glutámico pirúvica (GPT), la ALT se encuentra principalmente en el hígado y, en menores cantidades, en otros órganos. Un aumento en sus niveles es uno de los indicadores más sensibles de daño hepático.
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Aspartato aminotransferasa (AST): Aunque la AST se encuentra en el hígado, también se encuentra en el corazón, músculos, riñones y cerebro. Por lo tanto, su elevación no siempre es específica de daño hepático, pero cuando se eleva junto con la ALT, sugiere que el problema está relacionado con el hígado.
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Fosfatasa alcalina (ALP): Esta enzima se encuentra en el hígado, los huesos y la vesícula biliar. Un aumento en la ALP puede estar relacionado con enfermedades que afectan tanto el hígado como los huesos.
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Gamma-glutamiltransferasa (GGT): Es una enzima que ayuda a descomponer las toxinas y se encuentra en el hígado, el páncreas y los riñones. Sus niveles altos pueden sugerir daño hepático o enfermedades del conducto biliar.
Causas del aumento de las enzimas hepáticas
Existen múltiples causas que pueden llevar a una elevación en los niveles de estas enzimas hepáticas. Algunas de las causas más comunes incluyen:
1. Enfermedades hepáticas no alcohólicas (hígado graso no alcohólico)
Una de las causas más comunes de elevación de las enzimas hepáticas es la esteatosis hepática no alcohólica o hígado graso no alcohólico. Esta condición se caracteriza por la acumulación de grasa en el hígado en personas que no consumen grandes cantidades de alcohol. Se asocia frecuentemente con la obesidad, la resistencia a la insulina y el síndrome metabólico. La acumulación de grasa puede causar inflamación hepática y eventualmente daño a las células del hígado, lo que se refleja en un aumento de las enzimas ALT y AST.
2. Hepatitis viral
La hepatitis, una inflamación del hígado, es una causa bien conocida de elevación de las enzimas hepáticas. Las hepatitis virales más comunes son la hepatitis A, B y C. En estas enfermedades, el virus invade las células hepáticas, lo que lleva a su destrucción. Esto provoca una liberación de las enzimas hepáticas en el torrente sanguíneo. Dependiendo de la gravedad de la infección, los niveles de ALT y AST pueden elevarse considerablemente.
3. Consumo excesivo de alcohol
El consumo crónico de alcohol puede dañar las células del hígado, lo que resulta en un aumento de las enzimas hepáticas, particularmente la AST y la GGT. El alcohol es una toxina que el hígado debe procesar, y su consumo prolongado puede llevar a enfermedades como la hepatitis alcohólica, cirrosis o hígado graso alcohólico. En general, la AST tiende a estar más elevada que la ALT en casos de daño hepático inducido por el alcohol.
4. Medicamentos y toxinas
Muchos medicamentos pueden ser hepatotóxicos, es decir, pueden causar daño al hígado si se usan de manera prolongada o en dosis altas. Algunos de los más comunes incluyen los antiinflamatorios no esteroides (AINEs), los antibióticos, los medicamentos utilizados para tratar el colesterol (estatinas), el paracetamol (acetaminofén), entre otros. La toxicidad hepática inducida por medicamentos puede resultar en la liberación de enzimas hepáticas al torrente sanguíneo, lo que indica daño hepático.
5. Cirrosis hepática
La cirrosis es una condición avanzada del hígado que implica la cicatrización y el daño irreversible de las células hepáticas. Puede ser causada por el consumo excesivo de alcohol, hepatitis viral crónica (especialmente hepatitis B y C), y enfermedades autoinmunes. A medida que el hígado se cicatriza y se deteriora, las enzimas hepáticas, especialmente la ALT y la AST, se elevan.
6. Enfermedades autoinmunes
Las enfermedades autoinmunes que afectan al hígado, como la hepatitis autoinmune, pueden causar elevaciones en las enzimas hepáticas. En estas condiciones, el sistema inmunológico del cuerpo ataca las células del hígado, lo que conduce a inflamación y daño hepático.
7. Cáncer de hígado o metástasis hepáticas
Los tumores primarios del hígado, como el carcinoma hepatocelular, o metástasis de otros tipos de cáncer que se diseminan al hígado, también pueden causar un aumento en las enzimas hepáticas. El crecimiento anormal de células en el hígado compromete la función hepática y provoca daño a los hepatocitos.
8. Trastornos del conducto biliar
Los trastornos que obstruyen el flujo de bilis desde el hígado, como los cálculos biliares o las enfermedades del conducto biliar (como la colangitis esclerosante primaria), pueden llevar a un aumento de las enzimas ALP y GGT. Estas enfermedades interfieren con la excreción adecuada de bilis y causan daño hepático debido a la acumulación de sustancias tóxicas.
9. Enfermedades hereditarias
Algunas enfermedades hereditarias, como la hemocromatosis (acumulación de hierro en el hígado), la enfermedad de Wilson (acumulación de cobre en el hígado) y la deficiencia de alfa-1 antitripsina, pueden provocar daño hepático y la elevación de las enzimas hepáticas.
Diagnóstico
El diagnóstico del origen del aumento de las enzimas hepáticas comienza con un análisis de sangre que mida los niveles de ALT, AST, ALP y GGT. Si estas enzimas están elevadas, el médico puede ordenar pruebas adicionales, como análisis de imagen (ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética), biopsias hepáticas o análisis específicos para hepatitis virales, enfermedades autoinmunes o trastornos metabólicos.