El trastorno de ansiedad es una de las afecciones más comunes en la sociedad moderna. Afecta tanto a jóvenes como a adultos, y sus manifestaciones pueden variar desde leves preocupaciones hasta ataques de pánico graves. Las personas que sufren de ansiedad pueden experimentar sensaciones de incomodidad, nerviosismo, miedo excesivo o anticipación negativa ante situaciones cotidianas. Si tienes a alguien cercano que atraviesa por este tipo de dificultades emocionales, existen diversas formas de ofrecer apoyo efectivo y ayudarle a manejar su ansiedad de manera saludable. A continuación, exploraremos siete métodos clave que puedes utilizar para asistir a una persona que padece de ansiedad.
1. Escuchar con empatía
La escucha activa y empática es fundamental cuando alguien está experimentando ansiedad. A menudo, las personas que padecen de este trastorno solo necesitan sentirse comprendidas y escuchadas. En lugar de apresurarte a ofrecer soluciones o consejos, lo más útil puede ser simplemente estar presente y permitir que la persona exprese sus pensamientos y sentimientos. Evitar juzgar o interrumpir puede hacer una gran diferencia, ya que esto refuerza la confianza y el bienestar emocional de la persona. Mostrar que estás ahí para apoyarla sin prisa ni presión es un primer paso importante para ayudarla a lidiar con la ansiedad.
2. Fomentar técnicas de respiración profunda
Uno de los síntomas más frecuentes de la ansiedad es la hiperventilación, que puede generar una sensación de descontrol y angustia. Una de las maneras más eficaces de calmar a alguien que experimenta ansiedad es enseñarles técnicas de respiración profunda. Puedes sugerirles que realicen respiraciones lentas y profundas, inhalando por la nariz durante cuatro segundos, reteniendo el aire durante cuatro segundos y exhalando lentamente por la boca durante cuatro segundos. Este tipo de respiración ayuda a reducir la frecuencia cardíaca y a regular la respuesta del cuerpo al estrés. Practicar esta técnica varias veces puede reducir significativamente los síntomas físicos de la ansiedad.
3. Ofrecer distracción saludable
En ocasiones, las personas con ansiedad se sienten atrapadas en sus propios pensamientos, lo que puede intensificar sus miedos y preocupaciones. Una forma de ayudar a alguien en ese estado es ofrecerle una distracción saludable que los aleje de la fuente de su ansiedad. Esto puede ser tan simple como sugerirles que salgan a caminar, que realicen una actividad que les guste, como leer, pintar o escuchar música. Las distracciones positivas pueden servir para reducir los niveles de ansiedad y permitir que la persona recupere un sentido de control sobre su situación. Sin embargo, es importante asegurarse de que la actividad elegida sea algo que realmente le interese y no se sienta forzada.
4. Animar a practicar el autocuidado
El autocuidado es esencial para cualquier persona, pero para quienes sufren de ansiedad, es especialmente importante. Ayudar a una persona ansiosa a implementar rutinas que promuevan su bienestar físico y emocional puede ser un apoyo significativo. Asegúrate de alentarla a tener una rutina de sueño regular, practicar ejercicios físicos moderados como yoga o caminatas, y alimentarse de manera equilibrada. El ejercicio, en particular, tiene un efecto positivo comprobado en la reducción de los síntomas de ansiedad, ya que libera endorfinas que ayudan a mejorar el estado de ánimo. Además, el autocuidado puede incluir también técnicas de relajación, como la meditación o la toma de baños relajantes.
5. Ofrecer apoyo profesional
Si la ansiedad de la persona persiste o interfiere significativamente con su vida diaria, es crucial animarla a buscar apoyo profesional. Los terapeutas o consejeros especializados en trastornos de ansiedad pueden proporcionar herramientas y estrategias más efectivas para lidiar con los síntomas. La terapia cognitivo-conductual, por ejemplo, es ampliamente reconocida como una de las opciones más eficaces para tratar la ansiedad. Si bien ofrecer apoyo emocional es importante, es fundamental reconocer que algunos casos requieren la intervención de un profesional de salud mental para una intervención más profunda y especializada.
6. Evitar minimizar la situación
Es común que algunas personas intenten minimizar el malestar de quienes sufren de ansiedad, con frases como «No es para tanto» o «Solo relájate». Sin embargo, este tipo de comentarios puede invalidar la experiencia de la persona y hacer que se sienta incomprendida. La ansiedad no es algo que se pueda controlar fácilmente, y lo que puede parecer trivial para una persona que no lo sufre puede ser profundamente angustiante para quien lo experimenta. En lugar de restar importancia a la situación, es más útil reconocer la validez de sus emociones y ofrecer apoyo sin juicio.
7. Fomentar la práctica de la atención plena (mindfulness)
La atención plena, o mindfulness, es una técnica de meditación que se ha demostrado efectiva en la reducción de los síntomas de ansiedad. Ayudar a una persona a incorporar prácticas de mindfulness en su vida diaria puede ser una herramienta poderosa para reducir el estrés y mejorar la capacidad de manejar los pensamientos ansiosos. Puedes sugerirles que practiquen la atención plena de diversas maneras, como centrándose en la respiración, observando sus pensamientos sin juzgarlos o haciendo ejercicios de relajación guiados. La práctica constante de mindfulness puede ayudar a una persona a mantenerse presente en el momento y a reducir la tendencia a anticipar futuros catastróficos, que es común en la ansiedad.
Conclusión
Ayudar a alguien con ansiedad requiere comprensión, paciencia y apoyo. Aunque no podemos «curar» la ansiedad de inmediato, existen diversas estrategias que pueden hacer una diferencia significativa en la vida de una persona que padece este trastorno. Desde escuchar con empatía hasta alentar el autocuidado y la búsqueda de apoyo profesional, todas son formas valiosas de acompañar a alguien en su proceso de manejo de la ansiedad. Si bien es importante estar presente para quienes lo necesitan, también es esencial reconocer que la ansiedad puede ser un desafío complejo que requiere un enfoque multifacético para su tratamiento y manejo.