El absceso dental, también conocido como flemón dental, es una infección que se forma en el interior del diente y se extiende a los tejidos circundantes. Esta infección suele ser el resultado de una caries dental no tratada, una enfermedad periodontal avanzada o una lesión dental que permite la entrada de bacterias en el diente. A continuación, se detalla la información sobre las causas, los síntomas, los signos y el tratamiento del absceso dental.
Causas del absceso dental
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Caries dental: La caries es una de las causas más comunes de los abscesos dentales. Cuando una caries no se trata, las bacterias pueden penetrar en el interior del diente y llegar a la pulpa dental, donde se encuentra el tejido nervioso y vascular. Esto puede llevar a una infección.
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Enfermedad periodontal: Las infecciones de las encías, especialmente en casos avanzados, pueden causar abscesos. La enfermedad periodontal hace que las encías se separen del diente, formando bolsas que pueden llenarse de bacterias y causar una infección.
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Trauma dental: Una lesión o fractura en el diente puede permitir que las bacterias ingresen a la pulpa dental y provoquen una infección.
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Tratamientos dentales previos: Procedimientos dentales anteriores, como empastes o coronas, pueden debilitar el diente y aumentar el riesgo de abscesos si no se realizan correctamente o si el diente se vuelve a infectar.
Síntomas y signos del absceso dental
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Dolor intenso: Uno de los síntomas más comunes de un absceso dental es el dolor, que puede ser constante y severo. El dolor puede irradiarse a la mandíbula, el cuello o el oído.
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Sensibilidad dental: El diente afectado puede volverse extremadamente sensible al calor, al frío y a la presión.
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Inflamación y enrojecimiento: La zona alrededor del diente afectado puede estar inflamada, enrojecida y dolorosa al tacto.
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Fiebre: La infección puede causar fiebre y malestar general.
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Mal sabor de boca y halitosis: La acumulación de pus puede causar un mal sabor en la boca y mal aliento.
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Ganglios linfáticos inflamados: Los ganglios linfáticos del cuello y la mandíbula pueden estar inflamados y sensibles al tacto.
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Drenaje de pus: En algunos casos, el absceso puede drenar pus, lo que puede aliviar temporalmente el dolor.
Diagnóstico del absceso dental
El diagnóstico de un absceso dental generalmente se realiza a través de un examen dental. El dentista puede realizar las siguientes pruebas:
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Examen clínico: El dentista examinará el diente afectado y los tejidos circundantes para buscar signos de infección.
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Radiografías dentales: Las radiografías pueden ayudar a identificar la extensión de la infección y si ha afectado a otras estructuras dentales o huesos circundantes.
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Pruebas de sensibilidad: El dentista puede realizar pruebas de sensibilidad térmica o de presión para evaluar la respuesta del diente afectado.
Tratamiento del absceso dental
El tratamiento de un absceso dental tiene como objetivo eliminar la infección, drenar el pus y salvar el diente afectado, si es posible. Los tratamientos comunes incluyen:
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Drenaje del absceso: El dentista puede realizar una incisión en el absceso para drenar el pus y aliviar la presión. Este procedimiento se realiza bajo anestesia local.
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Tratamiento de conducto (endodoncia): Si la infección ha afectado la pulpa dental, puede ser necesario un tratamiento de conducto para eliminar el tejido infectado, limpiar y desinfectar el conducto radicular, y sellar el diente.
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Extracción dental: En casos severos, cuando el diente no puede ser salvado, puede ser necesaria la extracción del diente afectado para eliminar la fuente de infección.
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Antibióticos: Si la infección se ha extendido o si el paciente tiene un sistema inmunológico comprometido, el dentista puede recetar antibióticos para combatir la infección.
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Analgésicos: Para aliviar el dolor, se pueden recetar analgésicos. Es importante seguir las indicaciones del dentista y no automedicarse.
Prevención del absceso dental
La prevención es fundamental para evitar la aparición de abscesos dentales. Algunas medidas preventivas incluyen:
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Higiene oral adecuada: Cepillarse los dientes al menos dos veces al día con pasta dental con flúor y usar hilo dental diariamente para eliminar la placa bacteriana y los restos de comida.
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Visitas regulares al dentista: Realizar chequeos dentales y limpiezas profesionales regularmente para detectar y tratar problemas dentales antes de que se conviertan en infecciones.
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Dieta equilibrada: Evitar el consumo excesivo de alimentos y bebidas azucaradas que pueden contribuir a la formación de caries.
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Protección dental: Usar protectores bucales durante la práctica de deportes para evitar lesiones dentales.
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Tratamiento inmediato de problemas dentales: Tratar las caries, las enfermedades de las encías y las lesiones dentales de manera oportuna para prevenir complicaciones.
Complicaciones del absceso dental
Si no se trata, un absceso dental puede provocar complicaciones graves, como:
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Extensión de la infección: La infección puede propagarse a otras partes del cuerpo, incluyendo la mandíbula, el cuello y, en casos severos, puede llegar a los senos paranasales y causar sinusitis.
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Pérdida de dientes: La infección puede destruir el tejido dental y los huesos de soporte, lo que puede resultar en la pérdida del diente afectado.
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Sepsis: En casos raros, la infección puede entrar en el torrente sanguíneo y causar sepsis, una condición potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata.
Conclusión
El absceso dental es una infección seria que requiere atención dental inmediata. La prevención, a través de una buena higiene oral y visitas regulares al dentista, es clave para evitar la formación de abscesos. Si se sospecha de un absceso dental, es importante buscar atención dental rápidamente para prevenir complicaciones y conservar la salud dental.