Introducción a las enzimas ALT y AST en la evaluación hepática
La evaluación de la salud hepática mediante análisis de laboratorio ha sido una de las herramientas fundamentales en la medicina clínica moderna. En este contexto, las enzimas ALT (alanina aminotransferasa) y AST (aspartato aminotransferasa) ocupan un lugar preeminente, ya que su medición permite detectar posibles daños en el hígado y otras estructuras anatómicas relacionadas. La plataforma Revista Completa ha dedicado numerosos artículos a profundizar en la importancia de estas enzimas, dado que su análisis puede ser determinante en el diagnóstico precoz y en el monitoreo de diversas patologías.
Es importante entender que las enzimas ALT y AST no son específicas exclusivamente del hígado, aunque su presencia en altas concentraciones en este órgano hace que sean excelentes marcadores de daño hepático. La interpretación clínica de los niveles en sangre requiere un análisis cuidadoso, considerando otros datos clínicos y complementarios. En este artículo, se abordarán en profundidad los aspectos bioquímicos, fisiológicos, clínicos y diagnósticos relacionados con estas enzimas, además de explorar las condiciones médicas que pueden alterar sus niveles, la utilidad de las relaciones entre ellas, y las implicaciones para la práctica médica.
Fundamentos bioquímicos y fisiológicos de las enzimas ALT y AST
Función y localización de la ALT y AST en el organismo
Las enzimas ALT y AST son transaminasas, es decir, catalizan reacciones de transferencia de grupos amino entre aminoácidos y cetoácidos. Estas reacciones son esenciales en el metabolismo de los aminoácidos y en la gluconeogénesis, procesos vitales para la homeostasis energética del organismo.
La ALT, o alanina aminotransferasa, también conocida como transaminasa glutámico-pirúvica (TGP), se encuentra fundamentalmente en las células del hígado, aunque también está presente en menor cantidad en el corazón, riñones y músculos. Su función principal en el metabolismo es facilitar la conversión reversible de alanina y alfa-cetoglutarato en piruvato y glutamato, pasos cruciales en la producción de glucosa y en el ciclo de Krebs.
Por su parte, la AST, o aspartato aminotransferasa, conocida también como transaminasa glutámico-oxalacética (TGO), tiene una distribución más amplia en el cuerpo. Además del hígado, está presente en el corazón, músculos esqueléticos, riñones, cerebro, y en menor medida en otros tejidos. La función de la AST es transferir grupos amino entre el ácido aspártico y el alfa-cetoglutarato, formando oxalacetato y glutamato, componentes indispensables en la gluconeogénesis y en el metabolismo energético general.
Estabilidad y liberación en condiciones de daño celular
Estas enzimas se encuentran en altas concentraciones dentro de las células, especialmente en los hepatocitos para la ALT y en los tejidos musculares y cardíacos para la AST. Cuando las células que contienen estas enzimas sufren daño o muerte, las membranas celulares se vuelven permeables o se rompen, permitiendo la liberación de las enzimas al torrente sanguíneo. Como resultado, los niveles en plasma aumentan, sirviendo como marcadores indirectos del daño tisular.
Es importante destacar que la cantidad de enzima liberada y la rapidez con la que se elevan en sangre dependen del grado y la naturaleza del daño, así como del tiempo transcurrido desde el inicio del proceso patológico. La presencia de niveles elevados de estas enzimas en sangre puede indicar daño agudo o crónico, pero no proporciona por sí sola un diagnóstico definitivo, requiriendo siempre un análisis clínico integral.
Valores normales y variaciones en los niveles de ALT y AST
Normas de referencia en diferentes laboratorios
Los valores de referencia para ALT y AST pueden variar ligeramente entre laboratorios debido a diferencias en técnicas analíticas, calibraciones y unidades de medida. Sin embargo, los rangos generalmente aceptados en adultos sanos son:
| Enzima | Valor normal en hombres | Valor normal en mujeres | Unidad de medida |
|---|---|---|---|
| ALT | Menor de 40 U/L | Menor de 30 U/L | U/L |
| AST | Menor de 40 U/L | Menor de 35 U/L | U/L |
Es importante recordar que los valores de referencia deben interpretarse en conjunto con la evaluación clínica del paciente, considerando factores como la edad, sexo, antecedentes médicos, medicación, entre otros.
Variaciones fisiológicas y factores que alteran los niveles
Las concentraciones de ALT y AST pueden variar por diferentes motivos, algunos de los cuales no están relacionados con patologías hepáticas. Entre estos factores se encuentran:
- Ejercicio físico intenso: puede causar elevaciones temporales debido al estrés muscular.
- Traumatismos musculares: lesiones y rabdomiólisis incrementan los niveles de AST principalmente.
- Consumo de alcohol: puede aumentar los niveles de transaminasas, especialmente en casos de hepatopatías alcohólicas.
- Medicamentos: ciertos fármacos, como paracetamol, estatinas, antiepilépticos y algunos antibióticos, pueden inducir elevación en estas enzimas por hepatotoxicidad o efectos directos sobre los tejidos.
- Enfermedades sistémicas: como insuficiencia cardíaca, problemas renales o enfermedades autoinmunes, pueden influir en los niveles de estas enzimas.
- Condiciones clínicas agudas y crónicas: procesos inflamatorios, infecciones o daño tisular en otros órganos.
