AC Cobra MkIII (1965-1967): La Fusión Perfecta entre la Ingenieria Británica y el Poder Americano
La historia del automóvil está marcada por modelos que han definido eras, que han revolucionado el diseño y las capacidades técnicas, y que han establecido un legado imborrable. Entre estos vehículos emblemáticos, el AC Cobra MkIII (1965-1967) ocupa un lugar destacado. Este roadster icónico no solo personifica el arte de la ingeniería británica, sino que también es un testimonio del genio innovador estadounidense, liderado por el legendario Carroll Shelby.

El nacimiento de una leyenda
En 1961, Carroll Shelby, un piloto estadounidense reconocido por su destreza en las carreras, identificó el potencial del AC Ace, un automóvil británico con un diseño atractivo y un rendimiento decente, pero sin el músculo necesario para competir con los gigantes de su época. Ford, en busca de un vehículo que pudiera vencer al Chevrolet Corvette en territorio estadounidense y enfrentarse a los desafíos europeos como Le Mans, se unió a Shelby para dar vida al Cobra.
El modelo MkIII, lanzado en 1965, representó un salto significativo en la evolución del AC Cobra. Este coche no solo consolidó el éxito de la colaboración entre AC Cars y Ford, sino que también marcó un estándar para los autos deportivos de alto rendimiento de la década de 1960.
Diseño y chasis: Donde la belleza encuentra la funcionalidad
El AC Cobra MkIII fue construido sobre un nuevo chasis que ofrecía mayor rigidez en comparación con sus predecesores. La suspensión, ahora con muelles helicoidales en lugar de las tradicionales ballestas transversales, mejoró la estabilidad y la maniobrabilidad del automóvil, haciéndolo más ágil en las pistas y en las carreteras sinuosas.
El diseño exterior recibió ajustes importantes. Los guardabarros se ensancharon para acomodar neumáticos más grandes, lo que proporcionaba no solo un mejor agarre, sino también una presencia más agresiva. Dependiendo de la versión del motor, el frente del automóvil podía equiparse con una barra de protección completa o simplemente dos «cuernos» destinados a proteger los faros. La carrocería de aluminio, ligera pero resistente, contribuyó significativamente al rendimiento del vehículo.
En la parte trasera, las luces redondas y pequeñas daban un toque minimalista y funcional, mientras que el escape rugía con una potencia que anunciaba su capacidad incluso antes de verlo en acción.
Interior: Minimalismo enfocado en la conducción
El habitáculo del Cobra MkIII era pura simplicidad funcional. Equipado con dos asientos de cubo montados a baja altura y separados por un prominente túnel de transmisión, el interior no dejaba dudas sobre su propósito: la velocidad.
El tablero, diseñado para el uso en pista, incluía cinco instrumentos analógicos y un reloj central. El tacómetro, ubicado directamente frente al conductor, ocupaba el lugar más prominente, reflejando la filosofía del vehículo: la velocidad y las revoluciones del motor son más importantes que la simple lectura del velocímetro.
Motores: El corazón de la bestia
Bajo el capó del Cobra MkIII se escondía su verdadera alma. Ford ofreció dos opciones de motorización:
- 4.7 litros V8 (280 HP): Aunque esta versión era la «menos poderosa», su rendimiento era sobresaliente. Con 280 caballos de fuerza a 5800 rpm y un torque de 314 lb-ft a 3400 rpm, este motor permitía que el Cobra superara a la mayoría de los autos deportivos de su tiempo.
- 7.0 litros V8 (AC 427): Este monstruoso motor transformó al MkIII en un cohete terrestre. Con una aceleración de 0 a 100 mph y frenado a 0 en menos de 15 segundos, este motor garantizaba una experiencia de conducción inolvidable.
Ambas versiones estaban acopladas a una transmisión manual de 4 velocidades, lo que aseguraba que cada cambio de marcha se sintiera como un vínculo directo entre el conductor y la máquina.
Rendimiento y especificaciones técnicas
El Cobra MkIII combinaba ligereza y potencia para alcanzar un rendimiento impresionante:
Especificación | Detalles |
---|---|
Velocidad máxima | 225 km/h (140 mph) |
Aceleración (0-100 km/h) | 4.7 segundos |
Peso sin carga | 916 kg (2019 lbs) |
Longitud | 3848 mm (151.5 in) |
Ancho | 1549 mm (61 in) |
Altura | 1245 mm (49 in) |
Capacidad de combustible | 68.1 L (18 galones) |
El impacto en la cultura automotriz
El AC Cobra MkIII no solo era un automóvil rápido; era un símbolo de lo que la colaboración internacional podía lograr. La combinación de la ingeniería precisa británica y el enfoque audaz de los estadounidenses dio lugar a un vehículo que definió el espíritu de los roadsters de los años 60.
En las pistas de carreras, el Cobra demostró ser un rival formidable, y en las calles, su diseño y rendimiento lo convirtieron en un objeto de deseo. Hoy en día, es un clásico codiciado por coleccionistas, y su influencia se extiende a los autos deportivos modernos que buscan replicar su equilibrio entre potencia, diseño y manejo.
Conclusión
El AC Cobra MkIII (1965-1967) es más que un automóvil; es una leyenda sobre ruedas. Representa un momento en la historia donde la innovación, la colaboración y la pasión por la velocidad se unieron para crear un ícono perdurable. Con su diseño impresionante, sus motores potentes y su legado de excelencia, el Cobra MkIII sigue siendo una obra maestra que inspira admiración y respeto en el mundo automotriz.