Interpretación clínica de los niveles elevados de ALT y AST
Significado de niveles elevados y su relación con la enfermedad hepática
Una elevación en los niveles de ALT y AST suele ser una señal de daño celular en el hígado. Sin embargo, la interpretación requiere un análisis contextual, ya que no siempre indica una enfermedad hepática significativa. La magnitud y el patrón de la elevación ofrecen pistas importantes:
| Patrón | Descripción | Implicaciones clínicas |
|---|---|---|
| Elevación moderada (2-3 veces el límite superior) | Posible daño hepático leve o en curso, como en la hepatitis viral inicial o en hígado graso | Requiere seguimiento y evaluación adicional |
| Elevación severa (>5 veces el límite superior) | Indicativo de daño hepático agudo, hepatitis viral grave, intoxicaciones o lesiones extensas | Urge evaluación urgente y manejo específico |
| Relación ALT/AST >1 | Suele verse en daño hepático agudo, como hepatitis viral | Indica daño hepático más que muscular o cardíaco |
| Relación ALT/AST <1 | Más común en daño crónico o en condiciones donde hay daño en otros órganos, como infarto de miocardio | Evalúa la causa subyacente |
Interpretación en conjunto con otros parámetros laboratoriales y clínicos
Es imprescindible analizar los niveles de ALT y AST junto con otras pruebas de función hepática, como la fosfatasa alcalina, gamma-glutamil transpeptidasa (GGT), bilirrubina y albúmina. La combinación de estos datos ayuda a determinar la naturaleza del daño, su localización, extensión y posible causa. Además, la historia clínica del paciente y los síntomas asociados—como ictericia, fatiga, dolor abdominal, pérdida de peso o fiebre—son fundamentales para orientar el diagnóstico.
Condiciones médicas asociadas a alteraciones en ALT y AST
Enfermedades hepáticas
Hepatitis viral
Las hepatitis A, B, C, D y E, son causas principales de elevación de transaminasas. La hepatitis viral aguda suele presentar niveles de ALT y AST muy elevados, a veces superiores a 10 veces el límite superior de referencia. La hepatitis crónica, en cambio, puede presentar elevaciones moderadas o persistentes, requiriendo seguimiento y tratamiento específico.
Enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA)
Caracterizada por acumulación de grasa en hepatocitos, esta enfermedad puede causar elevaciones leves a moderadas en ALT y AST. La relación entre ellas suele ser mayor a 1 en fases tempranas, pero puede variar según la progresión de la enfermedad.
Cirrosis y fibrosis hepática
En estadios avanzados, la función hepática se deteriora y las enzimas pueden normalizarse o mantenerse elevadas. La presencia de niveles persistentes elevados en el tiempo indica daño crónico y requiere evaluación mediante biopsia o técnicas de imagen.
Hepatotoxicidad inducida por medicamentos
Medicamentos como el paracetamol en dosis elevadas, estatinas, antimicrobianos y antibióticos específicos, pueden causar daño hepático, manifestado por elevaciones en ALT y AST. La monitorización periódica en pacientes en tratamiento con estos fármacos es esencial para prevenir complicaciones mayores.
Enfermedades no hepáticas relacionadas con ALT y AST elevadas
Enfermedad cardíaca
El infarto agudo de miocardio suele presentar un aumento marcado en AST, que, en combinación con otros marcadores cardíacos, ayuda en el diagnóstico de eventos isquémicos. La relación entre ALT y AST en estos casos puede orientar en la diferenciación entre daño hepático y cardíaco.
Lesiones musculares y rabdomiólisis
El daño en músculos esqueléticos eleva predominantemente la AST, aunque en ocasiones también puede aumentar la ALT. La presencia de dolor muscular, debilidad y elevación de creatina quinasa ayuda en la interpretación.
Enfermedades autoinmunes, como la hepatitis autoinmune
Se caracterizan por elevaciones en ALT y AST, acompañadas de otras alteraciones inmunológicas y hallazgos histológicos específicos.
Herramientas diagnósticas complementarias y seguimiento
Pruebas de imagen y biopsia hepática
La ecografía, la elastografía hepática y la resonancia magnética son útiles para evaluar la presencia de grasa, fibrosis o cirrosis. La biopsia hepática, aunque invasiva, sigue siendo el estándar de oro para determinar la extensión y la naturaleza del daño hepático, además de identificar etiologías específicas.
Seguimiento y monitoreo de los niveles de transaminasas
En pacientes con patologías hepáticas conocidas, el control periódico de ALT y AST permite evaluar la progresión de la enfermedad y la respuesta al tratamiento. La tendencia de estas enzimas, junto con otros marcadores, ayuda a ajustar las estrategias terapéuticas.
Implicaciones clínicas y recomendaciones para la práctica médica
El análisis de ALT y AST debe considerarse como parte de un enfoque integral que incluya historia clínica detallada, exploración física, pruebas complementarias y evaluación de riesgos. La interpretación de niveles elevados debe ser cuidadosa, evitando diagnósticos apresurados o tratamientos innecesarios.
Es recomendable que los profesionales de la salud tengan en cuenta los factores que pueden influir en los resultados, como la actividad física, medicación, consumo de alcohol y comorbilidades. La comunicación con el paciente, explicándole el significado de los resultados y la necesidad de un seguimiento, es esencial para un manejo efectivo.
En conclusión, las enzimas ALT y AST representan herramientas valiosas en la detección y monitorización de daño hepático, pero su utilidad clínica se maximiza cuando se interpretan en conjunto con otros datos clínicos, de laboratorio y de imagen. La plataforma Revista Completa continúa promoviendo el conocimiento actualizado y basado en evidencia para mejorar la atención médica en todo el mundo.
Referencias y estudios relevantes
- Lee, W. M. (2003). Hepatitis B virus infection. New England Journal of Medicine, 349(5), 486-497.
- Schuppan, D., & Afdhal, N. H. (2008). Liver cirrhosis. Lancet, 371(9615), 838-851.


